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La muerte del héroe clásico hace años que es un hecho. Ese personaje arquetípico con virtudes y destrezas que Joseph Campbell nos presentaba en “El héroe de las mil caras” pasó de moda y se reemplazó por lo que hoy en día nos gusta llamar anti héroe. Este nuevo personaje se suele relacionar más rápidamente a los géneros dramáticos, pero, como bien reseña Cristina Pérez de Algaba Chicano en el capítulo dedicado a How I met your mother de “Los héroes están muertos”, el anti héroe puede y llega a la comedia con personajes como el de Barney Stinson. Pero el galán de los trajes no es el único canalla que se ha colado en nuestras pantallas, sino que desde hace décadas nos enamoramos de esos y esas granujas que dicen las verdades a la cara, que se burlan de tus pintas o que dejan la tapa del inodoro abierta. Seguramente muchos recordarán a Cosmo Kramer (Seinfield), Shopia Petrillo (The Golden Girls), Fran Fine (The Nanny), Karen Walker (Will & Grace), Chandler Bing (Friends), Will Smith (The Fresh Prince) o el mismísimo come gatos Alf. Más recientemente, a parte del mencionado Barney Stinson, Sheldon Cooper se proclamó el abanderado del “no tener filtro”.
Pero avancemos un paso más. Estos personajes que mencionamos, basan sus desacatos para el beneficio del gag, muchas veces aislado. Su desdén es un complemento del que los guionistas se sirven como recurso cómico dentro de una narración conformada por otros personajes y tramas. La irreverencia no es el eje motor de estas series. ¿Pero qué pasa cuando se hace de la profanación una serie? ¿Qué ocurre cuando el núcleo de una ficción es el menosprecio por el mundo? Pues pasa que salen ficciones tan interesantes como Broad City o la gran revelación de la pasada temporada, You’re the worst.
«La ineptitud sentimental de sus dos protagonistas es, sin duda, la baza de la serie. Es el motor de todo tipo de situaciones»
La serie que FX estrenó en julio de 2014 no es una sitcom, aunque su duración sea la de este formato. No juega al gag rápido y aislado al que apelan las comedias de situación, si no que su humor se remonta a la propia genealogía de los personajes y a su lenta evolución. No es un dramedia, aunque la verdadera crudeza de su trama bien podría enmarcarse en este género. La ineptitud sentimental de sus dos protagonistas es, sin duda, la baza de la serie. Es el motor de todo tipo de situaciones que, a priori, son de lo más dramáticas pero que, por la autenticidad de las mismas se tornan coyunturas hilarantes. La inseguridad de Gretchen y Jimmy, escondida bajo una coraza de invulnerabilidad, es lo que los hace personajes tangibles y reconocibles para el espectador. Jimmy, inteligente y sarcástico, teme por su futuro profesional cuando su primera novela está a punto de ser descatalogada. Gretchen, por la eterna cantaleta del miedo al compromiso, no soporta tener que escuchar los problemas personales de Jimmy. No son personajes rotos, si no que cuentan con algunos pedazos de ellos mismos esparcidos por todo su ser y no son capaces de encontrarlos solos. Aunque ellos juren y perjuren que sí.
You’re the worst, es un poco de todo pero, sobre todo, es realidad. Con tan sólo diez episodios, ha sido considerada como la comedia del año pasado según diversos medios como AV Club, que la clasificó como una de las diez mejores series del año. Vanity Fair la catalogó como “la perfecta historia de amor para nuestros días”. Y seguramente lo sea, porque deja ese amor idílico a un lado y se centra en situaciones cotidianas que no muchas ficciones se atreven a tratar y que son los detalles que hacen de una relación auténtica y única. Cualquier comedia romántica trataría de mostrarnos la conexión de la pareja durante una cena y no se detendría en la manera en que cada uno de los personajes come. Como si no fuese un aspecto relevante en la forja de la relación. En este caso nos detenemos en ese detalle y nos regodeamos en él, pues lo gracioso de la situación es ver la desagradable manera en la que ambos comen.
Y sí, You’re the worst es una historia de amor, pero puede que sea la más autodestructiva que hayas visto. La no-relación de Jimmy y Gretchen se convierte en una bola de nieve o más bien en un bucle sexual basado en el desprecio mutuo. O al menos, eso pensarán al principio. Como en cualquier comedia romántica, y esto obviamente lo conocemos desde el minuto cero, los dos protagonistas se enamorarán a pesar de su incompetencia emocional y de su falta de empatía. Stephen Falk, quien ya se encargó de la también irreverente Weeds, firma esta serie sobre la que Indiewire afirmó: “Falk creó personajes memorables que, fácilmente mantienen un ritmo que es burlón y humano a la vez”.
«Instaura un nuevo personaje contemporáneo, que actúa como siente y no se rige bajo ningún modelo. Su irreverencia se tambalea en la delgada línea que separa lo grosero de lo punible»
¿Y por qué nos gustan tanto Jimmy y Gretchen si son odiosos por definición? Pues justamente por esa gran dosis de realismo, a veces dura y dolorosa, pero con una carga de verdad irrefutable. Son el nuevo reflejo de los personajes modernos llevados al extremo. Aquí no tienen cabida los estereotipos de hombre o mujer, si no que se instaura un nuevo personaje contemporáneo, que actúa como siente y no se rige bajo ningún modelo. Su irreverencia se tambalea en la delgada línea que separa lo grosero de lo punible. Gretchen anuncia a Jimmy que tiene la regla y éste, sin ningún tipo de reparo le suelta un contundente ‘nos vemos en cinco días’. Esta frase podría ser verdaderamente hiriente y machista si no fuese porque a Gretchen no le importa en absoluto. No es que la chica no tenga amor propio o esté subordinada a él, sino que está en la misma fase que Jimmy; se están conociendo y están empezando a tener sexo, cosa que para ambos no significa (de momento) más que eso. Además, el inglés (porque sí, Jimmy es inglés y su pedantería británica, para qué negarlo, ayuda mucho a la trama) no tiene reparo en empezar a pajearse delante de ella y mucho menos ella en quedarse mirando y retarlo a que aguante con su penetrante mirada. No hay problema en eso, como tampoco lo hay en mear el uno delante del otro. No existe ningún tipo de pudor entre los dos y eso es lo que nos gusta de su relación. Desde el principio ponen las cartas sobre la mesa y, si hay algo que les moleste, no es la grotesca manera de engullir cuando comen juntos, es que se les escape la palabra ‘novio’ o ‘novia’ por primera vez.
Puede que sobre estas líneas algunos puedan seguir pensando que Gretchen no le hace ningún tipo de favor a la mujer moderna, pero la protagonista se iguala en irreverencia y desfachatez al personaje masculino. De hecho, son todo lo contrario a lo que un prototipo clásico hombre-mujer podría ser: Jimmy es fanático del orden y la limpieza y la casa de Gretchen está muy cercana a lo que sería la vivienda de alguien con síndrome de Diógenes. Y de ahí surge la química entre ambos y unas tramas que cuidan cada detalle, sin avanzar demasiado rápido, si no dándole a cada pequeña fase de su relación la importancia meta física que pueda tener para ambos. Además, a los dos les acompañan otros dos secundarios muy a la altura; una casi ninfómana pero casada amiga y un ex soldado con síndrome post traumático que tiene ideas tan geniales como el Sunday Funday.
El anti romanticismo está de moda. Las relaciones de una noche, a la orden del día. No nos gusta ser políticamente correctos porque hace mucho tiempo que quisimos liberarnos de todos esos tabúes, y bien que hicimos. Así que si tu novia está con la regla, puedes pajearte delante de ella, no deberías tener problema. Explícale que las historias de amor convencionales ya no se llevan, que los príncipes y las princesas quedaron en desuso a no ser que te guste ver Once Upon a Time. Y si no te cree, dile que podéis ver juntos You’re the worst y poneros al día para esperar la segunda temporada. Seguro así entenderá que lo idílico se esfumó en un one night stand y que el walk of shame sólo se caminaría con vergüenza si se te hubiese pegado papel higiénico en el zapato.