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Din Djarin (Pedro Pascal) se reencontrará con su antiguo amigo...y su maestro actual.
Nivel de spoilers: Alto
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¿De qué trata?: Se exploran nuevos misterios y Boba Fett (Temuera Morrison) descubre nueva información. En paralelo, Din Djarin (Pedro Pascal) visitará a un pequeño antiguo amigo.
Este nuevo capítulo de El libro de Boba Fett se titula ‘Del desierto llega un extraño’. Un título que bien podría referirse a Boba Fett, el protagonista de la serie –no lo olvidemos–. Pero no es así, ni rastro de Boba Fett, de hecho. Dos minutos en dos capítulos, lo cual es por lo menos preocupante. O si más no, un signo inequívoco de lo en que se está convirtiendo esta serie. Una excusa para seguir jugando y probando en el lore de Star Wars. Devolviendo personajes reconocidos e introduciendo aquellos del mundo animado que se merecen el salto al live action.
En otras palabras, este episodio confirma que la serie es, en el fondo, el patio de recreo de Jon Favreau y en especial, de Dave Filoni –que dirige el capítulo–. El señalado por George Lucas como su sucesor «espiritual» y creador del brazo animado de la saga galáctica utiliza la serie a su disposición para seguir dando forma y expandiendo el universo de Lucas de forma excelente. No nos equivoquemos, este episodio es gloria pura para los fans de Star Wars. Pero, sigo con la pregunta que lancé con el episodio anterior: ¿vale la pena «sacrificar» una serie de Boba Fett para esto? Y añado: ¿no sería mejor que está labor fuera para una serie más general? Es decir, para una saga televisiva que englobara distintos personajes y líneas argumentales. Ese podría ser el destino, por ejemplo, de The Mandalorian.
¿Debe un jedi renunciar a todo vínculo afectivo? Ahí está el tema. Y donde mejor se desenvuelve este episodio de la mano de Dave Filoni.
Y es que la trama principal de El libro de Boba Fett ya parecía escueta de entrada. Además, la evolución y estructura de la serie han conseguido hacerla aún más nimia. Su guerra por el poder del mundo criminal ha tardado tanto en desarrollarse en pequeñas cápsulas de trama –el foco principal han sido los flashbacks– que ésta ha sido arrinconada, descaradamente, para dar cabida a ese patio de recreo que, eso sí, nos ha dejado ojipláticos. El capítulo anterior nos avisó y este nuevo capítulo ya nos lo confirma. Pero como en esta vida no se puede tener todo –y si no, que se lo pregunten a Anakin Skywalker– lo que perdemos por un lado, lo ganamos por otro. Si lo ponemos en una balanza, probablemente lo que ganamos supera lo que perdemos. Así que entremos en lo más suculento del capítulo.
El retorno de (los) jedi
Tras un inicio de capítulo en el que estamos de vuelta en Tatooine y recuperamos al Marshall Cobb Vance de The Mandalorian (interpretado por el Marshall Seth Bullock deDeadwood,es decir, el gran Timothy Olyphant) viéndoselas con miembros del Sindicato Pyke, la serie vuelve al momento en el que dejó a «Mando» la semana pasada. Es decir, de camino a visitar a un «pequeño amigo». Honestamente, tenía la duda sobre si veríamos el reencuentro entre Din y Grogu en la actual El libro de Boba Fett o si se guardarían el momento para la T3 de The Mandalorian. Ya sabéis, por eso de no quemar todas las naves de una vez.
Pero la tentación de volver a explotar al adorable Baby Yoda es mayor a la cautela y la respuesta a mi duda, de hecho, tiene dos respuestas afirmativas. Sí, volvemos a ver a Grogu pero el capítulo juega todo el rato a ponernos la miel en la boca y nos niega el reencuentro entre Din y Grogu. Pero ojo, porque lo hace con una explicación y con una importante cuestión filosófica detrás. Un dilema personal que nos recuerda al que vivió Anakin y que se le plantea abiertamente al joven Grogu en el final cliffhanger del episodio: ¿Debe un jedi renunciar a todo vínculo afectivo?
En toda esta línea argumental Luke/Grogu que introduce ahora ‘El Libro de Boba Fett’ se exploran los distintos pasos del entrenamiento de Grogu.
Ahí está el tema. Y donde mejor se desenvuelve este episodio de la mano de Dave Filoni. Que la reaparición de Luke Skywalker no nos deslumbre y nos impida ver más allá. Su vuelta es el mayor evento posible para una serie así. Ya lo fue en el final de la segunda temporada de The Mandalorian y lo seguirá siendo siempre que vuelva el gran Mark Hamill a darle vida y por supuesto, siempre que, como demuestra el capítulo, la tecnología de rejuvenicimiento digital evolucione tanto como para ser así de asombrosa. Parece mentira que haya pasado tan solo un año desde esa aparición estelar. La mejora en el efecto es enorme.
El caso es que la presencia de Luke, no debería ser juzgada como mero fan service. Por mucho que lo sea –y en realidad, la deriva de los últimos dos capítulos roza la escuadra en ese sentido– tiene una razón de ser significativa. Durante buena parte del episodio, Luke y Grogu cogen el protagonismo para ir desarrollando uno de esos agujeros negros en la cronología del Canon actual de Star Wars sin desarrollar. Algo que siempre se le ha dado muy bien a Dave Filoni.
En este caso, se trata del periodo en el que Luke Skywalker funda la nueva Academia Jedi, donde enseñará a jóvenes padawan que va reclutando por la galaxia. En el planeta en el que aterriza Din vemos a droides construyendo, bajo supervisión de R2-D2, el primer edificio de la nueva Academia. Esa que años más tarde, como supimos en la trilogía-secuela reciente, destruirá el sobrino de Luke, Ben Solo alias Kylo Ren.
La decision de Grogu
La visita de Din no se desarrolla como él esperaba. Deseoso de volver a ver a Grogu y darle su recién forjada cota de malla de Beskar se encuentra con otra antigua conocida que está ahí para removerle la conciencia: Ahsoka Tano. Rosario Dawson vuelve para interpretar la versión live action del personaje creado por Dave Filoni que tendrá serie propia muy pronto. Es ella quien atiende a Din mientras Luke y Grogu están entrenando y quien advierte al mandaloriano con una pregunta que lo descompone: ¿Lo visitas por él o por ti?
Hasta qué punto hay egoísmo en el deseo de Din queda para sus pensamientos. Su instinto protector le une a Grogu pero Ahsoka le hace ver que quizás se está interponiendo en su camino. Al fin y al cabo, un Jedi no debe construir lazos afectivos tan personales. Y como le explica a «Mando», Grogu aún le echa mucho de menos y puede que verlo de nuevo para despedirse otra vez más, le trastoque demasiado emocionalmente. Aunque nos muramos de ganas de ver ese momento, Din comprende que debe dar un paso atrás, tomando una decisión que más adelante se le trasladará a Grogu.
En toda esta línea argumental Luke/Grogu que introduce ahora El Libro de Boba Fett se exploran los distintos pasos del entrenamiento de Grogu. Aunque, tal y como admite Luke, parece más un despertar de lo que ya aprendió Grogu en sus inicios en la antigua academia. Luke fuerza, en un momento, al pequeño a remememorar su pasado y volvemos a ese horrendo momento de las precuelas en el que los clones asesinan a todos los Jedi posibles.
Una figura se aproxima en el horizonte. La distancia y la refracción de la luz impiden ver con claridad quién es. Su caminar es lento pero certero y su gorro nos recuerdan al de algún vaquero de película.
En lo que es el inicio de la Nueva Academia Jedi de Luke, el ahora maestro se muestra demasiado dubitativo con Ahsoka respecto a Grogu. No sabe cómo encarar su apego emocional a Din porque, en su raíz más profunda, ese dilema es el que acabó con Anakin y con la Orden Jedi. ¿Debe su nueva Orden seguir ese mandato? O por el contrario, ¿deben ser los suyos otro tipo de Jedi?
Ese dilema parece querer dirimirse con la escena final de este episodio, en el que Luke plantea directamente dos opciones a Grogu. Si quiere vestir la cota que le ha regalado Din, deberá proseguir su camino con el mandaloriano y abandonar la senda Jedi. Sin embargo, si decide seguir con su entrenamiento, recibirá el sable láser del Maestro Yoda.
Una manipulación emocional en toda regla. Muy propia de los Jedi y que Luke lleva firmemente, con la esperanza que Grogu sea el primer estudiante de su Nueva Academia. Luke parece ahora tenerlo claro, pero la duda sobre este dilema emocional Jedi siempre le acompañará. Tendrá consecuencias terribles, como presenciamos en Los últimos Jedi y El ascenso de Skywalker. El resultado de la decisión de Grogu, eso sí, deberá esperar. Nos queda saber si será algo que veamos en el siguiente (y último) episodio de El libro de Boba Fett o en The Mandalorian o algunas de las nuevas series que están por llegar.
El extraño del desierto
Volvamos ya a Tatooine y la, en apariencia, trama principal de la serie que nos ocupa. Allí, en los dos minutos en los que aparece Boba Fett –perdonad la insistencia, pero es que suena a chiste– se sientan las bases de la estrategia para atacar al Sindicato Pyke. Boba reitera la falta de efectivos en su bando, algo que Din propone solucionar recurriendo a Cobb Vance, al que vimos al inicio, para convencer a su gente de luchar contra los Pyke. Cuanto éste recibe la visita de «Mando» no lo ve nada claro pero acepta plantearlo en asamblea con el resto de su pueblo
Cobb ya ha tenido su pequeño escarceo con los Pyke pero su gente aún ve su amenaza algo lejano, algo que no va con ellos. Din les adiverte que los Pyke aspiran a todo Tatooine y que, por lo tanto, la batalla también les incumbe. Pero como suele ser ocurrir siempre que quieras que alguien se una a tu causa, lo mejor es que ésta acabe afectándole personalmente. Y ahí surge, ahora sí, el extraño en el desierto al que se refiere el título del capítulo.
Una figura se aproxima en el horizonte. La distancia y la refracción de la luz impiden ver con claridad quién es. Su caminar lento pero certero y su gorro nos recuerdan al de algún vaquero de película. Una vez se presenta no hay duda: se trata de Cad Bane, otro de los personajes de animación de Dave Filoni que dan el salto al live action. Un cazarrecompensas mandado por los Pyke que ofrece a Cobb lo mismo que Boba para así apartarlos de la contienda. En una de esas escenas en las que Star Wars se vuelca esencialmente en el western puro y duro, este duelo frente a frente se resuelve de la única manera: el malo hiriendo al héroe y su gente, dándose cuenta que ese es tan solo el primer aviso. Llegarán más.
El rincón televiso de la saga parece ser su dominio total, el lugar en el que ir expandiendo poco a poco cada esquina del universo.
Algo que experimenta desgraciadamente Garsa Fwip (Jennifer Beals) en la siguiente escena, cuando recibe la visita de los Pyke en su local. Cuando la madame se acerca a hablar con ellos, marchan dejando tras de sí un recipiente que esconde una bomba. La escena recuerda a esa mítica de Los intocables de Eliot Ness en la que una niña recoge el maletín de Frank Nitti, pensado que se lo descuida y de pronto explota la bomba escondida en el maletín. Calcada. Y no por eso menos efectiva.
Se nos prometió que El libro de Boba Fett vendría a ser algo así como «El Padrino versión Star Wars». Pero las traiciones, los atentados y los ajustes de cuentas han brillado por su ausencia. No es esta los últimos momentos del penúltimo episodio de la serie que ésta se parece un poca a una historia de gángsters. En este sentido, puede que, para el capítulo final de la semana que viene, se ponga toda la carne en el asador y el conflicto entre Boba Fett y los Pyke explote con todas sus consecuencias. La serie se debe a sí misma un final ruidoso y espectacular para cerrar el ascenso al poder de Boba Fett, ya sin interrupciones y tantas dilataciones.
En conclusión, y parafraseando a Luke en un momento del episodio, «El alumno guía al maestro», no dejo de ver al otrora alumno Dave Filoni ejerciendo ahora de Maestro tras las enseñanzas recibidas durante su etapa bajo el ala de George Lucas. El rincón televiso de la saga parece ser su dominio total, el lugar en el que ir expandiendo poco a poco cada esquina del universo.
Sin el corsé de una trama concreta es cuando Filoni y el resto de responsables de la serie demuestran su conocimiento de Star Wars. Y en especial, una gran facilidad por revivir constantemente la franquicia mirando al pasado pero sin detenerse a admirarlo (como hizo J. J. Abrams), sino más bien utilizándolo de trampolín para mirar al futuro. Aún a riesgo de arrinconar la serie a los fans más fervientes de la saga, si los resultados son tan maximalistas como en este capítulo, la experiencia vale la pena.
Anotaciones galácticas
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Cad Bane apareció por primera vez en la serie animada Las Guerras Clon e hizo sendas apariciones en Star Wars Rebels y La Remesa Mala. Se trata del mayor y más temido cazarrecompensas de la galaxia durante las Guerras Clon. Líder del sector tras la muerte de Jango Fett y hasta que Boba Fett ascendió en el negocio. Un personje más surgido de la mente de Dave Filoni. Inspirado por el spaghetti-western, en concreto por los personajes de Lee Van Cleef en las películas de Sergio Leone y sucedáneos. Para redondear aún más su debut live action, es de nuevo el actor vocal Corey Burton quien pone la grave y amenazante voz a Cad Bane.
- El pueblo de Mos Pelgo ahora lleva el nombre de FreeTwon, pero el conflicto con los Pyke pondrá en duda esa libertad. En ese pueblo a todo fan de Deadwood le salta una lagrimilla. No solo por la presencia de Timothy Olyphant, también por la vuelta de W. Earl Brown como el tabernero. Un reencuentro de la serie western de HBO que ¿a qué esperáis para verla?
- Un Camtono como protagonista del atentado. Este recipiente fue objeto de burla durante años en el fandom de Star Wars desde que en El Imperio contraataca salió un extra corriendo con uno en sus brazos. El objeto parecía una heladera clásica (el atrezzo efectivamente lo era) y el personaje hasta tuvo su figura de acción. Con The Mandalorian este recipiente transportador recuperó la dignidad siendo usado para su uso específico para transportar créditos o lo que sea, como una bomba en este episodio.
- A través de la memoria de Grogu, volvemos a aquel fatídico momento de la cronología de Star Wars en el que Palpatine activa la orden 66, llevando al ejército Clon a asesinar a todos los Jedi. Muy pocos se salvaron. Los que lo hicieron los hemos ido recuperando en series, tanto de live action como de animación.
- Bravo por Disney cuándo contrató al youtuber que demostró que podía hacer un rejuvenecimiento digital mejor por su cuenta. Si ya lo han empleado en este capítulo, el resultado habla por sí solo.