The listeners: un sonido invisible
Crítica de la serie

‘The Listeners’: un sonido visible

'The Listeners', la nueva producción de la BBC estrenada en Filmin, adapta la novela homónima de Jordan Tannahill. Si bien él mismo firma el guion, la verdadera autoría de la serie parece disputarse entre otras dos fuerzas: Janicza Bravo, la directora, y Rebecca Hall, la actriz principal. Como resultado, la pieza oscila entre ambas influencias, convirtiendo el visionado en un interesante ejercicio funambulista.

Rebecca Hall es Claire en 'The Listeners'.

La propuesta explora cómo un incidente aparentemente insignificante puede transformar la identidad de una persona y su percepción de la realidad. Claire (Rebecca Hall), una profesora de literatura, comienza a escuchar un misterioso ruido que nadie en su entorno puede percibir: ni su marido Paul (Prasanna Puwanarajah), ni su hija Ashley (Mia Tharia), ni sus compañeros de trabajo. Instigada por el afán de encontrar una explicación a ello, Claire se somete a diversas pruebas médicas que descartan la posibilidad de un daño acústico en su oído, sugiriendo en su lugar una posible causa psicológica.

El zumbido atenta contra el día a día de Claire, definido por su entorno familiar y su labor profesional, instaurando en su lugar un universo alternativo

Sin embargo, Claire rechaza esta teoría, convencida de que el sonido no es una simple percepción subjetiva, sino una realidad tangible que existe fuera de su cuerpo. Deseosa de validar esta intuición, Claire comparte su experiencia durante una clase, descubriendo gratamente que Kyle (Ollie West), uno de sus alumnos, también es acechado por el extraño sonido. Esta revelación los motiva a reunirse fuera del instituto, con el objetivo de localizar la fuente que lo origina. Pronto, ambos se unirán a un pequeño grupo de vecinos, decididos a intercambiar sus impresiones alrededor de aquel sonido al que llaman “el zumbido”. La irrupción de este en la vida de Claire, la alterará por completo, trastocando su entorno y sus relaciones personales.

The Listeners

‘The Listeners’ está disponible en Filmin.

Un sonido fuera del hogar

En el primer episodio de la serie, Claire acude al otorrino. Primeramente, un plano detalle se aproxima a la cavidad de su oreja. A continuación, un fundido introduce una imagen en ojo de pez, que corresponde a una cámara quirúrgica. Esta explora el interior de su conducto auditivo, hasta salir de él, mostrando la cabeza de la protagonista deformada por la óptica de la cámara. La oreja de Claire actúa aquí —y por extensión, a lo largo de toda la obra— como un umbral que, al ser traspasado, altera la realidad.

En Lo raro y lo espeluznante, Mark Fisher sostiene que el umbral es el elemento constitutivo de toda ficción rara. Este opera como un portal que comunica el mundo ordinario con su exterior, es decir, con lo extraordinario. Dicho contacto cuestiona la solidez de lo real, revelando su fragilidad. Fisher subraya la capacidad de los umbrales de adoptar múltiples formas, destacando diversos objetos que pueden funcionar como tales. Para ejemplificar esta idea, el autor menciona las icónicas cortinas rojas de Mulholland Drive (David Lynch, 2001) y los agujeros presentes en Inland Empire (David Lynch, 2003).

La voluntad de la protagonista de trascender su cotidianidad se materializa en un motivo visual: la ventana. A través de ella, Claire fija su mirada fuera del espacio doméstico, orientándose hacia lo extraordinario

En The Listeners, como en el último filme mencionado, el oído es un orificio que actúa como un umbral. A través de él, Claire percibe un sonido raro, al margen de lo normalmente audible. Esta percepción le ofrece una experiencia que rebasa los confines de su cotidianidad, sugiriéndole la posibilidad de una vida más allá de ella. De esta forma, el zumbido atenta contra el día a día de Claire, definido por su entorno familiar y su labor profesional, instaurando en su lugar un universo alternativo, caracterizado por su ambigua relación sentimental con Kyle y su experiencia de conexión grupal.

The Listeners

Ollie West y Rebecca Hall en ‘The Listeners’.

Sin embargo, la relación de Claire con el zumbido no es completamente negativa, debido a que el cambio vital que este provoca se alinea con un deseo reprimido de la protagonista. A lo largo del metraje, esta expresa repetidamente una sensación de insatisfacción que la acompaña: “Si me hubieras dicho que iba a ser profesora y madre, te hubiese dicho: vale, bien, ¿y qué más?” El zumbido ofrece una respuesta a esta pregunta, satisfaciendo un anhelo oculto de transformación. En consecuencia, Claire muestra una clara atracción por él, probando la tesis de Fisher, según la cual, “la fascinación es intrínseca a lo raro.” La voluntad de la protagonista de trascender su cotidianidad se materializa en un motivo visual que recorre toda la serie: la ventana. A través de ella, Claire fija su mirada fuera del espacio doméstico, orientándose hacia lo extraordinario.

Un sonido en imágenes

The Listeners destaca en su capacidad para crear imágenes que hacen visible lo invisible. Esta facultad permite que el zumbido se manifieste no sólo en la dimensión auditiva —a través de un refinado diseño sonoro—, sino también en la dimensión visual. Su presencia organiza secretamente los encuadres, alterando el equilibrio de sus composiciones.

El espacio que el zumbido ocupa en la mente de Claire se traslada a los planos mediante un gran espacio vacío que rodea a la protagonista, empequeñeciéndola y arrebatándole su posición central en la escena. Este gesto, descompensa la imagen, dirigiendo la mirada del espectador hacia la nada, donde se proyecta la presencia espectral del sonido. Algunos planos de conversación también adoptan una forma anómala, reemplazando la clásica angulación en tres cuartos por una orientación completamente lateral. Esta decisión, junto con el corte de pelo de Claire, expone su oreja, enfatizando la presencia del zumbido, que a menudo permanece inaudible para el espectador.

La principal diferencia entre la novela de Jordan Tannahill y su adaptación televisiva reside en la voz narrativa

De igual manera, el conflicto identitario que la irrupción de este provoca en Claire se traslada a la puesta en escena a través de un trabajo simbólico con espejos y cristales. Estos elementos reflejan y duplican a la protagonista, externalizando su batalla interior con la percepción de sí misma. Adicionalmente, cabe destacar que el estado psicológico de Claire condiciona el tratamiento formal de la pieza, alejándolo del realismo a medida que su percepción se deforma por el efecto del zumbido. Su desequilibrio mental introduce pequeños saltos temporales, algunos jump-cuts y numerosas alucinaciones que asimilan la realidad presentada por la serie con la percepción distorsionada de su protagonista.

The Listeners

‘The Listeners’ es una adaptación de la novela homónima de Jordan Tannahill.

Un sonido dividido

La principal diferencia entre la novela de Jordan Tannahill y su adaptación televisiva reside en la voz narrativa. En el libro, el relato corresponde al testimonio en primera persona de Claire. De este modo, los sucesos son expuestos a través de su punto de vista, el cual —posiblemente alterado por el efecto del zumbido o condicionado por la coerción del grupo de vecinos— no es completamente fiable. En consecuencia, el estatuto de la realidad narrada adopta una ambigüedad esencial al funcionamiento de la trama.

El rostro de Rebecca Hall fundamenta la ambigüedad de la serie, permitiendo que el sonido, invisible por naturaleza, tome forma a través de su lúcida gestualidad

En el caso de la serie, la narración fluctúa entre la primera persona y la voz extradiegética. En ciertas ocasiones, la imagen refleja la psique de Claire —a través de sus alucinaciones—, mientras que, en otras, adopta una posición completamente externa a ella —puntuándolas como ilusiones—. El resultado es una experiencia espectatorial que transita entre el escepticismo y la creencia. Estas dos posiciones son ejecutadas por dos figuras que se debaten el dominio de la serie desde sus respectivos departamentos: Janicza Bravo en la dirección y Rebecca Hall en la actuación. La primera, usa la puesta en escena para cuestionar la experiencia de Claire.

La segunda, emplea su matizada y profunda interpretación para empujar al espectador a la fe. El rostro de Hall —enmarcado en primeros planos por Bravo— fundamenta la ambigüedad de la serie, permitiendo que el sonido, invisible por naturaleza, tome forma a través de su lúcida gestualidad. Con ello, la actriz reclama la agencia de los intérpretes dentro de la serialidad, un territorio tradicionalmente dominado por los showrunners.

The Listeners

La serie destaca en su capacidad de hacer visible lo invisible.

en .