Crítica de 'DMZ' (2022): La Gran Manzana se pudre
'DMZ'

La Gran Manzana se pudre

Ava DuVernay adapta la icónica obra nacida tras los atentados del 11-S, acercándonos a una realidad sobre qué significa malvivir en un territorio de guerra acordonado por fuerzas enemigas.

Alma Ortega (Rosario Dawson) en 'DMZ' / HBO Max

Se estrena en HBO Max DMZ, el penúltimo intento de rentabilizar en formato televisivo el rico universo de Vertigo, el sello de cómics para lectores adultos de DC Comics que reinó en los noventas y la primera década del siglo XXI. Tras la cancelación de Y, el último hombre, de FX, y la esperada The Sandman, de Netflix, Warner apuesta por la paranoia post-11S creada por Brian Wood y Riccardo Burchielli en 2005.

«No tengo ni idea de lo que es estar en una guerra, pero sí sé (todos sabemos) lo que es ver una guerra en la tele… cualquiera puede ver una guerra las 24 horas del día». Con estas palabras, el guionista americano Brian Wood (Essex Junction, Vermont, 1972) comenzaba el prólogo de uno de sus cómics más recordados por el lector de tebeos, DMZ. Unas palabras que adquieren una triste relevancia hoy en día mientras nos levantamos y nos acostamos con noticias e imágenes aterradoras de la invasión de Ucrania por tropas rusas.

Uno pensaría que Warner habría acertado completamente al adaptar en 2022 una obra que nació tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, acercándonos a una realidad sobre qué significa malvivir en un territorio de guerra acordonado por fuerzas enemigas en propio suelo norteamericano. Algo que ilustró muy bien en pantalla grande películas como Estado de sitio (1998) de Edward Zwick, pero nada más alejado de la realidad.

El DMZ creado por el showrunner Roberto Patino (Hijos de la anarquía y Westworld) y la aclamada cineasta Ava DuVernay (Así nos ven) tiene poco que ver con la guerra que el guionista Brian Wood y el dibujante italiano Riccardo Burchielli (Peccioli, 1075) desarrollaron en el sello Vertigo a lo largo de 72 números entre 2005 y 2012.

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«DMZ es mi historia sobre una guerra vista a través de nuestros ojos. Nuestro doble es Matty Roth, un estudiante de Long Island que, sin darse cuenta de dónde se ha metido, consigue una plaza como ayudante de un famoso periodista en el corazón de la Zona Desmilitarizada, alias Manhattan. Matty ve una faceta de la guerra que pocos pueden ver: la vida civil en el frente. Esta guerra ha durado demasiados años, y la mayoría de la gente ha vuelto a una especie de rutina diaria, mientras la lucha continúa literalmente sobre sus cabezas. De eso trata DMZ: de la gente«.

Así presentaba Brian Wood su cómic en 2005. Tras lo atentados del 11-S y la crisis posterior se producía una nueva guerra civil en Estados Unidos enfrentado al ejercito de los Estados Libres contra el gobierno federal de los Estados Unidos de América. Desde la secesión de Montana, la lucha se concentró en el norte, en las grandes ciudades. Cuando el Ejercito Libre tomó Nueva Jersey, se pactó un alto el fuego para evacuar la isla de Manhattan y convertirla en una DMZ, una zona desmilitarizada. Pero la evacuación acabó muy mal y la gente pobre se quedó abandonada en una tierra de nadie sin infraestructuras básicas como el gas, agua o electricidad, a merced de los francotiradores de ambos ejércitos apostados en ambos lados de los ríos Hudson y East.

Patino y DuVernay deciden prescindir del personaje principal para centrarse en Alma Ortega

Patino ha alejado su DMZ de la crisis post-11S y del tratamiento de reportaje de guerra que Wood y Burchielli imprimieron en su colección para acercarse a la otra gran preocupación de los autores en su cómic: ¿Qué pasa con la gente que tiene que sobrevivir en una zona de guerra? Patino y DuVernay deciden prescindir del personaje principal para centrarse en Alma Ortega, interpretada con fuerza por Rosario Dawson, una enfermera que huyó de Manhattan ocho años atrás, perdiendo a su hijo adolescente durante la evacuación. Sobrevive en la zona de los Estados Unidos atendiendo a inmigrantes de la DMZ de Manhattan y de los Estados Libres en una escena que recuerda bastante al caos migratorio provocado por el gobierno de Donald Trump.

El objetivo de Alma es colarse en la Gran Manzana y encontrar alguna información sobre su hijo. Por el camino se encontrará con su exnovio Parco Delgado, (Benjamin Bratt), el popular y letal líder de la banda del Harlem latino, y su amigo Wilson (Hoon Lee), señor de la guerra arrogante de Chinatown, quien ha prosperado desde sus días de guardaespaldas.

El objetivo de Alma es colarse en la Gran Manzana y encontrar alguna información sobre su hijo

Alma Ortega comparte mucho con el otro gran protagonista del cómic de Vertigo, la paramédico Zee Hernández, una estudiante de medicina que se quedó en la isla para atender a los cientos de miles de habitantes sin recursos que quedaron abandonados por su gobierno. Alma también comparte algo de Matty Roth, el aprendiz de periodista que se encuentra de golpe en medio de una guerra y tiene que sobrevivir con pocos medios.

Patino ha mezclado un poco de cada uno de los dos personajes dándole un cariz mucho más dramático: la búsqueda de una madre por su hijo. Algo a lo que están más que acostumbrados los fans de series como Westworld o Hijos de la anarquía. De hecho, con esta última comparte bastante el tono, al reducir la guerra del cómic original a una simple serie de gánsteres con diferentes facciones luchando entre sí por cada metro cuadrado de territorio. Tanto Parco Delgado como Wilson salen en el cómic original como líderes de sus respectivas zonas de control.

La directora de ‘Selma’ solo se encarga del primer episodio, cediéndole los tres restantes al veterano Ernest R. Dickerson

Pero en el cómic, Delgado es más un Hugo Chávez populista que se convierte en el gobernador de la DMZ. Wilson, al contrario, es un viejo inmigrante chino que fue un asesino a sueldo en su juventud. Ahora es un viejo respetado en su barrio de Chinatown. Con estos cambios, Patino se acerca más a la distopía de John Carpenter en 1997: Rescate en Nueva York (1981) que al cómic original, al que ha despojado completamente de su corpus bélico y periodístico. Ese leitmotiv mafioso adquiere momentos ridículos en una fiesta de los reyes latinos de Harlem donde suena el «Malamente» de Rosalía a todo trapo. Como veis, Patino no es capaz de rehuir los estereotipos.

Mientras Alma se enfrenta a Delgado y Wilson por el control de la Zona Desmilitarizada en busca de su hijo, Patino explora a otros personajes que sobreviven en Manhattan. Como los jóvenes Nico (Venus Ariel) y Odi Peerlis (Jordan Preston Cartes). La primera es una carroñera malhablada que busca comida y objetos para trueque en los cientos de apartamentos abandonados de la isla. Su amigo Peerlis se convierte en uno de los secundarios más importantes de DMZ gracias al alma de su abuelo (Henry G. Sanders) que le acompaña y le aconseja en cada momento.

Otro personaje secundario que malvive en la isla es el vagabundo Marcel (Keith Douglas), quien ha recogido algunas obras de arte olvidadas en la ciudad y las cuida con amor en su tienda de campaña. El problema es que estos personajes secundarios parecen brillar más que los principales, sobre todo que los dos jóvenes protagonizados por Freddy Miyares y Adelina Santana, cuya espontánea y extraña historia de amor ralentiza gran parte de la trama principal.

‘DMZ’ se estrena en HBO Max el 18 de marzo.

Si DMZ hubiera sido una miniserie de cuatro capítulos dirigida completamente por Ava DuVernay quizá estaríamos ante un producto bastante más diferente del que tenemos actualmente. Lo triste es que la directora de Selma solo se encarga del primer episodio, cediéndole los tres restantes al veterano Ernest R Dickerson. Curtido como director de fotografía de las primeras películas de Spike Lee (Nola Darling y Haz lo que debas), Dickerson abandonó una prometedora carrera cinematográfica con títulos como Juice (1992) o Fe ciega (1998) para centrarse en la pequeña pantalla.

Aunque haya pasado por grandes series como ‘The Wire, Dexter, Treme, The Walking Dead, Bosch, Raised by WolvesHouse of Cards, hace tiempo que su estilo abandonó la frescura noventera que desarrolló junto a Spike Lee malacostumbrándose a un continúo vaivén de diálogos de plano/contraplano, algo que se hace tristemente evidente en la gran escena de acción del tercer episodio, rodada sin ningún mimo ni pericia.

Solo el gamberrismo todoterreno de ‘Preacher’ parece haberse ganado un hueco en el espectador fan de los cómics

Esperemos que The Sandman vuelva a dar brillo al excelente mundo del noveno arte de Vertigo, un sello imprescindible para la historia americana reciente del cómic que ha visto como sus creaciones se han ido perdiendo en reinterpretaciones sin alma como Lucifer, IZombie, La Cosa del Pantano, Constantine o Y, el último hombre.

Solo el gamberrismo todoterreno de Preacher o la solidez ambiental de Sweet Tooth parecen haberse ganado un hueco en el espectador fan de los cómics de la antigua editorial de Karen Berger y casa de artistas como Grant Morrison, Brian Azzarello, Jaime Delano, Peter Milligan, Neil Gaiman, Garth Ennis, Warren Ellis, Matt Wagner, Duncan Fegredo, Chris Bachalo, Dave McKean, Bill Willingham, Mark Buckingham, Steve Dillon, Mike Carey, Eduardo Risso, Pia Guerra, Brian K. Vaughan, Peter Gross, Darik Robertson y, también, Brian Wood y Riccardo Burchielli, creadores de DMZ.

En España puedes encontrar los cómics de Vertigo y de esta serie publicados por ECC Editorial.

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