Los animes del otoño
Animes otoño

Los animes del otoño

Son la Premiere League de la animación seriada del año, hijos de triunfos excepcionales y supervivientes entre el olvido sistemático. Descubrimos tres animes de visionado imprescindible.

Los animes que llegan en octubre cierran el año dictaminando los nudos del discurso otaku durante los meses siguientes, más ligeros.

Algunos lo consiguen, otros quedarán rezagados. Finalmente habrá perlas que nunca aspiraron al gigantismo y que, justo por ello, siguen siendo un espacio de resistencia a los supuestos de la opinión pública. Las descubrimos.

‘Chainsaw Man’: Quisiéramos descubrirla en otro tiempo

Semanal, último episodio: primera semana de enero.

Contaría a puñados las personas de mi edad que cultivaron su cinefilia primeriza a través de Quentin Tarantino. Chainsaw Man, como el cineasta, despierta nuestra fascinación apelando al poder de sus propias imágenes, que a su vez vienen de otra parte.

Rápidos, los primeros compases del opening entran a base de referencias explícitas a películas populares devenidas de culto (ahí están El gran Lebowski, Pulp Fiction o Sadako vs. Kayako). Viñeteados en un letterbox efectista, parecerá como si esos momentos estuvieran destinados a convertirse también en estampas para la posteridad.

Si las series de MAPPA nacen con plena voluntad de desplegar el máximo espectáculo en el mínimo periodo de tiempo, Chainsaw Man cumple sin excusas. Avanza sin molestarse en apelotonar lecturas ideológicas más o menos elaboradas, como sí hacía Ataque a los titanes, choca sin florituras de moralismo sentido y aletargador, como en la peor cara de Jujutsu Kaisen.

Hiroshi Seko ha minimizado el volumen de sus conclusiones para dejarse llevar por el torrente violento

Pochita y su dueño se fusionan bajo la forma de un “hombre-motosierra” que no necesita dar explicaciones. Las palabras sobran, la construcción de mundo también. Nada interfiere a un visionado que se asemeja (y mucho) al roer un buen pedazo de carne cruda.

Es un alivio, pues un guion que se crece a base de cinismo y de un humor seco, repelente a la sonrisa, puede ser también hogar para las posturas menos deseables del mundo otaku. Sin embargo, Hiroshi Seko (también detrás de Mob Psycho) ha minimizado el volumen de sus conclusiones para dejarse llevar por el torrente violento que pide un baño de sangre, uno de los buenos.

Así es que, con la excepción de algunos pasajes de 3D abusivo y algo tosco, los cuerpos animados, el sombreado y la planificación sean realistas, cuidados y atractivos; cinéticos al detalle. Ryu Nakayama, director, labró su carrera en la mezcla de estilos de animación (lideró las escenas de acción de la última película de Pokémon y de Sword Art Online). Ello explicaría por qué este despiporre de técnicas es tan indistinguible como gustoso.

‘Mob Psycho 100’ (T3): Se ha estrenado, pero…

Semanal, último episodio: 21 de diciembre.

Mob Psycho 100 terminará y nos preguntaremos cómo dejamos que la serie de Yuzuru Tachikawa (hoy capitaneada por Takahiro Hasui) siguiese rompiendo sus propios techos, temporada tras temporada: del 99% al ???, ¿y qué más?

Puede que nos planteemos por qué hemos seguido con los ojos pegados a la pantalla cuando sabíamos que en realidad cualquier peligro era relativo y que, al final, todo volvería a una cierta normalidad. La respuesta nos la ofrece la serie misma: quítale los demonios, que seguiremos acompañando un adolescente cuya ansiedad crece, poco a poco. El apocamiento de Mob es espejo de nuestros propios fantasmas pero también un final feliz al que aspirar (el poder estar bien, a pesar de todo). Funciona, porque no hay otra. Aunque…

Quizás su momento llegue más tarde, o puede que sus giros y triquiñuelas se hayan agotado antes de hora

Eclipsada en parte por el tremendo éxito de Chainsaw Man, con quien comparte guionista, Mob Psycho parece haberse estrenado en España de forma discreta. Quizás su momento llegue más tarde, o puede que sus giros y triquiñuelas (el episodio 2 huele a puro relleno) se hayan agotado antes de hora.

Partiendo de un material que en los orígenes brilló por su espíritu abúlico, animosamente feo y desgarbado, es difícil juzgar si la torpeza de los pasos de la tercera temporada es un defecto o, por lo contrario, se sostiene cual comentario escondido acerca del shonen de instituto como género. Por lo irrebatible de cualquiera de las dos opciones, a muchos capítulos de cerrar (quizás para siempre) el cajón psíquico creado por ONE, quien os escribe considera sensato esperar.

‘Pop Team Epic’: Pop es un palíndromo

Semanal, último episodio: 18 de diciembre.

La tortura para otakus ha vuelto con una segunda temporada que es una continuación solo porque la llamamos así. Podríamos, por el contrario, invertirla: igual que sus episodios, formados por dos mitades exactamente idénticas y con solo el doblaje de las protagonistas cambiando de voz femenina a masculina. La serie de Jun Aoki se yergue así como un gesto de rigurosa resistencia al entretenimiento, al dejarse llevar, pero también a una cadena que, en sus orígenes, impuso que esta comedia durara el doble de lo que debía (Pop Team Epic nace como webserie al aterrizar en la televisión lineal pero debe ocupar el hueco de un capítulo de anime, dos veces su tiempo).

Ante ‘Pop Team Epic’, o nos caza el temor de aquello que podemos perdernos o morimos bajo el empeño de querer verlo todo

En lugar de acatar y alargarla, el equipo de Aoki decidió plegarla, convertir a la criatura de las absurdas dinámicas de la televisión japonesa en un bicho gratuito y despiadado. Los capítulos de este anime se entienden solo cuando se consumen avanzando a saltos en un reproductor web, con el temor de dejarnos algo valioso detrás. Ante Pop Team Epic, o nos caza el temor de aquello que podemos perdernos o morimos bajo el empeño de querer verlo todo. ¡Qué idea tan genial!

Dos episodios de carcajada (muy) incómoda prueban que no es una parodia lo que esta serie busca, cuando pasa a todas las propiedades intelectuales del manganime por la picadora y, de esa carne maltrecha, saca narrativas que apenas son merecedoras de tal etiqueta.

“Es solo una serie”, nos repetimos, al querer arrancarnos las córneas tras ver por enésima vez el opening falso (con Shouta Aoi, diva superheroica) que abre cada episodio. Repitiéndose mientras nos lleva consigo, la espiral de locura de Popuko y Pipimi se rebela contra el anime como formato que una vez lo quiso empaquetar cual producto susceptible a la cultura otaku. Pop Team Epic es simplemente increíble.

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