‘Terminator Zero’ revitaliza la saga con su vuelta a los orígenes
Crítica de la serie

‘Terminator Zero’ revitaliza la saga con una trepidante vuelta a los orígenes

La primera serie animada de la franquicia bebe de ‘Terminator 2’ y no solo cuenta el origen de la rebelión de las máquinas (y las inteligencias artificiales) contra sus creadores humanos, sino que se adentra también en cuestiones más filosóficas sobre por qué debe sobrevivir la humanidad.

Da la sensación de que este es el verano de recuperar vetustas sagas que parecían moribundas e insuflarles aires nuevos mediante una vuelta a sus orígenes. Lo hemos visto en cines con Alien: Romulus, que apuesta de nuevo por el terror, y lo comprobamos también en Netflix con la nueva entrega de la franquicia de Terminator, una que lleva tropezando en sus secuelas prácticamente desde la última dirigida por James Cameron (Terminator 2: el juicio final) y que ha encontrando la respuesta a sus cuitas en un anime escrito por Mattson Tomlin, coguionista de The Batman, que también decide regresar a los orígenes, a los primeros momentos del enfrentamiento entre los humanos y las máquinas.

Que es un tema que, ciertamente, se ha visto en televisión ya muchas veces desde la primera Terminator, en 1984, y hasta de la muy reivindicable serie Terminator: las crónicas de Sarah Connor, de 2008, y que se ha vuelto todavía más popular con los grandes avances que se están haciendo en el tema de la inteligencia artificial. Solo la temporada pasada hubo ya dos series de misterio en las que una IA jugaba un papel primordial, Promoción 09 y Asesinato en el fin del mundo. Así que resulta inevitable que Terminator Zero no se vea influenciada por todas esas obras y, de hecho, es una de las razones por las que funciona mucho mejor que otras entregas de la saga.

Terminator Zero

La troupe protagonista de ‘Terminator Zero’.

El Juicio Final

Repasemos primero su sinopsis. Mientras Sarah y John Connor intentan en la Los Ángeles de 1997 evitar que Skynet lance su ataque contra la humanidad, lo que se conoce como el Juicio Final, en Japón hay un científico, llamado Malcolm Lee, que está trabajando en su propia IA, Kokoro, precisamente con la idea de evitar ese momento que le asalta en sueños. Lee, sin embargo, tiene dudas. Si conecta Kokoro a la red, ¿garantizará la supervivencia de la humanidad? ¿O terminará decidiendo, como Skynet, que la humanidad es un peligro al que hay que exterminar?

Esta vez no hay ningún familiar de los Connor a la vista ni se abusa de los guiños nostálgicos, aunque hay ciertas imágenes icónicas irresistibles

Mientras tanto, en un postapocalíptico 2022, la resistencia humana envía al pasado a Eiko, una experta soldado, para detener a un terminator que las máquinas también han mandado a 1997 con el objetivo de matar a Malcolm Lee. Paradójicamente, ambos buscan que Kokoro no se conecte: uno, para que no se enfrente a Skynet; otra, para evitar que, probablemente, se convierta en Legión, la IA vista en Terminator: Dark Fate. Por supuesto, las cosas no serán tan sencillas porque Lee tiene tres hijos y una asistenta que cuida de ellos, Misaki, que acabarán metidos de lleno en toda la historia.

Terminator Zero

‘Terminator Zero’ está disponible en Disney +.

Es una sinopsis clásica de Terminator, solo que esta vez no hay ningún familiar de los Connor a la vista ni se abusa de los guiños nostálgicos, aunque hay ciertas imágenes icónicas irresistibles, como el ojo mecánico del robot sobresaliendo de su piel. Este, además, huye de la silueta musculosa de Arnold Schwarzenegger y apuesta más por un cuerpo delgado y un aspecto que le haga pasar desapercibido, pese a que la expresión de su cara resulte extraña, como mínimo. Según Tomlin, es una decisión tomada al saber que la idea original de Cameron era que Lance Henriksen fuera el terminator. Lo acerca más al invencible robot de Robert Patrick en Terminator 2, y el hecho de que sea imposible de matar y nunca abandone su objetivo otorga a la serie una sensación de que es imposible que los protagonistas logren su objetivo que le viene muy bien.

Toda la trama de los ocho episodios transcurre en apenas unos días y es capaz de construir su propio universo dentro de la saga

Además, Terminator Zero arranca en un Japón en el que ya hay robots implantados como asistentes de los humanos, unos modelos 1NNO que lo mismo arreglan carreteras que son criados en casas adineradas. Y se suscita la pregunta de si solo son máquinas o si habría que tratarlos con respeto y consideración, una pregunta sobre la que descansan aproximaciones al mismo tema vistas en Battlestar Galactica, Westworld o Real humans. ¿Podrías aliarte con un robot para sobrevivir? ¿Está justificada su rebelión?

Más la vieja pregunta de Jurassic Park, ¿debes crear algo solo porque puedes, sin pensar en si deberías? Esta se encarna no solo en Malcolm Lee, sino en su hijo Kenta, un niño obsesionado con desmontar aparatos para ver cómo funcionan y que no piensa en las consecuencias que su obsesión puede tener en los demás, especialmente su hermana pequeña. Es una de las lecciones de la serie: el conocimiento es importante, pero el conocimiento sin humanidad, sin empatía, no sirve de nada.

Toda la trama de los ocho episodios transcurre en apenas unos días alrededor de ese 29 de agosto de 1997 y es capaz de construir su propio universo dentro de la saga. Consigue, por ejemplo, que los tres hijos de Lee no sean unos niños repelentes insoportables, Eiko es una más que digna heredera de Sarah Connor y el terminator lo destruye todo a su paso de una manera explícita y violenta como solo se permiten los animes. De hecho, su estilo de animación, responsabilidad de Production I.G. y del director Masashi Kudô, remite a otros clásicos del género como Bleach (dirigida por Kudô) y Ghost in the shell, con la que comparte el interés por esas cuestiones filosóficas que Lee y Kokoro discuten sobre la relación entre hombres y máquinas.

Un universo con continuación

Toda la trama de los ocho episodios transcurre en apenas unos días alrededor de ese 29 de agosto de 1997 y es capaz de construir su propio universo dentro de la saga. Consigue, por ejemplo, que los tres hijos de Lee no sean unos niños repelentes insoportables, Eiko es una más que digna heredera de Sarah Connor y el terminator lo destruye todo a su paso de una manera explícita y violenta como solo se permiten los animes. De hecho, su estilo de animación, responsabilidad de Production I.G. y del director Masashi Kudô, remite a otros clásicos del género como Bleach (dirigida por Kudô) y Ghost in the shell, con la que comparte el interés por esas cuestiones filosóficas que Lee y Kokoro discuten sobre la relación entre hombres y máquinas.

La serie es que es un primer capítulo de una historia mayor […] queda muy claro que las peripecias de Eiko y los demás no han hecho más que empezar

Terminator Zero está repleta de acción, de una pelea por la supervivencia contra todos los pronósticos que nunca da respiro y hasta con algunos toques de terror cada vez que el terminator persigue a los protagonistas en lugares como un centro comercial subterráneo abandonado. Sobre toda la trama sobrevuelan, además, los fantasmas de dos hechos que han marcado la historia contemporánea de Japón: las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki y el ataque terrorista con gas sarín en el metro de Tokio, en 1995, que despertó de golpe al país de la sensación de seguridad que habían vivido después de la guerra (alterada durante el incidente Glico-Morinaga de 1984). La serie, de hecho, los menciona como una manera de entender a la sociedad japonesa.

Lo que también se desprende de Terminator Zero es que es un primer capítulo de una historia mayor. No llega a ese mal del streaming de que la primera temporada sea el prólogo de lo que está por venir, pero queda muy claro que las peripecias de Eiko y los demás no han hecho más que empezar. Y, la verdad, es un mundo que merece la pena explorar más.

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