Ali G, Borat y Brüno: a próposito de un rapero kazajo gay
Baron Cohen y sus Ali G, Borat y Brüno

A propósito de un rapero kazajo gay

Wolfgang Amadeus Mozart sublimó la música. Caravaggio, la pintura. Coco Chanel, la moda. Michael Jordan, el baloncesto. Y Sacha Baron Cohen pasará a la historia por sublimar el 'hijoputismo'.
Sacha Baron Cohen

La Santísima Trinidad cristiana afirma que Dios existe en tres formas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aquellos que no somos mucho de ir a misa los domingos por la mañana adaptamos el concepto de la Santísima Trinidad a nuestras propias creencias. Para los del Barça la forman Messi, Suárez y Neymar; para los hipsters sería la barba, una camisa de cuadros y Bon Iver, y para los cocainómanos Charlie Sheen, Pete Doherty y el camello de su barrio. Pues bien, si nos inventamos una religión en la que Dios es Sacha Baron Cohen, la Santísima Trinidad estaría formada por los tres grandes personajes de su mítico Da Ali G Show: Ali G, Borat y Brüno. Los tres infraseres más divertidos, incorrectos, brillantes y odiosos que un servidor ha visto jamás en la pequeña pantalla.

Por mucho que he buscado en la RAE no he encontrado la definición de ‘hijoputismo’, así que la voy a tener que elaborar yo mismo. ‘Hijoputismo’: dícese del arte de joder a los demás hasta límites insospechados con el único fin de echarse unas risas o de lograr una satisfacción personal que roza el sadismo. En el caso de nuestro amigo Sacha estamos hablando de la clase de artistas del ‘hijoputismo’ que tan solo persigue echarse unas risas. Y vaya si lo consigue. Interpretando a tres “periodistas”, a cual más inenarrable, Baron Cohen lanza las preguntas más cabronas que te puedas imaginar a todo tipo de expertos y celebridades con resultados devastadores. Los entrevistados, que no tienen las más mínima idea del nivel al que están siendo «trolleados» y que en todo momento creen que la persona que tienen delante les está hablando en serio, intentan escapar de forma penosa de la sarta de estupideces que bien Ali G, Brüno o Borat les propone. El resultado siempre es el mismo: tensión, desconcierto, ridículo absoluto y risas del espectador.

Sacha Baron Cohen

“Ali G habla el inglés de forma aberrante, se inventa palabras y su nivel de cultura general rivaliza con el que podría tener Ylenia de Gandía Shore”

Pero empecemos por el principio. Ali G fue el primer personaje al que Sacha Baron Cohen parió. Sus primeras apariciones fueron en el programa The 11 O’Clock Show (por cierto, programa que también catapultó al éxito a un tal Ricky Gervais), y en ellas ya se puede ver al Ali G más puro: actitud gangsta, ropa rapera, acento y vocabulario anglojamaicano y gilipollas de remate. Y es que esa es la principal característica de Ali G. Es un imbécil que bordea el retraso como un funambulista borracho. Habla el inglés de forma aberrante, se inventa palabras y su nivel de cultura general rivaliza con el que podría tener Ylenia de Gandía Shore (“¿Forma parte Disneylandia de las Naciones Unidas?” es una de sus preguntas más jodidamente épicas). Y eso es lo que convierte sus entrevistas en oro puro. En The 11 O’Clock Show ya son hilarantes, pero tenemos que ir hasta las entrevistas de Da Ali G Show (el que fue ya su propio programa, emitido en el año 2000) para encontrar sus momentos más brillantes. Y es que brillante es la única palabra con la que se puede definir lo que este hombre hace. Un ejemplo. Montar una mesa para debatir sobre democracia con cuatro expertos y que como moderador el primer tema que proponga Ali G sea si las mujeres deberían poder votar desde el momento en que tienen bello púbico. Y el tipo lo dice con total seriedad. Las caras de los invitados al coloquio son un poema, y Ali G insiste con perlas del tipo: “En la calle decimos que si hay césped hay partido”; su rostro hierático hace que los invitados intenten salir del atolladero de forma penosa y acaben diciendo estupideces mayores incluso que las que suelta Ali G. Es aquí donde radica para mí la genialidad de Sacha Baron Cohen. A través de lo irreverente, lo estúpido e incluso lo grotesco logra que sus invitados se sumen a su espiral de bochornosas declaraciones y sinsentidos constantes. Como diría Ali G, «respect».

Sacha Baron Cohen

“Baron Cohen le da un aire de inocencia a su personaje tal que consigue que los entrevistados se relajen, y es cuando empieza a soltar bombas por la boca”

Vayamos ahora con mi personaje predilecto del show, el mitiquísimo Borat. Si de Ali G decíamos que su principal característica es lo imbécil que puede llegar a ser, en Borat brilla con luz propia su garrulismo. Venido de la gloriosa Kazajistán, Borat Sagdiyev es probablemente el cazurro más grande que ha pisado nunca la faz de la tierra. Más antisemita que Goebbels un lunes por la mañana sin café, Borat también destaca por su desprecio a la mujer en general (y a su esposa en particular) y por presumir de las costumbres de su tierra con orgullo aunque estas sean palpar penes ajenos o cazar perros. Sacha Baron Cohen le da un aire de inocencia a su personaje tal que consigue que los entrevistados se relajen, y es entonces cuando el simpático hombre del bigote venido de tierras lejanas empieza a escupir fuego por la boca. Con el pretexto de ser un reportero kazajo que está grabando un programa para su país sobre el estilo de vida estadounidense, Baron Cohen consigue ridiculizar a todos y cada uno de los pilares de la sociedad yanqui. Sin piedad, sin compasión. Desde obligar a permanecer diez minutos en silencio a la Comisión de Tráfico de Oklahoma (sí, WTF) como homenaje a una masacre supuestamente ocurrida en Kazajistán cuarenta años atrás, hasta ofrecerse en una entrevista de trabajo a matar a todos aquellos empleados que no le sean fieles al jefe. Borat es capaz de todo. También cabe destacar que Baron Cohen ha hecho una película con cada uno de los personajes del show y para mí la de Borat es la mejor de largo, aunque reconozco el fuerte impacto que tuvo en mi adolescencia (y en la tuya) la gran Ali G Is Indahouse.

Sacha Baron Cohen

“Brüno, aka el Führer de la acera de enfrente, un periodista austríaco de moda, cuya visión del mundo asquearía hasta al mismísimo Zoolander”

Por último, queda hablar del tercero de los personajes: Brüno, aka el Führer de la acera de enfrente. Se trata de un periodista de moda austríaco, homosexual hasta las trancas (nunca mejor dicho), cuya visión del mundo asquearía hasta al mismísimo Derek Zoolander de lo elitista, superficial e hipócrita que es. Las presentaciones de su programa ficticio (“el programa de moda más visto en los países de habla alemana excepto Alemania”) y las preguntas a sus invitados, todos ellos relacionados con el mundo de la alta costura, son de una mezquindad absoluta y dan unas ganas de abofetearle inhumanas. Una sección del programa de Brüno está dedicada -ojo ahí lo cabrón que puede llegar a ser Sacha Baron Cohen- a mandar mensajes de apoyo a los niños sordos o muertos (“A charity message to deaf or… dead children, I don’t know”), de este modo el entrevistado no puede utilizar su voz. Y ver cómo un diseñador de moda de poca monta se queda con los dos brazos en alto, abrazando el aire, y en completo silencio durante UN MINUTO ENTERO mirando a cámara mientras Brüno lo observa fijamente es otra de las delicias a las que la bajeza moral de Brüno nos permite acceder. Imperdible también el momento en que propone a un invitado crear campos de concentración para gente que no va a la moda y éste lo ve una buena idea. Tremendo.

Me encanta Da Ali G Show. No solo porque me hace reír, sino porque a veces me hace sentir vergüenza ajena. El grado de estupidez de las entrevistas que realizan Brüno, Ali G o Borat es tal que a veces pienso “que pare esto ya, por favor, que este tío no siga alargando la agonía del pobre invitado”. Sacha Baron Cohen es un actor como la copa de un pino, de lo mejorcito de los últimos tiempos, puesto que interpretar a tres personajes tan distintos de forma tan exquisita está al alcance de muy pocos. Y porque intentar convencer a Donald Trump de que unos guantes para no mancharte las manos de helado es una idea millonaria, sin partirte el culo en su cara, demuestra que eres muy buen actor. Sí, Sacha Baron Cohen es el Dios del ‘hijoputismo’, Da Ali G Show es mi misa de los domingos y este artículo lo bendigo en el nombre del Brüno, del Borat y del Ali G Santo. Wicked.

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