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Suits llevaba años estando disponible tanto en Peacock -plataforma del estudio que la produce, NBCUniversal- como en Prime Video. Tras caducar la licencia de Prime Video, Netflix obtuvo la serie para su catálogo como ha hecho con tantas otras. Ni siquiera promocionó su llegada, simplemente apareció en la plataforma junto con los demás añadidos que son habituales a principios de cada mes. Y de repente, todo el mundo estaba viendo Suits.
Al mes de su llegada a Netflix, Nielsen publicó sus listados de lo más visto en streaming -que van con un mes de retraso-, siendo Suits lo más visto de dicha semana. Desde entonces, Suits ha sido lo más visto en streaming cada semana, y no sólo entre las series adquiridas, sino en general, por delante incluso de las series originales de estreno de plataformas. Diez semanas de liderazgo -y contando- en las que ha sumado más de 500 millones de horas reproducidas. A día de hoy es la segunda serie más vista en streaming desde que Nielsen empezó a registrar datos en verano de 2020, solo por detrás de Stranger Things, aunque, si sigue así, es seguro que en unas semanas se convertirá en la número uno.
Suits durante su emisión fue una serie popular -si no lo fuese, no habría durado 9 temporadas-, pero, salvo por la presencia en la esfera pública de Meghan Markle, no es una serie que quedase para el recuerdo ni se haya mantenido en la conversación tras su finalización. Su final no causó el revuelo que sí causaron los de otras series recientes como Juego de Tronos -finalizada en el mismo año-, Better Call Saul o Succession. Fue una serie que tuvo un pico alto de popularidad y que, como todas, fue perdiendo audiencia hasta llegar a un final que, quizás, debería haber llegado un par de años antes. Por ello, su nuevo e inesperado éxito, además de a la curiosidad de ver a Meghan Markle en su faceta como actriz, se debe a varios factores que son un espejo de no solo lo que quieren los espectadores, sino también de un posible futuro del streaming.
Suits es una serie larga que cuenta con 134 episodios -124 en Netflix, al no estar disponible en Estados Unidos, país que contabiliza Nielsen, su última temporada-. Esto resulta atractivo a los espectadores por varias razones: en primer lugar, les proporciona horas y horas de entretenimiento, sabiendo además que, cuando eventualmente terminen con ella, será con un final cerrado y satisfactorio. En segundo lugar, es una serie ligera, un semiprocedimental que no exige demasiado al espectador y puede ver simplemente para entretenerse y desconectar. Es, al fin y al cabo, un culebrón con abogados que puede incorporar a su rutina diaria. Un capitulito de Suits antes de dormir.
Suits es la prueba de la capacidad de Netflix a la hora de reciclar y dotar de popularidad a series que, en sus propias cadenas de televisión, no la tenían
Sin embargo, Suits no es la única serie larga y de confort que triunfa en streaming. En los listados semanales de Nielsen siempre son las mismas series las que aparecen en el apartado de series adquiridas más vistas por streaming -es decir, vistas en plataformas pero sin haber sido emitidas originalmente en una de ellas-. Anatomía de Grey, Las chicas Gilmore, Heartland, Sobrenatural o NCIS son series que aparecen cada semana en dicho listado, teniendo todas en común ser series con varias temporadas a sus espaldas -la más corta de este grupo es Las chicas Gilmore con 7 temporadas y 153 episodios de duración- y fáciles de ver ya sea por su tono ligero o por su estructura procedimental.
Netflix, de hecho, ya sabe que son esta clase de series las que mejor funcionan en su plataforma, y es por ello que lleva meses apostando por un nuevo modelo de ficción, las “gourmet cheeseburgers”, series ligeras y de confort que evocan a aquellas producidas en la televisión en abierto en la primera década del siglo o por USA Network en su marca “blue sky”, de la que Suits formó parte. Escribí más sobre ello aquí.
La nueva vida de Suits también es prueba de la capacidad de Netflix a la hora de reciclar y dotar de popularidad a series que, en sus propias cadenas de televisión, no la tenían. Antes de su venta a Nexstar, The CW tenía un acuerdo con Netflix gracias al cual todas las temporadas de sus series pasaban a la plataforma una vez emitidas al completo en la cadena. Gracias a ello, series que empezaron con baja audiencia como Los 100 o Riverdale se convirtieron en enormes fenómenos, ya que los espectadores las descubrían en primero en Netflix y luego veían las siguientes temporadas en la propia The CW.
Otro caso es el de Cobra Kai, serie secuela de las películas de Karate Kid que se emitió originalmente en YouTube Red, pasando totalmente desapercibida. Tras el abandono de la ficción original de dicha plataforma fue comprada por Netflix, donde se convirtió en un gran éxito que le dio incluso una nominación al Emmy como mejor serie de comedia. Uno de los casos más recientes fue el de Manifest, una serie que llegó a Netflix poco después de su cancelación en NBC, y cuya repentina popularidad en la plataforma logró tanto que NBC se arrepintiese de su cancelación e intentase recuperarla sin éxito, como que Netflix hiciese una temporada final para cerrar la historia.
Ningún estudio licencia una serie a Netflix esperando que eso la convierta en un éxito. Sí, todos los casos que he mencionado lo han sido, pero son mucho más los que no y se han convertido en una serie más entre las cientos que componen el catálogo de la plataforma. La razón por la que se licencian estas series, como en cualquier negocio, es para ganar dinero. Los estudios se han dado cuenta de que incluir todas sus series y películas exclusivamente en sus propias plataformas no es buen negocio. La venta de contenido a terceros siempre fue un pilar muy importante a la hora de obtener beneficios en la industria audiovisual, y ahora, al igual que la publicidad, es algo que está regresando.
Tanto el caso de ‘Suits’ como el caso de las series de HBO licenciadas a Netflix dan una pista de cómo será el futuro de las plataformas.
Cuando Netflix empezó primero su servicio de DVDs por correo, y después su plataforma de streaming en 2007, dado que todavía no tenía contenido original -algo impensable en aquel momento-, ofrecía series y películas de los demás estudios. Todos accedieron a formar parte de ella excepto HBO, que insistía en mantener la exclusividad de sus series y que solo fuesen accesibles mediante su emisión por cable, en formato físico, y más tarde en su propia plataforma, HBO Go. Década y media después, HBO ha decidido tragarse su orgullo y licenciar por primera vez series originales a Netflix, empezando por Insecure, Ballers, Hermanos de Sangre, The Pacific y True Blood -aunque no en exclusiva, ya que siguen disponibles en Max-.
Todas ellas tienen en común que se tratan de series finalizadas, aunque no tienen ningún otro rasgo en común que nos dé una pista de por qué han sido estas series en concreto las escogidas. Lo más seguro, a pesar de no tener datos que lo apoyen, es que eran series que no tenían audiencia ni atraían suscriptores a la plataforma de Warner y que, por ello, no suponía ningún problema compartir con la competencia -algunas de ellas llevan también meses disponibles en Hulu-.
El resultado ha sido más que satisfactorio para ambas partes. Mientras que los espectadores siguen usando Netflix, series de HBO que parecían olvidadas han encontrado nueva vida. Es el caso de Ballers, serie protagonizada por Dwayne Johnson que a pesar de durar 5 temporadas nunca gozó de una notoria popularidad. Sin embargo, desde hace unas semanas se ha convertido en una habitual en los listados de Nielsen, habiendo incrementado su audiencia en un 1000% desde la llegada a la plataforma. Y aunque de Hermanos de sangre todavía no tenemos datos que lo confirmen, en redes sociales se aprecia un creciente interés por la miniserie bélica que, aunque sigue disponible tanto en Max en Estados Unidos como en HBO Max en el resto del mundo, también parece haber encontrado una nueva vida 22 años después de su estreno.
Tanto el caso de Suits como el caso de las series de HBO licenciadas a Netflix dan una pista de cómo será el futuro de las plataformas. La exclusividad se reservará para lo nuevo o para lo realmente popular. Tiene sentido que Warner quiera mantener la exclusividad de Friends, porque es una serie con capacidad de atraer nuevos suscriptores, ¿pero para qué mantener la exclusividad de otras series que apenas son vistas cuando puedes licenciarlas a la competencia y así ganar dinero con ellas?
Hulu ha anunciado que varias series producidas por 20th Fox Television dejarán de estar disponibles en la plataforma en Estados Unidos. Entre ellas se encuentran series muy populares de los años 90 como Ally McBeal, El abogado o Canción triste de Hill Street. Series con más de 100 episodios que, de estar disponibles en Netflix, podrían disfrutar de una nueva vida.
Netflix, con 238 millones de suscriptores, es la plataforma más grande de todo el mundo. Lejos está su competencia, con los 146 millones de Disney+, los 48 millones de Hulu o los 77 millones de Max y HBO Max. Por ello, a pesar de estar disponibles en dichas plataformas, las series tienen la oportunidad de disparar su popularidad al entrar en el catálogo de Netflix. Gracias a ello, los espectadores descubren y disfrutan series que no conocían, los estudios ganan dinero gracias a vender unas series que no eran rentables en sus propias plataformas, y Netflix sigue consolidando su dominio en el mercado de streaming.
Nadie esperaba la popularidad de Suits, y adivinar cuál será el próximo nuevo viejo éxito es tarea imposible. Pero eso es lo que lo hace divertido para todos aquellos que seguimos la industria de las series.