'Los Simpson': El regreso de la fiebre amarilla - Serielizados
Larga vida a Springfield

El regreso de la fiebre amarilla

'Los Simpson' ha vuelto, y no solo con una nueva temporada que podemos ver en España a través de Disney+, sino con una calidad que poco tiene que envidiar a sus míticos inicios. Sí, 'Los Simpson' ahora es buena, pero para entender esta nueva edad dorada, primero hay que analizar su importancia cultural y audiovisual y las razones de su larga crisis creativa.

En el libro TV (El Libro), los expertos en televisión Alan Sepinwall y Matt Zoller Seitz declararon a Los Simpson como la mejor serie de la historia. Se esté de acuerdo o no, no se puede negar su influencia e importancia. Siendo este uno de esos raros casos en los que una serie sale de la televisión para convertirse en parte de la cultura popular. Aunque alguien no haya visto ni un segundo de la serie, todos sabemos quién es Homer. Siendo un personaje tan reconocible como lo son Mickey Mouse o Pikachu.

El fanatismo por la serie ha recibido incluso su propio nombre: la fiebre amarilla.

Los Simpson nació en forma de sketches animados dentro del programa El show de Tracey Ullman antes de conseguir su propia serie en Fox en 1989 de la mano de su creador, Matt Groening, y de los guionistas James L. Brooks y Sam Simon. El primer episodio emitido fue Sin blanca Navidad, a pesar de que la intención era que la serie comenzase con La babysitter ataca de nuevo.

La serie siempre ha logrado adaptarse a los cambios, haciendo una crítica certera de la actualidad mediante la sátira.

Sin embargo, el episodio donde una criminal se hace pasar por niñera, fue aplazado por retrasos en la producción, eligiéndose como inicio de la serie un episodio navideño que se había producido para ser el octavo de la temporada. A pesar de todo, el capitulo resultó ser una excelente elección como inicio, al mostrar la llegada de Pequeño Ayudante de Santa Claus –el perro de la familia–, al hogar de los Simpson.

Más de treinta años y setecientos episodios después –aunque ahora como propiedad de Disney–, Los Simpson sigue en plena forma. Gracias a su cronología flotante (el paso del tiempo no afecta físicamente a los personajes), la serie ha logrado adaptarse a los cambios, haciendo (casi siempre), una crítica certera de la actualidad mediante la sátira.

Sin embargo, Los Simpson no siempre ha estado al gran nivel de sus inicios, ni al gran nivel en el que se encuentra actualmente. Hubo unos años en los que sufrió una importante crisis creativa. Creo Los Simpson, nunca ha sido una mala serie. Pero cuando estás haciendo «la mejor serie de la historia», el público se acostumbra a un cierto nivel de calidad. Y cuando este baja, se nota.

Es imposible hacer veintidós episodios perfectos anualmente, pero hubo unos años –me atrevería a decir que entre la temporada 13 y la 31, las únicas con Al Jean como showrunner en solitario, fíjate qué casualidad– donde la serie estuvo lejos de sus mejores temporadas.

El primer capítulo de Los Simpson, Sin blanca Navidad, supuso el inicio de un fenómeno audiovisual sin precedentes.

Uno de los factores culpables de su bajón de calidad fue la pérdida de la verosimilitud. Aunque los personajes vivían situaciones alocadas desde sus inicios, la serie era alabada por su realismo y por lo bien que reflejaba a la familia norteamericana de clase media en contraposición a otras sitcoms familiares de la época. Como en La hora de Bill Cosby, donde todo era perfecto y todos se querían muchísimo –nunca verías al personaje de Bill Cosby emborracharse o estrangular a su hijo en televisión, aunque todos sabemos lo que ocurría detrás de las cámaras–.

Un punto de inflexión fue el episodio de la tercera temporada Homer, el bateador. En el mismo, el Señor Burns forma un equipo de beisbol en Springfield con jugadores estrella de la MLB y Homer. Además de lo inverosímil que puede resultar que jugadores profesionales de beisbol fichen por un equipo de Springfield, estos –que se ponían voz a sí mismos– le quitaron el protagonismo a la familia principal. Algo que provocó quejas de las voces protagonistas en la lectura del guion.

Temporada tras temporada el mundo de Springfield crecía y sus personajes conquistaban a los espectadores con su humor y carisma.

Esta no era la primera vez que la familia Simpson cedía el protagonismo de su serie a otro personaje. Como en el episodio de la tercera temporada, De tal palo tal payaso, centrado en Krusty el Payaso. Pero con Homer, el bateador, los guionistas se dieron cuenta de dos cosas: podían ser todo lo inverosímiles que quisieran, y podían tener de estrella invitada a cualquier persona.

La recurrencia de invitar a famosos para poner voz en la serie –algo que ayudaba a ganar audiencia–, llegó hasta tal punto que en el episodio de la cuarta temporada, Krusty es kancelado, participaron Johnny Carson, Hugh Hefner, Luke Perry, Bette Midler, Elizabeth Taylor, Barry White y los Red Hot Chili Peppers. Algo que provocó el enfado y boicot de Julie Kavner, siendo el único episodio de toda la serie en el que su personaje, Marge, no dice ni una palabra.

Durante las siguientes temporadas la serie continuó a un nivel excelente. Pero los personajes se veían involucrados en situaciones cada vez más inverosímiles. Homer va al espacio, tienen como vecinos a la familia Bush, son visitados por Mulder y Scully de Expediente X, etc. Sin embargo, temporada tras temporada, el mundo de Springfield crecía. Y sus personajes, tanto principales como secundarios, conquistaban a los espectadores con su humor y carisma.

Fotograma del capítulo Homer, el bateador

Con nueve temporadas, la serie seguía a un nivel sobresaliente envidiado por muchos. Y entonces llegó Seymour Skinner. El director y el pillo es uno de los episodios más polémicos de la historia de la serie. En este llegaba un hombre llamado Seymour Skinner a Springfield. Revelándose que el Skinner al que los espectadores llevaban viendo casi una década se trataba de Armin Tamzarian. Un impostor que dando por muerto al verdadero Skinner le había robado la vida y la identidad. Algo que que fue duramente criticado por destrozar varios años de desarrollo en el personaje por un simple gag.

Este tipo de tramas inverosímiles e incoherentes que traicionaban a los propios personajes fueron uno de los grandes problemas de Los Simpson en su segunda década de vida. Todo esto, acompañado de depender demasiado de las estrellas invitadas. O el hecho de que los personajes se convirtieran en parodias exageradas de sí mismos en lugar de ser seres humanos con sus virtudes y sus defectos, pasó factura.

Cuando Matt Selman se volvió a unir a la serie en 2020, la mejora de calidad fue indiscutible. Desde entonces ha vuelto a lograr algo que hacía décadas que no lograba: hacer reír y emocionar

La serie pasó de ser una sátira del día a día de una familia normal y corriente de Estados Unidos, a una serie donde Lady Gaga se encuentra casualmente en Springfield para ayudar a Lisa. O Homer canta en un campamento con los Rolling Stones.

Matt Selman, guionista de la serie desde 1997, se unió a Al Jean como co-showrunner en 2020, en la temporada 31. La mejora de calidad fue indiscutible. Desde entonces la serie ha vuelto a lograr algo que hacía décadas que no lograba: hacer reír a carcajadas y emocionar. Sigue sin estar al nivel de sus primeras temporadas –y nunca lo estará–, pero se ha convertido de nuevo en una comedia imprescindible.

Los Simpson está al día de la actualidad sin dejar de ser atemporal. Con episodios recientes tratando temas de nuestro día a día como las fake news o los influencers. El episodio de la trigésimo tercera temporada, En el clavo de Lisa, es un buen ejemplo de cómo la serie ha vuelto a sus raíces. En este episodio, Lisa contrae una infección y debe tomar esteroides como tratamiento. Lo que le hace ganar peso y sufrir dismorfia corporal tras ser llamada por su madre “hermosa” de forma cariñosa con relación a su barriga.

Seguramente hace diez años habría sido tratado como un gag para reírse de lo sensible que es Lisa, pero en cambio este episodio trata la salud mental hablando sobre cómo todos tenemos inseguridades y lo importante que es respetarse y apoyarse para poder superarlas.

La visita de Lady Gaga al universo amarillo en el capítulo Lisa Goes Gaga

Casualmente, esta mejora coincidió con un cambio de dueños, y es que desde 2019 Los Simpson es propiedad de Disney. En Estados Unidos, la serie sigue emitiéndose en Fox –aunque internacionalmente en Disney+–, pero eso no ha impedido a Disney usarla como herramienta promocional.

Tras dos cortometrajes emitidos en cines, El día más largo de Maggie en 2012 y Jugando con el destino en 2020, Los Simpson ya ha producido cinco cortometrajes exclusivos para Disney+. Son El despertar de la siesta, como promoción de Star Wars, El bueno, el malo y el Loki, como promoción de Marvel, Los Simpson en Plusniversario, como promoción de Disney+, Cuando Billie encontró a Lisa, como promoción de Happier than Ever, y Bienvenida al Club, también como promoción de las cintas animadas disponibles en Disney+.

Debido a la gran popularidad de la serie y al claro uso promocional que está haciendo Disney de la marca, usándola para impulsar otras de sus propiedades, sorprende que su única expansión haya sido una película en 2007.

Muchas de las ideas que se barajaron como posibles películas, acabaron siendo transformadas en episodios de la serie

Habrán más películas, solo es cuestión de tiempo ahora que forman parte de Disney. Y pondría mi mano en el fuego de que, eventualmente, también habrá un spin-off. De hecho, ha habido varios intentos, incluso mucho antes de la era Disney. Muchas de las ideas que se barajaron como posibles películas, acabaron siendo transformadas en episodios de la serie. Uno de los ejemplos más tempranos fue Kampamento Krusty, episodio inicial de la cuarta temporada, que aunque fue desarrollado inicialmente como una película, su trama dio para tan poco que tuvo que incluir una canción para llegar a los veintidós minutos necesarios.

Otra idea fue hacer una parodia de Fantasía llamada Simpstasia, pero esta se descartó por su dificultad, aunque el concepto apareció en el episodio Rascapicalandia. Otra historia que estuvo a punto de convertirse en película fue El hombre que vino a ser la cena, un episodio de la vigésimo sexta temporada en el que la familia protagonista viaja al planeta de los alienígenas Kang y Kodos. Se barajó, incluso, la posibilidad de realizar una película live-action centrada en el personaje de Troy McClure, una idea descartada tras el trágico fallecimiento de su actor Phil Hartman.

De hecho, no fue el primer intento de Los Simpson de convertirse en carne y hueso. En 1994, su creador, Matt Groening, escribió un piloto live-action donde Krusty el payaso, que sería interpretado por su actor de voz Hank Azaria, se muda a Los Ángeles para presentar su propio talk show. Algo que, curiosamente, se asemeja a la trama de uno de los episodios de la nueva temporada.

La primera idea para realizar un spin-off animado de la serie llegó gracias al episodio de la cuarta temporada La tapadera. Este, para llegar a los veintidós minutos necesarios, finalizó con un brevísimo corto sobre Ned Flanders que incluso tenía su propia cabecera, Las aventuras de Ned Flanders. Eso dio a los guionistas la idea de hacer un spin-off sobre la ciudad de Springfield, que podía incluir episodios con varias historias, o algunos centrados en personajes secundarios sin la presencia de la familia protagonista. La idea se descartó por la gran carga de trabajo que supondría realizar dos series a la vez. Aunque el concepto apareció en el episodio de la séptima temporada, 22 cortometrajes sobre Springield. Y un año después en Las series secuela de Los Simpson.

Imagen de la cabecera de Las aventuras de Ned Flanders

No se puede hablar de Los Simpson sin mencionar sus predicciones, las cuales son ya innumerables, sorprendentes, y algunas muy divertidas. Es normal que cosas vistas en la serie ocurran en el mundo real si hay más de setecientos episodios con los que comparar. Sin embargo, lo que Los Simpson nunca podrá predecir es cuando llegará su final. Su showrunner Al Jean aseguró que no tienen un final en mente, pero ha citado dos episodios que podrían servir como tal.

Detrás de las risas, el episodio final de la undécima temporada, es un divertidísimo falso documental que habla mediante imágenes de archivo y entrevistas sobre qué fue de la familia protagonista, como si se tratasen de actores reales, tras el final de la serie. El otro episodio mencionado fue Eterna penumbra de una mente Simpson, una parodia de ¡Olvídate de mí!, el cual finaliza con Homer habiendo sufrido una experiencia traumática. Y por ello tomando la decisión de dejar de beber cerveza para disfrutar de su familia y su gente.

Tras treinta y cuatro temporadas su final todavía no se ve en el horizonte. Sus actores de voz no se hacen más jóvenes y no son eternos, pero la serie puede seguir sin ellos. Quizás en algún momento lejano habrá un hiato similar al que tuvo Doctor Who, la serie más longeva de la historia, pero volverán.

Ninguna serie debería durar para siempre, excepto Los Simpson.

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