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¡Ay los 80’s! Podría empezar ahora en plan abuelo cebolleta, pero en realidad tengo poco material al que recurrir, y no fueron precisamente los años más lúcidos de mi patética existencia. Pero con el paso imparable de los años (porque sí, vamos a morir todos), esa década va calando en el subconsciente general con un inseparable halo romántico.
Dentro de poco, gracias al gigante de los drones a domicilio, se dará por zanjado el ejercicio de recuperación histórica por las habitaciones con polvo de nuestros hermanos mayores en busca de esos VHS con los que acompañaron su descontrolado acné, probablemente con portadas inservibles por alguna que otra viscosidad presente en éstas.
No me refiero aquí a otra mítica colección, la de Private, sino a todas esas películas emblemáticas que darían pie al subgénero de la comedia conocido por “American teen comedy movies”. Ese Desmadre a la americana, Porky’s, El club de los cinco, La revolución de los novatos, Despedida de soltero que supusieron la puerta de entrada a los primeros ejercicios onanistas, mientras, sin ser conscientes de ello, forjaban el sueño americano en nuestras inocentes mentes, a la vez que dejaban, precisamente por culpa de ese sueño, un regadero de frustraciones, desesperaciones y traumas.
Este verano -no hay periodo del año más propicio- Amazon pondrá a disposición de sus suscriptores, y en cuestión de horas los piratas harán su trabajo en internet, una ficción que recupera , sin disimulos ni cortinillas, todo ese espíritu enmarcado en esa década, y al que Hollywood volvió a revitalizar para nuevas generaciones con la saga American Pie.
«Su pretensión es convertirse en una de las comedias de la temporada, y en otro sonoro golpe sobre la mesa de Amazon»
El producto en cuestión responde al nombre de Red Oaks, y su pretensión no es solo crear acólitos entre la camada de nostálgicos de John Hugues y de los orificios vouyeristicos en los vestuarios de chicas, sino convertirse en una de las comedias de la temporada, y en otro sonoro golpe sobre la mesa de la ficción norteamericana por parte de Amazon. Sus cartas, de entrada, contar con caretos reconocibles. En la piel de este adolescente a las puertas de entrar en la universidad y viviendo su particular verano del amor (1985) en un club de tenis repleto de personajes entrañables, Craig Roberts, quien ya dio muestras de cómo desarrollar un acné empático en la reivindicable Submarine. De mandamás está Gegory Jacobs, socio creativo de Steven Soderbergh, quien, a su vez, se reserva un espacio como productor ejecutivo. Además su piloto lo dirige un joven pero veterano David Gordon Green. Por si fuera poco, otros rostros familiares para los toxicómanos catódicos pueblan los fotogramas, Richard Kind (Luck), Jennifer Grey y Oliver Cooper.
Hasta la fecha solo se puede disfrutar de su piloto, el cual no desmerece ni un centímetro las películas de las que se sirve, inspira, y se recrea. Buenas dosis de colores chillones, mallas apretadísimas, tetas al aire, fiestas pasadas de rosca, pelazos, acné angustiado, celos y movidas del angst juvenil empaquetadas en capsulas rebosantes de divertimento, frescura y risas aseguradas.
No es solo el campamento de verano ideal para los nostálgicos de ese período con perspectivas de pasarse el verano encerrado en casa. No. Es también un producto que Amazon pretende erigirlo como una de las comedias revelación del año, con la intención de llegar a un público más amplio y asomarse a menor distancia por el retrovisor de Netflix.