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El autor de Juego de Tronos, George R.R. Martin, está terminando el último libro de la saga Canciones de Hielo y Fuego, Vientos de Invierno, mientras cumple cuarentena voluntaria recomendada por la administración de EEUU durante la crisis del COVID-19.
Su librería, Beastly Books, permanecerá abierta por ahora, pero todos los eventos allí se cancelan. El servicio de pedidos por correo de la librería permanecerá abierto porque «leer es la mejor manera de pasar las horas vacías». Lectura y, en el caso de Martin, escritura.
«Para aquellos de ustedes que pueden estar preocupados por mí», escribe en su blog personal, «sí, soy consciente de que soy parte de la población más vulnerable, dada mi edad y condición física. Pero me siento bien en este momento, y estamos tomando todas las precauciones razonables», añade Martin.
«Estoy solo en un lugar remoto y aislado, atendido por uno de mis empleados, y no voy a ir a la ciudad ni ver a nadie. A decir verdad, paso más tiempo en Poniente que en el mundo real, escribiendo todos los días. Las cosas son bastante sombrías en los Siete Reinos… aunque tal vez no tan sombrías como pueden llegar a ser aquí», sentencia con sarcasmo.
«Por desgracia esto no es el tipo de novela de ciencia ficción en la que soñé vivir cuando era un niño, la que tiene las ciudades en la Luna, las colonias en Marte, los robots domésticos programados y los autos voladores… Nunca me gustaron las historias de pandemia.»
Es cierto que COVID-19 es mucho más mortal para las poblaciones mayores y Martin tiene 71 años y no es el septuagenario más saludable que existe. Afortunadamente, es lo suficientemente rico como para poder aislarse a sí mismo sin demasiada interrupción ya que su trabajo no requiere que vaya a una oficina u otro lugar público. Puede trabajar de forma remota y mantenerse alejado de las zonas de alto riesgo.
Si hay algo positivo en esto, se trata de pasar más tiempo en Poniente que en el mundo real. Quizás un bloqueo de coronavirus es exactamente lo que Martin necesita para terminar Vientos de Invierno. No es un aspecto positivo dado el costo económico y el costo de la vida humana que el virus ya ha tomado, pero es algo.