¿El 10% de los personajes de las series son gays?
Homosexualidad y series de TV

¿El 10% de los personajes de las series son gays?

A propósito del estreno de la segunda temporada de ‘Looking’, analizamos diferentes tratamientos de la homosexualidad en las series de TV

Los relatos audiovisuales seriados, en muchas ocasiones, tienden a irse al estereotipo para una más rápida identificación con el espectador. Es comprensible, ya que la mayoría de ficciones necesitan atrapar a su público desde el primer episodio para demostrar a sus cadenas que son merecedoras del puesto que se les ha dado. Es evidente que una trama interesante es clave a la hora de fidelizar a la audiencia, pero otra gran e importante baza es la empatía que se genera con los personajes presentados. Las series tienen la ventaja sobre el cine de tener un mayor arco de crecimiento en los personajes, pues su recorrido es más grande. Por ello pueden permitirse presentar lo que a priori es un gran arquetipo con el que el espectador logra identificarse rápidamente y así lograr esta conexión que le asegura su fidelidad. Con el tiempo, el personaje ya se podrá ir desarrollando según va avanzando la trama.

«Los personajes homosexuales, a medida que fueron apareciendo un poco más, quedaban relegados a guetos en los que el heterosexual protagonista no accedía o le resultaban lejanos»

A medida que la sociedad avanza, las series avanzan con ella y tratan de reflejar el contexto de la manera más fidedigna posible. En la época contemporánea, la homosexualidad ya no es (o no debería ser) un tabú. Desde hace años, las ficciones televisivas han tratado de mostrar esta realidad con mayor o menor suerte. Al principio, la introducción de personajes gays en las series se hacía de una manera tímida y quedaba relegada a personajes episódicos y normalmente cómicos. Eran estereotipos exagerados hasta el exceso y muchas veces realmente ofensivos. Se trataba de personajes extremadamente afeminados y superficiales, generalmente asociados a profesiones artísticas o del mundo de la moda,  como por ejemplo el diseñador Hugo Lombardi de Yo soy Betty, la fea o su homónimo en la española Yo soy Bea, Richard de Castro, fotógrafo de moda. En otros casos, los personajes heterosexuales (especialmente en la comedia pero también en el género dramático) se burlaban y hacían mofa de la homosexualidad. No quiero desprestigiar a mi sitcom más adorada, pero algunas bromas de Chandler y Joey en Friends, hoy en día podrían herir la sensibilidad de más de uno. Ser gay era un insulto, un motivo de vergüenza… ¿Alguien recuerda el capítulo en el que Joey y Ross se echan siestas juntos?

Parecía ser que los directivos de las cadenas no se atrevían a dar relevancia a unas tramas que cada vez estaban más presentes en la sociedad. Los personajes homosexuales, a medida que fueron apareciendo un poco más, quedaban relegados a guetos en los que el heterosexual protagonista no accedía o le resultaban lejanos.

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El 24 de mayo del 2000, pudimos ver el primer beso gay entre dos hombres en el prime time norteamericano. Este beso tuvo lugar en el último capítulo de la tercera temporada, ‘True Love’, de la serie adolescente por antonomasia: ‘Dawson’s Creek’. Jack McPhee, después de tratar de enmascarar su sexualidad en la segunda temporada y pasarse toda la tercera sin a penas intereses amorosos, lograba por fin sacar las fuerzas para besar a Ethan ante millones de espectadores. Su resultado no fue el deseado y tuvimos que esperar para verle en una relación, hasta culminar la serie junto al policía Doug Witter, hermano del personaje de Joshua Jackson que siempre había visto como Pacey le increpaba por su refinado gusto y su amor por Barbra Streisand. El único precedente hasta esa fecha había tenido lugar en una serie de animación, Los Simpson en el capítulo ‘Simpson y Dalila’ emitido mucho antes, en 1990.

Algunas ficciones tan sólo se atrevían a mostrar la homosexualidad desde el punto de vista de la comedia, como desde una perspectiva más ligera. ‘Will and Grace’, la pareja lésbica formada por Susan y Carol en la ya mencionada Friends… Pero todo siempre muy políticamente correcto y sin pasarse de la ralla de lo que los círculos conservadores consideran decoroso y moralmente correcto.

«Series como Queer as folk, Sugar Rush, Noah’s Arc o The L Word presentaban personajes y situaciones exageradas que provocaban el rechazo del público heterosexual en su gran mayoría»

En el lado opuesto, encontramos muchas otras series que se arriesgaron a mostrar la homosexualidad desde sus entrañas, sin tapujos ni tabúes.Queer as folk, tanto en su versión inglesa como en la norteamericana, Sugar RushNoah’s ArcThe L Word. Éstas únicamente trataban comunidades homosexuales pero desde una perspectiva humana. Los conflictos que se tocaban no se hacían desde un punto de vista gay, si no que eran problemas con los que cualquier heterosexual podría haber tenido que lidiar en una serie cualquiera. Conflictos laborales, sentimentales, económicos, familiares… sin dejar de lado los de identidad sexual. Todas estas series de incuestionable calidad, muchas bajo el sello de Showtime; tenían un ‘pero’: la estereotipación de los personajes, especialmente en sus primeras temporadas. Lejos de resultar un problema para el público homosexual que veía en Brian Kinney o Shane McCutcheon iconos a los que adorar y modelos en los que convertirse; sí presentaba personajes y situaciones exageradas que provocaban el rechazo del público heterosexual en su gran mayoría. Y no hablo de las escenas de sexo que en ocasiones podían resultar muy explícitas (hecho que no critico, si no que más bien alabo por su valentía); aunque, no nos engañemos, el sexo gay sigue molestando a muchos espectadores y no sólo a los conservadores. El sexo entre dos mujeres puede resultar sexy para muchos hombres, por ponerle un eufemismo; pero el sexo entre hombres… eso sí ya es diferente.

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«El mayor problema es que fueron series sobre homosexuales concebidas únicamente para público homosexual, cosa que las convirtió en series excluyentes»

Dejando el sexo de lado, el rechazo del que hablo venía de otra parte. Y es que todos los personajes de estas series parecían sacados de un catálogo de la revista Vogue. No todos los gays o lesbianas son afeminados o tomboys como se mostraba hacía unos años; pero tampoco todos son Davids de Miguel Angel o Venus de Milo. Por tratar de normalizar la situación y quitar la imagen que se había estado mostrando hasta el momento, estas series se fueron al lado opuesto y se acabaron convirtiendo en algo inverosímil. Por allá donde pasaban Brian, Justin, Shane, Jenny y compañía, lograban seducir a cualquier persona. Kinney, con tan sólo una mirada, podía llevarse al baño a cualquier hombre que desease y en cualquier situación, por extravagante que resultase. Y esta no es la realidad. Los homosexuales, al contrario de lo que mucha gente pueda pensar, no van por la calle tratando de convertir a nadie ni seduciendo a todo lo que se mueva. Bajo mi punto de vista, estas series, aunque sí trataba de normalizar con tramas muy reales, tenían muchas otras que opacaban esta realidad y acababan cayendo en la promiscuidad y exageración bajo la que muchos heterosexuales se escudan para lanzar sus críticas y hacer valer su homofobia. Y es que, enlazando con lo que hablábamos al principio sobre los estereotipos, Queer as Folk o The L Word abusaron de los estereotipos durante demasiado tiempo. Es cierto que en sus temporadas finales se alejaron de ellos, pero quizás ya fue demasiado tarde para el posible público heterosexual que hubiese aguantado hasta el momento. Su mayor problema fue que fueron series sobre homosexuales concebidas únicamente para público homosexual, cosa que las convirtió en series excluyentes.

Y es que todas estas divisiones se acaban generando desde el interior de la propia comunidad. Las series exclusivamente para público homosexual acaban convirtiéndose en elementos de exclusión que chocan directamente con toda la lucha por la igualdad que tiene lugar en nuestro contexto real.

«Uno de los personajes homosexuales mejor introducidos en una ficción seriada sea el de David Fisher en Six feet under»

Muchas otras series protagonizadas por personajes heterosexuales, incluyen protagónicos homosexuales sin darle mayor relevancia de la que tendría cualquier otro personaje. Y es que darle a un personaje gay una relevancia mayor por el simple hecho de ser gay es excluyente. Seguramente, uno de los personajes homosexuales mejor introducidos en una ficción seriada sea el de David Fisher en ‘Six feet under’. Su personaje, alejado del estereotipo y basado en una complejidad emocional extrema; formaba parte de un todo. Dentro del núcleo familiar, David tenía sus conflictos, algunos relacionados con su sexualidad, muchos otros no. La anatomía de un personaje tan complejo y tan bien escrito, nos hacía olvidarnos por completo de su condición sexual. No nos importaba con quién se iba a la cama. Todo el público, fuera cual fuese su condición, vivía y sentía con David. Buffy, the vampire slayer también fue una gran pionera a finales de los 90, con la relación de Willow y Tara. La serie de Joss Whedon introdujo esta relación lésbica en un relato seriado de ciencia ficción de una manera cotidiana dentro de lo mágico de la propia trama.

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En las series actuales, podemos tomar como ejemplo un muy buen elemento normalizador como es la pareja de Grey’s Anatomy formada por Arizona y Callie. Esta relación de pareja es tratada narrativamente de la misma manera que cualquier otra pareja de la serie. No hay grandes misterios ni revuelos alrededor de ellas, más que la propia relación en si misma. Porque no hay que sorprenderse ni hacer grandes aspavientos porque nos encontremos con un personaje homosexual, si no que hay que introducirlo como cualquier otro, porque así es nuestra realidad. Y Shonda Rhimes lo logra muy bien en sus series porque, a parte de estas dos doctoras, podemos encontrar al mismo asistente del presidente de los Estados Unidos en Scandal, o al estudiante Connor en la nueva How to get away with murder. Series como la aclamada Orange is the new black de Netflix, tratan la homosexualidad desde lo cotidiano. Aunque aparecen varios personajes homosexuales, no se hace mayor hincapié en este aspecto, si no que sus conflictos son tratados con total ‘normalidad’. Y podemos decir que el panorama actual pinta bien, pues a parte de éstas y otra gran apuesta de HBO de la que un poco más adelante hablaremos, Looking; contamos también con la brillante Transparent de Amazon, que nos muestra múltiples realidades sexuales desde un punto de vista humano y tremendamente real.

Pero, a pesar de que cada vez se introducen los personajes menos tímidamente, sigue existiendo cierto tabú, pues la proporción de personajes homosexuales sigue siendo mucho menor en las series. De los 48 supervivientes del Oceanic 815 de Lost, no encontramos a un solo personaje gay. El único que nos encontramos a lo largo de sus seis temporadas es a Mr Smiley, que sólo logra vivir su vida (escondida) en sus esporádicas salidas de la isla. Todavía se sigue mostrando el ‘estilo de vida homosexual’ (no entiendo muy bien eso de estilo, porque no creo que haya un único estilo de vida heterosexual, pero en fin…) como algo que hay que esconder o de lo que avergonzarse. Alrededor del 10% de la población mundial es homosexual, ¿dónde está este porcentaje en nuestra televisión?

Y puede que las cadenas tengan miedo. Y, en cierta parte, no las culpo. Durante el verano de 2012, la nueva apuesta de NBC por aquel entonces junto a Ryan MurphyThe New Normal, tuvo que enfrentarse a un sinfín de críticas por numerosos colectivos conservadores y declarados como anti gays. La organización One Million Moms, entre otros, ha atacado repetidamente a la serie alegando que la consideran inapropiada debido a su contenido homosexual emitido en horario familiar. La misma organización actualmente se jacta de la no renovación de la serie para una segunda temporada y afirman que fue cancelada debido a ‘su persistencia’. A estos grupos que supuestamente hacen apología de los valores morales, se le sumaban representantes de KSL-TV, la filial de NBC en Utah. Jeff Simpsons, uno de los dueños de esta filial anunció que no emitirían la serie por que tenía contenido ‘rudo y ofensivo’, con escenas ‘demasiado explícitas’ y ‘personajes ofensivos’. Lo cierto es que The New Normal no fue la revelación de la temporada pasada y su audiencia cayó en picado. Aunque debutó con un 2.5 de rating en los adultos de entre 18 y 45 años y unos demográficos de 6.88 millones de espectadores, su rating cayó hasta el 1.4 y unos 3.39 en demográficos. No obstante, si algunas de estas ‘moms’ o el señor Simpson se hubiesen preocupado por ver alguno de los episodios de esta serie, se hubiesen dado cuenta de que se trataba de una comedia especialmente ligera que no contenía ningún tipo de ‘escenas explícitas’ ni ‘personajes ofensivos’, si no que reflejaba conflictos personales desde el punto de vista cómico como los de cualquier sitcom de hoy en día.

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Pero todavía tenemos un caso mucho más reciente de discriminación sexual en la televisión norteamericana. En octubre de 2014, sin ir más lejos, la serie de animación juvenil de Cartoon Network Clarence, censuró el beso gay entre dos de sus personajes y lo sustituyó por un beso en la mejilla. Los propios productores creyeron que esta escena (en la que originalmente uno de los personajes llevaba flores y se saludaba con un beso en la boca) era poco apropiada y el escritor Spencer Rothbell tuvo que cambiarla para que le diesen luz verde. Es una verdadera lástima que todavía siga existiendo este tipo de censura a día de hoy y no se logre retratar lo que es una realidad para los niños y jóvenes. Si crecen con tabúes, no es difícil pensar que seguirán con tabúes cuando crezcan.

Pero pasemos a una noticia mucho más alentadora. El 11 de enero se estrenó la segunda temporada de Looking. Para quiénes no lo sepan, esta serie de HBO que estrenó su primera temporada en enero de 2014 trata sobre un grupo de amigos homosexuales que residen en San Francisco.

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«En Looking, aunque los tres protagonistas de la serie sean gays, cualquier persona puede verse identificada con los conflictos y sentimientos que ellos tienen que vivir»

Puede que algunos sientan que estoy exagerando pero, Looking es de las series más reales y humanas que he visto en mucho tiempo. Y no hablo de la realidad homosexual, sino de la realidad humana. Aunque los tres protagonistas de la serie sean gays, cualquier persona puede verse identificada con los conflictos y sentimientos que ellos tienen que vivir. Looking es una serie protagonizada por homosexuales pero destinada a todo tipo de públicos. No es para nada excluyente y cualquier espectador puede verse reflejado en estos tres chicos. El estereotipo del que hablábamos se lleva hacia otro lado y se modifica desde lo que nos hace humanos, desde aquello con lo que todos podemos empatizar. Combina en dosis perfectas el drama y la comedia, presentando un producto balanceado y digno de los paladares de los bingers más selectos.

No obstante, aunque la serie debería ser vista así, no todo el público la verá así. Seguirá habiendo gente que diga que la serie está hecha para público homosexual porque sus escenas de sexo tienen como protagonistas a dos hombres (o SPOILER ALERT, a veces tres) y tratan problemas con los que ellos se enfrentan en la cama. Pero, ¿a caso el público homosexual no ha visto un millón de veces cómo personajes heterosexuales se enfrentan a sus conflictos sexuales? ¿Por qué el público heterosexual, de una vez por todas, no puede encarar con la misma cotidianidad los problemas de una pareja formada por personas del mismo sexo? No todo en Looking es gay, ni todos los conflictos son gays. Simplemente, sus tres protagonistas son homosexuales. Pero esto no debería definir a la serie. ¿Serie gay? ¿Alguien define Breaking Bad como serie heterosexual? ¿O The Sopranos? No, por supuesto que no. Las definimos por otros tantos y múltiples atributos que hacen de ellas series de culto, no por la sexualidad de sus protagonistas. Y así debería pasar con Looking y no etiquetarla en base a unos prejuicios que, la verdad, en el siglo XXI ya empiezan a rallar.

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Looking ha sido especialmente bien recibida por la crítica. No obstante, no escapa de las etiquetas de ‘serie gay’ o LGTB. De hecho, parte de los críticos y el público la catalogan como la versión gay de GirlsSex and the city. Desde mi punto de vista, el tono de la nueva serie de HBO puede acercarse al nuevo y recurrente tono indie que tan en auge han puesto series como la mencionada Girls, pero en nada se asemeja a la ya veterana serie de Sarah Jessica Parker. Estaría muy pero que muy bien que nos arrancásemos los prejuicios de nuestras cabezas y dejásemos de etiquetar tan banalmente. Quizás nos estamos perdiendo grandes productos por pensar que no somos el público objetivo o que va destinada a un grupo concreto.

Para finalizar, retomaremos la pregunta que da título a este artículo y me aventuraré a dar una respuesta, basada en percepciones (porque no, no me he parado a sacar un porcentaje real): no, el 10% de los personajes de las series no soy gays. Game of Thrones, True Blood, Orphan Black, Downton Abbey… están tratando de ayudar a balancear ese porcentaje. Pero, y aunque estemos ante un panorama prometedor en cuanto a ficciones se trata (siempre dejando de lado estos todavía molestos colectivos conservadores a.k.a. One Million Moms y compañía); todavía nos queda un largo trecho por recorrer. Ese 10% de la población mundial homosexual, todavía no se traslada a las series de manera proporcional. Pero seamos optimistas: estamos en el camino adecuado.

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