Los Vigilantes de la Playa: breve guía para el verano
Estamos preparados para el verano

Breve guía del buen vigilante de la playa

“Yo estoy hasta los huevos de tirarme al agua ya, que está helada”. De este modo habla Joaquín Reyes sobre 'Los Vigilantes de la Playa' en 'La Hora Chanante'. Desconozco si esa era la opinión del Hasselhoff real, pero si sé que 'Baywatch' es un tótem de los noventa y que ya tardábamos en hacerle un hueco. Al agua, patos.
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Manga corta, gafas de sol, gorra para atrás, sonrisa estúpida, The Bucket de Kings Of Leon sonando por los auriculares y yo andando por la calle como si fuera el protagonista del nuevo anuncio de cierta marca de cerveza ultracool. Esta sonrojante liturgia se repite cada año y es para mí el pistoletazo de salida del verano. El veranito está a la vuelta de la esquina; dan fe de ello la marabunta de gente apuntada al gimnasio a última hora para perder esos kilos de más, las terrazas llenas y los primeros casos de sujetos que han traspasado la delgada línea entre estar moreno y parecer el hijo ilegítimo de Julio Iglesias y una momia inca. Sea como fuere, en Serielizados tenemos ganas de verano así que vamos a hacer un all in seriéfilo a esta bendita estación rindiendo nuestro personal tributo a la serie veraniega por antonomasia: Los Vigilantes de la Playa.

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Unos meses atrás se anunciaba la adaptación a la gran pantalla de esta mítica serie, que verá la luz en 2017. En su reparto estelar encontraremos a Dwayne Johnson ‘The Rock’ -a.k.a El hombre anabolizante-, Zac Effron -a.k.a El tío que tu novia imagina cuando estáis en la cama-, Alexandra Daddario -a.k.a La chica que me enamoró en True Detective– o Kelly Rohrbach -a.k.a Perfección-. Si me preguntáis a mí, creo sinceramente que será una basura de proporciones mastodónticas, pero ya sabemos que eso a los señores de Hollywood les importa tirando a poco si la basura en cuestión reporta beneficios. Y creedme, esta adaptación de Baywatch hará llover millones. Pero dejémonos de remakes cutres y vayamos al grano, porque tengo que ofreceros un regalo que os puede cambiar el verano a todos: las claves para convertirse en un buen vigilante de la playa. Tras el reciente visionado de varios capítulos de esta santa serie, sumado ello a los sorprendentemente nítidos recuerdos de cuando la veía en mi niñez, he elaborado una guía con los requisitos indispensables que todo buen vigilante de la playa debe cumplir. Así que compra un bañador rojo, lee esto y prepárate para triunfar este verano como nunca antes lo habías hecho. De nada.

 

1. Dominio absoluto de la cámara lenta

Uno de los pilares de la serie. Si sus capítulos duraban 45 minutos, en 20 de ellos las imágenes eran a cámara lenta. Años más tarde David Hasselhoff admitió que lo hacían para rellenar y ahorrarse pasta en guionistas, pero queriendo o no la cámara lenta se convirtió en una de las señas de identidad de la serie. Todo rescate mola más si te tiras al agua lentamente, la épica se multiplica, así que es tu obligación dominar los movimientos en slow-motion. Puedes practicar la cámara lenta en tu próxima visita a tus abuelos, avanzando por el pasillo mientras sincronizas tus movimientos con los de tu entrañable yaya reumática hasta fundiros en un abrazo adornado con sonrisas sobreactuadas y, por qué no, una lagrimilla que avance parsimoniosa por tu mejilla como una canoa india cruzando el río Colorado. Todo muy Vigilantes de la Playa.

 

2. Estar buenísimo/a

Un comentario en YouTube a un vídeo de la famosa intro de la serie -con su temazo I’m Always Here, de Jimi Jamison- dice así: “Qué tiempos aquellos, cuando era un niño…”. Nostálgico, evocador, digno de Machado. En respuesta a este comentario, otro usuario de YouTube algo menos refinado comenta: “La de pajas que cayeron con esta serie”. Boom. No nos engañemos, por mucho que le pueda doler a Anna Gabriel, Los Vigilantes de la Playa basaba gran parte de su éxito en tetas, abdominales, buyates, melenazas, bíceps y microbañadores. El buen vigilante de la playa es un pibón sin paliativos: Pamela Anderson, Carmen Electra, David Chokachi… Si no tienes una tableta como Dios manda o los albañiles no caen del andamio inconscientes cuando pasas por delante, lo siento pero quedas excluido del Baywatch Team. Solo hay una excepción a ello, véase punto número tres.

 

3. Sé David Hasselhoff

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El puto amo. La versión americana de Bertín Osborne. No está musculado, no es guapo, su pelo roza la vergüenza ajena y su sonrisa Profident da ganas de votar a Ciudadanos. Aún así, no puedes evitar pensar que es Dios. Su personaje en la serie, Mitch Buchannon -un nombre simplemente acojonante-, es una especie de fucker paternalista capaz de solucionar todo tipo de problemas y además dar una lección vital sobre ello a todos los que le rodean. Es un Ghandi con pelo en el pecho, permanente y que no duda en ponerse duro si la situación lo requiere. En el caso que no cumpláis el segundo requisito de esta guía, podéis intentar convertiros en un David Hasselhoff de la vida; os aviso ya que es tarea prácticamente imposible, y que como mucho podéis aspirar a llegar a sus niveles de alcoholismo. Suerte.

 

4. Combo playita + maleantes

 

Fundamental. No sirve de nada ser un buen vigilante de la playa y que te toque patrullar la de Ocata o la de Platja d’Aro, donde como mucho tendrías que perseguir a masajistas ilegales que le han partido la espalda a algún guiri incauto. La playa debe ser bonita y, más importante aún, de forma incomprensible debe tratarse de un punto de reunión de todo tipo de maleantes y amenazas a la seguridad a escala mundial. Así eran por lo menos las playas de Santa Mónica y Los Ángeles en Baywatch, donde capítulo tras capítulo aparecían violadores, motoristas psicópatas o intrigantes tuertos que planean matar al gobernador californiano con una lancha llena de explosivos. A nivel estatal lo primero que me viene a la cabeza si pienso en playas y maleantes es la Comunidad Valenciana, pero no me hagáis mucho caso tampoco. Aunque os lo digo, daría la vida de mi primogénito que aún está por nacer si ello me permitiera ver a Pamela Anderson persiguiendo en moto de agua a Rita Barberá y esposándola más tarde tras un feroz forcejeo en la arena. Joder, estoy enfermo.

 

5. Inmunidad a las lesiones cervicales

Esto me alucinaba de pequeño. Todos los vigilantes, cuando tenían que rescatar a alguien, corrían a toda velocidad hasta el mar y tras tres o cuatro pasos se tiraban de cabeza al agua a lo loco. Yo pensaba, “pero bueno, si hay veinte centímetros de profundidad, ¿cómo no se parten el cuello?”. La cuestión es que los vigilantes de la playa deben tener unas cervicales de acero y por eso pueden lanzarse con total seguridad al agua sin miedo a quedarse tetrapléjicos aunque la profundidad no sobrepase los tobillos. Si el protagonista de Mar Adentro hubiera sido un vigilante de la playa la película terminaba a los tres minutos y así nos ahorrábamos el bodrio posterior, pensadlo.

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6. Ley de Murphy

En Baywatch si algo puede ir mal, irá mal. ¿Es tu día libre y te vas con tu familia al parque acuático? Pues un tobogán se romperá y deberás salvar de caer al vacío a una joven oportunamente guapa, jodiéndote el plan familiar. ¿Te están haciendo una sesión de fotos con cuatro modelos despampanantes para un calendario “benéfico” de los vigilantes? El imbécil del fotógrafo se despeñará por un acantilado y tendrás que ir a rescatarlo. No falla. Así que si eres de esas personas que salen a correr y empieza a llover o que piden una pizza y al repartidor le roban la moto a medio trayecto, tienes mucho ganado.

 

7. Abraza lo cutre

Los Vigilantes de la Playa es una serie 100% años noventa, y como todo en los años noventa, es cutre hasta decir basta. No tengas miedo a vestir camisas hawaianas en diciembre, llevar collares con conchas de plástico grandes como un puño o peinarte como si hubieras sacado la cabeza por la ventanilla de un avión en velocidad punta. Recuerda siempre, la cutrez es directamente proporcional a lo bueno/a que es un vigilante.

Creo que con estos siete puntos, tienes más que suficiente para convertirte en un vigilante de la playa con todas las de la ley y empezar a vivir trepidantes aventuras este verano. Es verdad que he dejado fuera de la lista minucias como saber nadar o tener por lo menos las nociones básicas de primeros auxilios, pero creedme que eso es lo de menos. Los Vigilantes de la Playa es postureo, fliparse, ser más guapo que el resto de la humanidad, ligar como quién respira, hacer soñar al espectador que está al otro lado de la pantalla que algún día será así de molón. Y ese día, amigos, ha llegado.

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