‘Sunny’: una disfrutona mezcla de géneros de A24 y Apple TV+
Crítica de la serie (Apple TV+)

‘Sunny’: una disfrutona mezcla de géneros típica de A24 y Apple TV+

La serie con Rashida Jones solo puede encajar en la plataforma de streaming de la manzana, que la estrena hoy. Hay robots, yakuza, el Japón más cotidiano y, a la vez, cinematográfico y algunos detalles que harán echar de menos ‘Separación’.

Bienvenido al mundo futurista de 'Sunny', el nuevo estreno de Apple TV+

Algunas compañías se han labrado una imagen propia de tal manera, que solo con la mención de su nombre ya puedes hacerte una idea de lo que te vas a encontrar. A24 es sinónimo de historias diferentes, contadas con cuidado en lo visual y, generalmente, con un tono especial. Películas como La bruja, Ex Machina, A ghost story, Midsommar, The Florida Project, la trilogía iniciada con X, las recientes Sangre en los labios y Civil War o la más exitosa hasta el momento, Todo a la vez en todas partes (con Oscar a la mejor película incluido), han convertido a la productora en un activo por sí misma. Si se describe una película como “es muy A24”, todo aficionado al cine sabrá a qué se refiere, tanto en lo bueno como en lo malo. Sunny

La productora lleva también ya un tiempo metida en el terreno de las series de televisión. Suyas son Bronca, Irma Vep, Ramy o Euphoria, y aunque ha producido para HBO, Netflix, NBC o Starz, donde su estilo parece encajar mejor es en Apple TV+, que tiene cierta querencia por títulos que escapan de los confines de lo que deberían ser. Después de la sorprendente mezcla de géneros de Sugar, la plataforma se anima con otra ficción de episodios de media hora que alterna entre la comedia negra, el misterio, el drama por la pérdida de un ser querido y hasta el thriller de mafiosos.

Todos sus ingredientes, además de la sensibilidad cómica aportada por su protagonista, convierten a ‘Sunny’ en uno de los estrenos más particulares del verano

La serie con esa receta improbable se titula Sunny y se estrena hoy. Su punto de partida, a priori, es sencillo: Suzie es una estadounidense viviendo en Japón, en Kyoto, que recibe la noticia de que se ha estrellado el avión en el que viajaban su marido y su hijo. La empresa tecnológica de su esposo le envía un robot doméstico para que la ayude a superar el duelo, pero a Suzie no le gustan esas máquinas y, además, no entiende por qué le dicen que su marido diseñó el robot si él se dedicaba a fabricar neveras.

A partir de ahí, Suzie se adentra en un mundo que le resultaba totalmente ajeno al buscar desesperadamente respuestas; si comprende quién era realmente su marido, tal vez podrá también prepararse para hacer frente a toda la gente que, de repente, se interesa enormemente por ella. Eso pasa por llevarse mejor con su suegra, obsesionada con seguir las tradiciones, y que quizá sabe más de lo que parece.

Sunny

Suzie (Rashida Jones) y su peculiar amigo robot, Sunny.

De ‘Separación’ a la yakuza Sunny

Sunny adapta un libro de Colin O’Sullivan. La encargada de hacerlo es Katie Robbins (The Affair), que decide seguir el mismo camino que su protagonista, una occidental en Japón que está tanto fuera de su cultura (lleva un traductor portátil en la oreja porque no habla japonés) como dentro por su matrimonio con Masa. Su casa, mezcla de lo tradicional y lo moderno, es una buena medida de la propia serie, que oscila entre Black Mirror y una película japonesa de la yakuza de los 60.

Esos saltos en tono pueden confundir, más cuando, cada vez que Sunny visita la empresa que fabrica los robots, da la sensación de que estamos en Separación, sobre todo por el diseño de sus espacios. Todos esos ingredientes, más la sensibilidad cómica aportada por su protagonista, Rashida Jones, convierten a la serie en uno de los estrenos más particulares del verano, en parte porque está presidida también por el propósito de pasar un buen rato viendo sus capítulos.

La ficción ya merece la pena solo por comprobar cómo evoluciona la dinámica entre robot y propietaria, un clásico del género.

El arranque de la historia es muy dramático, sí, pero su desarrollo no lo es. La introducción de esa pata en los bajos fondos, por ejemplo, se hace sin perder de vista la diversión y hasta cierta socarronería a veces. Y la relación entre Suzie y Sunny también se mueve por esos parámetros. Empieza con la primera recelosa de ese robot doméstico que parece salido de un anime de los monos y adorables, pero los esfuerzos de Sunny por congraciarse con su propietaria y ayudarla acaban surtiendo efecto. A través de esa relación, Suzie conoce igualmente el lado oscuro de estos robots, uno que resultará familiar a quienes vieran en su momento series como la sueca Real humans y sus remakes. Porque la serie va mucho más allá de lo que parece con su sinopsis, ya que todo lo que Suzie creía saber está, en realidad, envuelto en el misterio.

Sunny

Sunny está disponible en Apple TV+.

De todos modos, aunque Sunny juegue a veces con la autoconsciencia y los guiños a su público, hay un par de cosas que sí se toma en serio. Una es el anclaje del componente de ciencia ficción en un Japón mundano y, a la vez, exótico, tal y como se lo parece a Suzie, un lugar de modernidad, tradiciones y un lado menos agradable que se traduce en comportamientos puramente nipones.

La otra es la ya comentada relación de Suzie con su robot y, especialmente, lo difícil que es para ella asumir la pérdida de su marido y su hijo. Sunny le ofrece una conexión con Masa, aunque sea con esa faceta desconocida y misteriosa, y logra desarrollar una personalidad propia entre las expresiones de su cara-pantalla y la interpretación vocal de Joanna Sotomura. La ficción ya merece la pena solo por comprobar cómo evoluciona la dinámica entre robot y propietaria, un clásico del género.

Además, el reparto está compuesto por actores veteranos. Aparte de Rashida Jones, encontramos a Hidetoshi Nishijima como Masa (conocido fuera de Japón por Drive my car), la actriz, cantante y presentadora You, Judy Ongg como la suegra y la cantante Annie the Clumsy. Todos ellos componen esa mezcla entre comedia dramática de humor negro, historia de mafiosos y misterio que termina funcionando bastante mejor de lo que parece a simple vista, y que se sostiene sobre la dualidad presente en la vida de Suzie no solo por su condición de occidental en Japón, sino también por la diferencia entre sus recuerdos y la imagen que tenía de su familia y la realidad.

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