Series informáticos: Pon un geek en tu vida
Series sobre informáticos

Pon un geek en tu vida

Cinco series que nos acercan a programadores, aplicaciones y otros misterios de la vida moderna

El mundo de la informática no parece a priori el tema ideal para una serie de televisión. Aunque forma parte de nuestro día a día, pocos son los que realmente entienden cómo y por qué funcionan las cosas de las computadoras y el interné.  Sin embargo, como siempre, la pequeña pantalla se las ingenia para llevarnos la contraria. Sí se puede hacer entretenimiento sobre aplicaciones, routers y ordenadores y se puede hacer bien.

Cierto es que no abundan los ejemplos pero los pocos que encontramos son para tenerlos en cuenta, ya sea en comedia o en drama. Sentirse identificado con los personajes ya es otra cuestión, sobre todo si somos de los que aún ponemos «nivel usuario» en nuestros currículums.

The IT Crowd

«¿Has probado de apagar y volver a encender?”

La SERIE sobre informática y más concretamente sobre informáticos, esos seres celestiales que nos rescatan de los aprietos en los que nos meten nuestros ordenadores, que nunca son culpa nuestra. La serie de Graham Linehan nos demostró que el “ser superior informático” cuenta con una frase capaz de solucionar cualquier problema que le planteamos: “Has probado de apagar y volver a encender?”

Algunos de los gags perpetrados por el trío protagonista –Chris O’Dowd, Richard Ayoade y Katherine Parkinson– son un fiel reflejo de la ignorancia con la que nos acercamos a unas herramientas que se han convertido en imprescindibles para nuestro día a día. El ejemplo más claro y desternillante es la escena en la que Jen, una auténtica analfabeta digital, quiere saber qué es Internet.

 

«Festival de referencias geek y cultura pop en estado de gracia y pensado para un público amplio»

The It Crowd es un festival de referencias geek y cultura pop en estado de gracia y pensado para un público amplio. A pesar de apostar por un formato de sitcom su creador evita caer en algunas exigencias comunes en este tipo de ficciones. La serie no avanza hacia una meta final sino que es básicamente una sucesión de gags bien hilados y se evitan los enredos románticos que sirven de motor en algunas comedias de situación.

En 2013, la serie se despidió para siempre del público con un capítulo final redondo, que, a pesar de tener una trama independiente, compilaba algunas de las bromas más célebres de la ficción. Un auténtico gustazo para los que añorábamos al equipo informático de Reynholm Industries y su sentido del humor británico, un aspecto inseparable de su éxito, como demostraron sus fallidas adaptaciones en Estados Unidos y Alemania.

Halt and Catch Fire

«Llegó este verano sin hacer mucho ruido y poco a poco consiguió llamarnos la atención, a pesar de contar con un punto de partida no muy atractivo»

Esta ficción de la AMC llegó este verano sin hacer mucho ruido y poco a poco consiguió llamarnos la atención, a pesar de contar con un punto de partida no muy atractivo. Nos situamos en la década de los 80 en el Silicon Prairie de Texas, algo así como el hermano bastardo y feo de Silicon Valley. Dos chalados, Joe MacMillan, un chulo-putas con reminiscencias estilísticas del Patrick Bateman de American Psycho, y Gordon Clark, un ingeniero con un máster en cagadas, se unen para crear un ordenador personal que revolucione el incipiente mercado de las computadoras. Al equipo se une Cameron, una genial programadora empeñada en dotar a las máquinas de vida propia. Sólo por el hecho que la inmensa mayoría de nosotros hemos acabado siendo esclavos de éstos conglomerados de chatarra ya debería interesarnos.

La historia que narra la serie es en principio ficticia pero se han estado buscando paralelismos con la realidad desde su estreno. Los más osados afirman que es una recreación de la trayectoria de Compaq Computers, compañía fundada en febrero de 1982 por tres ingenieros de Texas Instruments para crear un ordenador personal que fuera capaz de competir con los de IBM, bajando su precio y al mismo tiempo aportando innovaciones como la portabilidad o la mejora de los gráficos. Solo nueve meses después de iniciar su andadura la compañía anunció su primer producto, la computadora Compaq Portable, antecesora de los portátiles actuales de la cual vendieron 53.000 unidades en el primer año.

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Más allá de los cotilleos informáticos, la serie cuenta con otras razones para tenerla en consideración. En primer lugar un personaje femenino, Cameron Howe (Mackenzie Davis), destinado a convertirse en icono gracias a su estilo punk y su reivindicación del papel de la mujer en la historia de la programación, con referencias a Ada Lovelace y Grace Hopper. No es la única fémina de Halt and Catch Fire que llama la atención: Donna Clark (Kerry Bishé), la esposa de Gordon, demuestra estar mucho más capacitada que su marido para la ingeniería y para la vida en general. Expresamente o no, los hombres de la serie quedan a la altura del betún.

Como no solo de contenido se vive, la serie se asegura que el continente también nos seduzca. Lo hace con unos títulos de crédito ochenteros y tecnológicos y una banda sonora muy trabajada, con temas para cada uno de los personajes según su personalidad. Si os queréis imbuir de la atmósfera del drama de la AMC podéis seguir las diferentes listas que la cadena ha confeccionado en Spotify.

 

Betas y Silicon Valley

«Jóvenes geniales buscando la manera de crear la nueva aplicación revolucionaria y con dificultades para relacionarse socialmente»

Estas dos series deberían verse prácticamente juntas, ya que una es la evolución natural y mejorada de la otra. La primera, Betas, es uno de los intentos de Amazon por hacerse un hueco en el panorama seriéfilo; la segunda, Silicon Valley, es una nuevo propuesta cómica de HBO, alejada de dramedias como Girls.

Ambas se sitúan en la meca tecnológica del mundo y nos muestran historias similares: jóvenes geniales buscando la manera de crear la nueva aplicación que revolucionará el mercado y con bastantes dificultades para relacionarse socialmente. En las dos encontraréis oficinas que parecen parques infantiles y una cierta tendencia a ignorar el género femenino, con un casting compuesto prácticamente en su totalidad por hombres.

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¿Qué las diferencia? La serie de la HBO gasta un poco más de mala leche en su retrato de la triunfante Silicon Valley. Quizás es porque su creador, Judge Mike, habla con conocimiento de causa: En 1987 se mudó a esa zona de California para trabajar en Parallax Graphics, una start-up de la que huyó sólo tres meses después para tocar el bajo con una banda de blues, asqueado de la cultura de la compañía y de sus colegas.

La propuesta del canal por cable también gana en el apartado interpretativo con unos actores un poco más bregados en el género que los de Betas, mucho más jóvenes en su mayoría.

Freaks and Geeks

«La infancia del grupo de geeks del título podría ser la de los protagonistas de cualquiera de las series anteriores»

Vale, no es exactamente una serie de informática pero la infancia del grupo de geeks del título podría ser la de los protagonistas de cualquiera de las series anteriores. Judd Apatow construyó un manual del desencanto adolescente mostrando, entre otras cosas, el día a día de unos chicos incomprendidos, obsesionados con Star Wars, la ciencia ficción y Dragones y Mazmorras, que intentan desesperadamente encajar en el medio ambiente salvaje de un instituto norteamericano.

A su favor, además de unos guiones excelentes, haber escogido a unos actores que por edad se adecuaban a las experiencias que vivían sus personajes.

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Si queremos rizar el rizo incluso podemos encontrar conexiones directas: Martin Starr, el actor que en Freaks and Geeks interpretaba al larguirucho Bill Haverchuck, aparece en Silicon Valley como Bertram Gilfoyle, uno de los programadores que participa en el proyecto desarrollado por el protagonista.

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