"Muchos quedan atrapados en la tecnología, ¿pero tienen algo que contar?"
Paul Brown, productor y guionista

«Mucha gente queda atrapada en la tecnología, ¿pero tienen algo que contar?»

Charlamos con una de las plumas responsables de clásicos como 'Expediente X' o 'Pacific Blue' sobre procesos de escritura.

Paul Brown durante su intervención en la openclass organizada por Clúster Audiovisual y la New York Film Academy.

Paul Brown es un nombre que resultará familiar a los veteranos del sillón y las palomitas. Fue productor y guionista de Pacific Blue, Expediente X o Quantum Leap y trabajó con gurús y mitos de lo que antes conocíamos como la caja tonta, nombres del tamaño de Chris Carter o Donald P. Bellisario. Brown visita Barcelona para dar una clase abierta organizada por la New York Film Academy y el Clúster audiovisual de Catalunya.

Este estadounidense de pelo canoso y vocación de hombre-orquesta (ha dirigido, producido, escrito y actuado) estaba allí antes del boom o –quizá- justo cuando todo estaba a punto de llenarse de expertos en cultura catódica. “Mucha gente queda atrapada en la tecnología, y la tecnología está muy bien y la necesitamos, ¿pero tienen algo que contar? Lo que hace algo especial es la escritura, la gran escritura. No es la cultura pop o Marvel, sino la escritura” afirma.

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Mulder (David Duchovny) y Scully (Gillian Anderson) en la portada de ‘Rolling Stone’

Brown se incorporó a la segunda temporada de Expediente X cuando la serie ya había empezado a coger el vuelo que finalmente la llevaría a los altares de la religión televisiva (antes de que esta se convirtiera en una suerte de secta). Mulder y Scully aparecerían juntos luego -en la cama- en la portada de Rolling Stone y los pósters de «I want to believe« empezarían a venderse como churros, provocando hasta un conflicto de derechos.

“Llegué a la serie en 1994, creo. Me hago viejo y mi memoria no es lo que era. Sabía que era una serie magnífica y creo que una de las grandes decisiones de Chris Carter [creador del fenómeno] era el negarse a revelar el pasado de los protagonistas. Le preguntabas algo de Mulder y Scully y te contestaba: «No pienso decirte nada«. Bueno, eso y que la luz de Vancouver (donde se rodaba la serie) tiene la calidad de dar credibilidad a todo y la serie daba miedo a los niños (risas)”.

«El éxito tienes que ganártelo y tienes que invertir tiempo en ello. Yo calculo que necesitas como 10.000 horas»

La vida del productor, ahora un afamado conferenciante y consultor en asuntos relacionados con el show business, consiste en viajar por el planeta ofreciendo su sapiencia en pequeñas dosis a estudiantes que un día deseen competir en los más alto de la cadena alimenticia del negoció del espectáculo. Inquirido acerca del Santo Grial de los consejos que puedan darse a alguien que pretenda triunfar en un terreno donde la competición es fiera, Brown lo tiene claro: «No es la carrera, ni el éxito, sino como coges el material y le das vida a tu manera. Les digo a los estudiantes que no puedes fiarte solo de tu cultura, les pregunto cuál es su sueño. «Mi sueño es dirigir Iron man 7”. Entonces les explico lo que va a pasar cuando estén en el plató de la película, y tengan que dirigir a un grupo de actores salidos de la Royal Academy de Londres y no tengan ni idea de cómo hablar con ellos. Pues vas a durar allí 60 segundos. ¿Sabes por qué? Porque quieren que les guíes y si no sabes hacerlo, no tendrás trabajo. Trato de influirles, de convencerlos que sean ellos mismos. Y lo más importante: el éxito tienes que ganártelo y tienes que invertir tiempo en ello. Yo calculo que para hacer cualquiera de esas cosas necesitas como 10.000 horas. Si piensas en gente como Shakespeare, Bill Gates, Springsteen, y las horas que han dedicado a ser lo que son”, dice Brown.

El estadounidense se lo piensa un poco más cuando le pregunto por si uno es capaz de reconocer cuando algo o alguien va a ser un gran éxito antes de que los demás (el público) lo conviertan en ese éxito. «A veces uno sabe que está haciendo algo bien pero es difícil prever la reacción del público. Mira, cuando estaba en Pacific blue pude dirigir un episodio. No era la mejor serie en aquel momento, pero me sirvió para poder probar la dirección. Bueno, reprodujimos el plató de Soul train [un legendario show que se emitió durante más de 30 años, dedicado a la música de raíces negras] y tuve la suerte de contar con Beyoncé. Ella tenía 17 años y era tan, pero tan obvio que iba a ser una superestrella (sonríe). Se me acercó y me dijo ‘¿Qué necesitas que haga?» cuenta Brown con cara de saber que ha dado con el ejemplo perfecto.

Paul Brown durante su entrevista con el periodista Toni Garcia Ramon.

«A mis alumnos les pido que me cuenten cosas que tengan una gran carga emocional, porque al final no se trata de algo intelectual sino de algo emocional»

El escritor, productor, actor y realizador ha estado peregrinando por los platós más de un cuarto de siglo y recuerda muy bien la historia que más le ha marcado, y que le sirve para ilustrar lo frágil e imprevisible que es el sector, sobre todo cuando uno está dentro del mismo: «Como sabrás, participé en Quantum leap [a través del tiempo, la historia de un hombre metido en un cuerpo distinto en cada capítulo por culpa de un extraño experimento]. Me contrataron para escribir el quinto episodio y cuando llegaron al capítulo en cuestión ya no iban muy bien de audiencia. Siempre he creído que el núcleo era lo más importante, incorporar algo personal al mismo. El episodio explicaba la historia de un chaval que corría en hot rods. Recordé que cuando era joven mi madre me regaló un coche AMX. Creo que ella no sabía lo rápido que era ese coche (risas). La cuestión es que pensé en eso para el capítulo. Y pensé en mi hermana, que se casó con alguien que no le convenía sin que yo pudiera evitarlo. En el guion el protagonista (Sam) que es capaz de ver el futuro, sabe que la hermana del chaval va a casarse con un hombre que con los años se convertirá en alcohólico», cuenta, advirtiendo –con pausa dramática- que ahora viene lo bueno.

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“Antes de que se emitiera mi episodio, ABC anunció que iba a emitir Winds of war, una miniserie de 50 millones de dólares. Pensé que estaba jodido, claro. El episodio se emite y me llaman a casa para decirme que Donald P. Bellisario quería verme en su despacho. Así que me veo en el coche conduciendo a mi ejecución. Llego al despacho y Bellisario me acerca un papel: es un fax de Brandon Tartikoff, presidente de NBC en ese momento, con una cara sonriente y una frase: «Ahora creo«. Por algún motivo imposible de comprender mi episodio ha tenido más audiencia que Winds of war. «Ahora eres el productor de la serie» me suelta mientras me estrecha la mano.»

«Parece que lo que esos ejecutivos dijeron es que todo el mundo recordó ese momento en que sintió la impotencia de no poder ayudar a alguien querido. Ese fue el secreto» dice Brown, que antes de irse tiene tiempo de lanzar un último aviso: «El éxito no llega al momento. Tienes que mirar a largo plazo. No digo tengas que esperar, digo que tienes que dedicarle tiempo. Todos tenemos estas historias, cosas que amas o contra las que te gustaría revelarte. A mis alumnos les pido que me cuenten cosas que tengan una gran carga emocional, porque al final no se trata de algo intelectual sino de algo emocional. Los hechos pueden ser distintos, pero la emoción persiste. Recuerda: cuanto más específico, más universal», concluye.

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