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Euphoria nunca fue mucho de empezar sus capítulos con recaps, sino más bien de lanzar al espectador directamente al episodio sin darle mucho contexto. En una serie en la que lo que se siente es casi más importante que lo que se entiende, empezar ofreciendo unas coordenadas de interpretación no es una buena idea.
Por eso es tan interesante que el segundo capítulo especial de la serie, centrado en Jules y gemelo temático y formal del protagonizado por Zendaya, empiece precisamente con un recap: un ojo en plano detalle que se abre ante nosotros y nos muestra algunos de los eventos más importantes de la primera temporada de la serie.
El ojo pertenece, claro está, a Jules, y ya desde el inicio de la sesión de terapia que guía el episodio nos sugiere que estamos a punto de ver una resignificación de lo que ya hemos visto, una nueva mirada sobre lo narrado hasta el momento. Mirar, en fin, es aportar un nuevo punto de vista.
Esa idealización tóxica a largo plazo que hace que la mitad de la relación exista solo en la cabeza de Jules
Así, si el episodio anterior se centraba en la posibilidad de un futuro (¿lograré algún día desengancharme? ¿lograré algún día llevar una vida funcional? ¿lograré algún día ser feliz?), Los perfectos a m*marla está más preocupado por el pasado. Jules desgrana su vida, desde la infancia hasta la adolescencia, articulando en primer lugar un discurso sobre las contradicciones de la experiencia trans (no en vano, el guion del capítulo está coescrito por Sam Levinson y Hunter Schafer) y sobre todo trabajando esa idea de la mirada que ya dominaba los primeros compases del episodio. La mirada de otros chicos, de otras chicas. La idea de Jules sobre sí misma. La mirada sobre una nueva relación romántica, y sobre aquello que Stendhal llamó la «cristalización» del ser amado: esa idealización tóxica a largo plazo que, como la misma Jules admite, hace que la mitad de la relación exista solo en su cabeza.
Son hilos de pensamiento complejos que verbalizan algunas de las tensiones a las que el personaje de Schafer se enfrentó en la primera temporada de la serie, y que sobre todo permiten reconducir lo que sabíamos de ella hasta el momento. Descubrimos aquí la relación con su madre, por ejemplo, y cómo la afectó en algunos de los momentos de la temporada en los que las acciones de Jules resultaban más confusas.
Humanizamos, así, a un personaje que ya era insoportablemente humano, en un episodio en el que la oscuridad y el cinismo que acompañan al Nate de Jacob Elordi surgen sobre todo como heridas de un trauma que tal vez esté empezando a cicatrizar.
Como ya hizo el anterior especial de Euphoria, Los perfectos a m*marla exprime el concepto de bottle episode (tradicionalmente, aquel en el que pocos actores y un solo espacio servían para ahorrar costes) para poner en el centro al personaje e insiste en recordarnos que, detrás de los fuegos artificiales, sigue siendo una de las series mejor escritas de los últimos años.