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Tradicionalmente, Hollywood ha tenido problemas en adaptar al cine los videojuegos de más éxito. Desde las primeras películas de Final Fantasy, Street Fighter o Super Mario Bros a aquella Assassin’s Creed con Michael Fassbender, casi puede decirse que solo Tomb Raider, con Angelina Jolie, y la saga de Resident Evil pudieron considerarse éxitos. Las películas no terminaban de transmitir lo que hacía que el videojuego funcionara y, por otro lado, tampoco resultaban interesantes en sí mismas, pero eso no iba a impedir que Hollywood siguiera intentándolo. Lo único que ocurrió es que fue la televisión quien tomó el relevo y, con ella, creadores que habían pasado ingentes horas de su tiempo libre sumergidos en los videojuegos. Fallout
Así es como llegamos a adaptaciones como la animada Arcane (de League of Legends), la muy elogiada The last of us y la que Prime Video estrena ahora, Fallout, que quiere seguir la estela de la serie de HBO y ser considerada como una de las mejores adaptaciones de un videojuego, en el sentido de capturar la misma sensación que los jugadores tienen cuando se enfrentan a él. Es lo que sus dos productores ejecutivos, Jonathan Nolan y Lisa Joy, han afirmado siempre que se les ha preguntado por el proyecto, especialmente él, que ya reconoció con Westworld que su experiencia con juegos de mundo abierto había sido muy importante para el desarrollo de aquella serie.
¿Qué son esos juegos? Los que te permiten explorarlos a tu ritmo. Puedes elegir el personaje que quieras y, aunque tienes una misión que cumplir, puedes tomar los desvíos que te parezcan más entretenidos. Evidentemente, trasladar un juego así a un formato en el que hace falta cierta estructura narrativa y donde el tiempo está bastante más restringido entraña sus dificultades, y la propia Fallout es muy consciente de ello. Sin embargo, también quiere trasladar al espectador esa sensación de estar en un mundo enorme que reserva sorpresas en cada nuevo lugar que visitemos.
De qué va ‘Fallout’
Los creadores de la ficción son, realmente, Geneva Robertson-Dworet y Graham Wagner, que optan por contar las historias de tres personajes que se mueven en paralelo (y cuyos destinos, por supuesto, se cruzan) y que representan distintas partes de ese universo. Para empezar, nos encontramos 200 años después del tan temido holocausto nuclear para el que se preparaban los estadounidenses en los años 50.
De hecho, lo que queda del país está atascado en esa década (la moneda de cambio son chapas de Nuka Cola). Una parte de los supervivientes se fueron bajo tierra, a unos refugios en los que viven pacíficamente manteniendo aquel idealizado estilo de vida norteamericano. De allí procede Lucy (Ella Purnell) que, por circunstancias que no vamos a detallar, se ve obligada a subir a la superficie. Por supuesto, esta es un páramo arrasado por las bombas (el Yermo), pero allí también vive gente, de una manera más brutal de la que Lucy está acostumbrada.
‘Fallout’ es una ficción postapocalíptica, pero este postapocalipsis no es deprimente, ni intenso, ni tan serio; todo se ve con distancia y sentido del humor
En la superficie conocemos, por otro lado, a Maximus (Aaron Moten), joven soldado que está preparándose para formar parte de la Hermandad del Acero, de quienes, al principio, desconocemos cuál es su rol en todo esto. Y la tercera pata es el Ghoul (Walton Goggins), un cazarrecompensas no muerto. Todos ellos tienen un objetivo común, relacionado con un misterioso hombre a quien da vida Michael Emerson, que se reúne con Nolan de nuevo tras Person of interest. Entrar en más detalles sería estropear la gracia de ir descubriendo por nosotros mismos qué motivaciones mueven a los personajes, qué pretenden y qué caminos se abren ante ellos. Algunos son más ingenuos de lo que creen y otros están de vuelta de todo, pero todos tendrán que adaptarse a lo que el Yermo les presente.
Eso pueden ser personajes excéntricos, bestias mutadas por la radiación, lugares en los que cualquier cosa puede pasar y bandas de asaltantes que viven a salto de mata (o es lo que parece). Fallout tiene muchas veces el aire de un spaghetti western en el que la moralidad brilla por su ausencia y donde una habitante del refugio como Lucy va a tener que aprender deprisa a valerse por sí misma. Lo hará porque, además, ella representa a la perfección el tono de la serie: es la clásica chica que ha vivido siempre protegida, que cree que la vida se rige por unas normas concretas y que se enfrenta al mundo con optimismo, pero ese mismo optimismo hace que esté dispuesta a acometer ciertas tareas que le resultarían impensables en el refugio.
La diversión del postapocalipsis
Esa personalidad de Lucy, que es un cliché de cómo se pensaba en los 50 que era el estadounidense modélico, ya permite darnos cuenta enseguida de que Fallout podrá ser una ficción postapocalíptica, pero este postapocalipsis no es deprimente, ni intenso, ni tan serio como, mismamente, The last of us o todas las series derivadas de The Walking Dead. Todo se ve con distancia y sentido del humor. Por supuesto, este es tirando a cafre, lo que la emparenta con el gran éxito de Prime Video hasta ahora, The Boys, incluso en su gusto por las vísceras y la sangre.
‘Fallout’ tiene todas las papeletas para atraer al público que se lo pasa en grande con ‘The Boys’ y al que quiere ver historias diferentes
La elección de canciones sigue ese mismo camino (el primer episodio se cierra con Crawl out through the fallout, de Sheldon Allman); son todo temas que podrían haber escuchado aquellos norteamericanos de los 50 cuando vieron aparecer los hongos nucleares en sus ciudades, y el contraste con las imágenes establece ya un primer toque de humor, que se mantiene en la manera en la que Lucy se mueve por el Yermo y en cómo habla el Ghoul que, al estar interpretado por Goggins, puede recordar en ocasiones a una versión resucitada de Boyd Crowder, de Justified.
Ese sentido de la diversión es una de las características que suelen destacarse del juego original, que ha tenido ocho secuelas y spin-off, y está claro que puede ser también uno de los aspectos que separe más rápidamente a la serie. Eso y su esfuerzo por crear un mundo que de verdad dé la sensación de abarcar mucho más de lo que vemos en pantalla. Era algo que Nolan y Joy consiguieron en Westworld y se traslada a su siguiente producción para Amazon después de la cancelada The Peripheral, que también presentaba algo parecido a un mundo asumiendo las consecuencias de un apocalipsis, pero de otra manera.
Fallout tiene todas las papeletas para atraer al público que se lo pasa en grande con The Boys y al que quiere ver historias diferentes. Parece que la televisión por fin ha encontrado la manera de adaptar los videojuegos a la pantalla sin perder su esencia.