El mejor Batman sigue siendo el de la serie animada
20 años de su estreno

El mejor Batman sigue siendo el de la serie animada

Este viernes llega a los cines ‘The Batman’, la nueva encarnación del Caballero Oscuro protagonizada por Robert Pattinson. Tras tantos actores detrás de la máscara es hora de preguntarnos: ¿nunca superarán a la serie animada de los 90?

El personaje de Batman, creado por Bob Kane y Bill Finger hace casi 82 años, es quizás el héroe de cómic que ha tenido mejor vida audiovisual. Ha gozado de buenas adaptaciones en televisión, por supuesto en cine y también en videojuegos, con la saga Arkham Asylum de Rocksteady siendo el zenit gaming del personaje. 

Antes de la arrolladora producción actual del Universo Cinematográfico de Marvel, Batman era el superhéroe por antonomasia. De los pocos, junto a Superman, que había sabido sobrevivir a la edad dorada de los cómics, para establecerse en el mainstream más amplio. Y el formato serial tuvo mucho de culpa en ello. Pues el personaje ya tuvo éxito en los años 40. Entonces, el cine se avanzó a la televisión y estrenó dos series de 15 capítulos en salas. Una en 1943 con Lewis Wilson como Batman y otra en 1949 con Robert Lowery en el papel del justiciero. 

Su caballero oscuro es la cumbre audiovisual del héroe enmascarado pues tiene todo lo que debe tener el personaje.

Más tarde, en 1966, la cadena ABC lanzó Batman, la mítica serie con Adam West en el papel titular. Pese a su encanto kitsch, grandes estrellas invitadas y gusto por lo bizarro, la producción de ABC hizo permanecer en el imaginario colectivo la idea que Batman –y Robin, claro– era un personaje camp, exagerado, superfluo y algo ridículo. Aún así, esa serie y sus consiguientes reemisiones fueron la puerta de entrada al mundo Batman para muchos espectadores. Pero si de algo puede estar orgullosa la historia de la televisión –así como la de la animación– es de haber parido la que sigue siendo la mejor encarnación audiovisual de este icónico superhéroe.

El Batman más completo

En 1992 el canal Fox Kids estrenaba Batman: The Animated Series. En España, fue un 10 de febrero de 1993, a las 19:35h, cuando la serie, titulada de inicio con un simple Batman, se estrenaba en Canal+. Los que no teníamos el plus, nos buscábamos la vida gracias a parientes afortunados y sus grabadoras de VHS. Unos meses después pasó por Telecinco y más tarde, TVE se hizo con la serie, que fue fija durante muchos fines de semana. Tras dos temporadas con 85 episodios en total más dos series secuela, la serie creada por Bruce Timm y  Eric Radomski sigue siendo, décadas después, un objeto de culto entre los batfans. 

Ni la nueva The Batman que, por cierto es fantástica y tiene en Pattinson un actor ideal para el concepto más emo del universo Batman que tiene la película, consigue plasmar tan bien el ideal más purista del personaje. Batman y sus 82 años de historia dan para mucho y no hay una visión de Batman dominante. Para gustos, batmans; el personaje ha demostrado ser bastante maleable a manos de cada artista y cada medio que lo ha adaptado. Es por eso que, por ejemplo, cada Batman del cine ha tenido algo distintivo a su favor pero nunca ha sido una versión completa del personaje. 

Puro arte.

Michael Keaton será siempre icónico por ser el primero en triunfar en el cine. Su Batman entendió la locura intrínseca del personaje, así como la dualidad entre Bruce Wayne y Batman. Pero le faltaba músculo y envergadura. Luego Val Kilmer aportó fragilidad psicológica aunque se encontró con una película, Batman Forever, que estaba a medio camino entre lo gótico de Tim Burton y lo neo-camp de Joel Schumacher. A continuación, George Clooney llegó sin saber aún muy bien por qué. El pobre lucía bien como un Bruce Wayne más playboy pero en ese festival del humor sin intención que era Batman y Robin, Clooney estaba más perdido que un daltónico resolviendo un cubo Rubik. 

Tras unos años llegó Christian Bale, quien tuvo la fortuna de estar en manos de un gran director como Christopher Nolan pero como Batman, uno tenía la sensación que el actor no se sentía del todo cómodo –siendo su voz de Batman algo casi infumable–. Finalmente, antes de Pattinson, le tocó el turno a Ben Affleck y su divisiva encarnación. Condenada por la siempre divisiva reacción que provoca todo lo que hace Zack Snyder. A ‘Batfleck’, más entrado en años que el resto de Batmans, no le pudimos ver nunca en su propia película. Pero la verdad es que a nivel estético y físico, es lo más contundente que hemos visto en cine. 

Aún así, ninguno de ellos llega al nivel del Batman de Kevin Conroy en Batman: La serie animada. Su caballero oscuro es la cumbre audiovisual del héroe enmascarado pues tiene todo lo que debe tener el personaje. Una voz profunda y aterradora como Batman. Una presencia física dominante, un aspecto nocturno que combina grises, negros y azules. Una resolución contundente cuando pasa a la acción y una línea moral muy marcada. Su Batman despliega también dotes detectivescas sin cesar. Y equilibra muy bien el punto oscuro con el punto heróico y encomiable que debe tener este superhéroe.  Para colmo, tiene el mejor batmóbil de todos. Y no admito discusión aquí. 

Como Bruce Wayne, obviamente tiene el aspecto ideal –faltaría más–. Pero lo que destaca es que aunque el trauma iniciático del personaje está siempre presente, consigue tener también una personalidad positiva, magnética y comprometida. Algo a lo que la mayoría de Bruce Waynes del cine han renunciado en menor o mayor medida. Kevin Conroy es tan bueno como la voz de Batman que, incluso después de la serie animada, otras encarnaciones animadas, así como los videojuegos de Arkham Asylum, han contado de nuevo con sus cuerdas vocales.

Y gracias a la justicia poética ejecutada por el crossover del Arrowverse ‘Crisis on infinite earths’ le pudimos ver en carne y huesos en una de las líneas temporales, interpretando a un anciano Bruce Wayne que precisaba de un exoesqueleto para moverse. Por suerte, Conroy estará presente en Batman: Caped Crusader, la nueva serie inspirada en Batman, la serie animada que está preparando HBO Max con Bruce Timm de nuevo al frente. Una prueba más que definitiva de lo actual y profundo que sigue siendo el legado de Batman, la serie animada.

Una serie (infantil) para adultos

Todas esas virtudes las tienen también el resto de personajes principales y la serie en su conjunto general. Batman: la serie animada nació como hija de la “batmanmania” surgida tras el pelotazo taquillero que fue la Batman de Tim Burton en 1989. La nueva serie animada partiría de la estética gótica de la cinta de acción real. E incluso utilizaría la banda sonora y el tema de Danny Elfman. Sin embargo, pronto descubrimos que Batman: la serie animada no era una mera extensión animada e infantiloide, pensada para seguir explotando el fenómeno; la serie tenía un mundo propio, temáticas adultas y una voluntad de crecer como canon original de la saga.

‘Batman: la serie animada’ demostró una habilidad precursora para colar elementos adultos en una cadena infantil. Y gracias a ello, es una serie de nuestra infancia que podemos volver a ver sin ruborizarnos.

Un amor demencial.

Prueba de ello es el acierto que tuvo la serie creando o reinterpretando personajes que luego pasaron a los cómics y más tarde a las películas. El capítulo sobre el origen de Mr.Freeze es precioso en su dramatismo melancólico. Y ahí está el caso de Harley Quinn. Una creación 100% de la serie que a día de hoy, puede mirar cara a cara a Batman y el Joker en popularidad. 

Y hablando del Joker, Batman: la serie animada supuso también la reinvención de un actor que vivía cierto abandono del público tras el éxito de Star Wars: Mark Hamill. Al igual que Conroy, Hamill se hizo suyo el personaje y ha vuelto a él en numerosas ocasiones. Un papel, por cierto, que originalmente iba a ser para Tim Curry, pero una bronquitis lo impidió. El Joker de Hamill es megalomaniaco, perverso, ingenioso, aterrador cuando debe serlo y caótico. Pero también es morbosamente divertido, algo que las películas han ido perdiendo con los años. 

Dos factores son los que hacen brillar a Batman: la serie animada como obra de arte de la animación televisiva: la apuesta estética y la propuesta temática. En cuanto al primero, la serie llevó más allá el planteamiento gótico de Tim Burton y creó un mundo propio retrofuturista que la alejaba del realismo sin renunciar a la autenticidad. Al contrario, ese mundo art déco lleno de tecnología moderna devolvía al personaje al espíritu de los cómics pulp de los años 20 y 30. Creando, además, un mundo único. Al unirlo con un apartado técnico ambicioso para la época –la banda sonora estaba grabada por una orquesta sinfónica, por ejemplo– la serie desprende una personalidad propia difícil de imitar  aún hoy en día. 

Desgraciadamente, aquí en España la serie no se encuentra en ninguna plataforma.

Respecto al segundo factor, Batman: la serie animada demostró una habilidad precursora para colar elementos adultos en una cadena infantil. La serie es todo un triunfo en este sentido.Y gracias a ello, es una serie de nuestra infancia que podemos volver a ver sin ruborizarnos.  Sin renunciar a los elementos alegres, fabuladores y moralistas que debe tener un show infantil, Batman: la serie animada proponía tramas más propias del cine negro, con una pizca de terror y ocasiones, cierto onirismo. 

En la serie había muerte, romance y relaciones tóxicas. Elementos como el crimen organizado, la corrupción policial, la venganza, las armas de fuego, los atracos de guante blanco, conspiraciones políticas o el papel de la justicia en la sociedad se daban la mano a lo largo de los episodios. Todo ello, con el mérito de hacerlo en un formato de 20 minutos, siempre llenos de acción, ritmo y entretenimiento. No hay mejor término para resumir esta mezcla preciosa entre estética y temática como el vocablo que crearon los responsables de la serie para definirla: dark déco. 

No obstante, admito que ser una propuesta animada hace partir con ventaja al Batman de esta gran serie en todos los puntos positivos que tiene. Está claro que hay cosas a las que nunca podrá llegar la imagen en acción real y viceversa. Sin embargo, desde el fin de Batman: la serie animada se han producido muchas versiones animadas de Batman y ninguna ha conseguido ser relevante, excepto quizás la metareferencial Batman: la Lego Película, que juega –eso sí– a un juego completamente distinto. 

En definitiva, no se puede hablar de Batman sin hablar de Batman: la serie animada. Su legado está más vivo que nunca, a pesar de que, desgraciadamente, aquí en España no se encuentra en ninguna plataforma. Las ediciones en formato físico están descatalogadas o agotadas y su estatus de culto no ayuda. Pero ahora que volvemos a tener un nuevo Batman en cines y vistas todas, sigo pensando que, con Batman: la serie animada, estamos ante lo más cercano a la perfección que puede tener una adaptación audiovisual del hombre murciélago. 

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