Crítica 'Mythic Quest' (2021): "No es 'The Office' (y ni falta que hace)"
Apple TV+

‘Mythic Quest’ no es ‘The Office’ (ni falta que hace)

No es una serie que juega a la carcajada, como lo hacía 'The Office', sino que la fortaleza de 'Mythic Quest' está en explorar las vulnerabilidades de los personajes sin caer en la cursilería.
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Las dos temporadas de 'Mythic Quest' están disponibles en Apple TV+.

Comedias ambientadas en entornos laborales tenemos a patadas y el primer referente que nos viene a la cabeza es The Office, quizás la que mejor ha retratado las dinámicas, a veces absurdas, a veces demenciales, que se crean entre compañeros de trabajo. Por eso cuando Apple TV+ lanzó Mythic Quest –que explica el día a día de un grupo de trabajadores de un estudio de creación de videojuegos– podíamos pensar que estábamos ante un nuevo intento de seguir los pasos de la comedia creada per Ricky Gervais y luego adaptada por Greg Daniels para el público norteamericano. Sin embargo, Mythic Quest es más bien la hija perdida de The Office y Halt and catch fire.

Creada por tres de les mentes de It’s Always Sunny in Philadalphia –Megan Ganz, Charlie Day y Rob McElhenney–, en primera instancia Mythic Quest explica la rivalidad entre Ian Grimm (McElhenney), el egocéntrico director creativo de un videojuego de éxito, y Poppy Li (Charlotte Nicdao), la ingeniera jefe de la empresa. A su alrededor pululan un puñado de personajes que tienen sus propias neurosis: David, el jefe de la empresa a quien todo el mundo ningunea, Brad (Danny Pudi), el responsable financiero sin escrúpulos, o Rachel y Dana, les encargadas de testar los videojuegos, entre muchos otros. A diferencia de lo que pasaba en The Office, los personajes trabajan en una cosa que les apasiona y eso hace nacer todo tipo de conflictos vinculados a la ambición laboral, algo que veíamos en Halt and Catch Fire.

Ninguno de los protagonistas de Mythic Quest son personas a las que puedas querer desde un principio –son egoístas, absurdos y muchas veces malos compañeros– pero sí que las puedes acabar entendiendo sin que eso implique validar muchas de las mierdas que hacen. «Desde nuestra perspectiva, la idea de gente absolutamente buena o absolutamente mala no existe. Las personas son complicadas y complejas y nosotros mostramos algunas de las partes más oscuras de la condición humana a través de estos personajes, pero también algunas un poco más luminosas», ha explicado McElhenney.

Mythic Quest no es una serie que juega en la liga de la carcajada, como lo hacía The Office: no vais encontrar una escena de Parkour que os haga mearos de la risa cada vez que la veáis ni tampoco un incendio con un gato volando. La fortaleza de la comedia de AppleTV+ va por otro lado: es excelente cuando manosea sin caer en la cursilería las vulnerabilidades de los personajes, que son muchas y diversas. Gracias a eso consigue tratar con bastante sutileza y sensibilidad cuestiones con las que los espectadores nos podemos identificar como las inseguridades creativas, las ganas de dar un paso más en tu carrera laboral pero no saber exactamente cómo hacerlo o hasta el síndrome de la impostora.

Sin caer en el mundo de unicornios que era otra comedia laboral como Parks and Recreation (de la que somos fans), consigue explicar cómo la única manera de sobrevivir es conectar de alguna manera u otra con la gente de nuestro alrededor. Todos estos elementos hacen que la serie vaya un poco más allá de la simple comedia de oficina.

Genios de los ‘bottle episodes’

El especial sobre el confinamiento (‘Quarantine’) es una de las pocas cosas que se han hecho sobre la crisis sanitaria que no te hace enrojecer de vergüenza

La mejor prueba de la ambición de Mythic Quest se encuentra en sus especiales y sus ‘bottle episodes’. Mientras esperábamos la segunda temporada, se inventaron un especial sobre el confinamiento que es una de las pocas cosas que se han hecho sobre la crisis sanitaria que no te hace enrojecer de vergüenza. Presentado como una llamada de Zoom entre todos los trabajadores del estudio, Quarantine pasa de las bromas sobre las videoconferencias para explicar la realidad a la que todos tuvimos que hacer frente con un giro final que hace que se te humedezcan los ojos. El episodio que estrenaron posteriormente –también un especial– ya era postpandemia y ponía a la vista cómo reprender nuestra vida.

La segunda temporada deja en el pasado la pandemia y vuelve, para tranquilidad de todos, al mundo que conocíamos. Como ya pasó en la primera entrega, nos regala un ‘bottle episode’ (Backstory, el sexto capítulo) que es una reflexión maravillosa sobre el talento y cómo la confianza en uno mismo puede acabar convirtiéndose en autoengaño. Para hablarnos de todo eso los creadores escogen uno de los personajes más despreciables de la serie, C.W. Longbottom (F. Murray Abraham), y hacen que nos acabemos emocionando con una persona que claramente está desconectada de la realidad. Y eso es, en definitiva, lo mejor que sabe hacer Mythic Quest, explicarnos al ser humano, y a nosotros mismos de paso, con la excusa de hacer cuatro risas.

PD: Los pequeños detalles son poderosos y unos de los que ha llamado la atención a los seguidores de la serie es que en esta segunda temporada algunas de sus actrices, como Ashly Burch, que interpreta a la ‘tester’ Rachel, o Charlotte Nicdao (Poppy) aparecen en pantalla con su pelo al natural, es decir con canas y pelos blancos, algo no muy habitual en la televisión. Burch ha explicado que cuando rodaron el episodio de confinamiento tenían preparada una peluca que imitaba el pelo que tenía en la primera temporada pero que hablando con McElhenney decidieron incorporar a la historia de Rachel el hecho de que la actriz hace años que tiene el pelo gris. Este detalle puede parecer una tontería pero es una pequeña muestra que Mythic Quest tiene buen ojo a la hora de escribir personajes femeninos.

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