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La primera secuencia de Fantasmas, la nueva serie creada, escrita, dirigida y protagonizada por Julio Torres para HBO, ya es toda una declaración de intenciones. En ella, su alter ego de ficción (también llamado Julio) asiste a una reunión en una empresa de ceras de colores para proponer la creación de un nuevo color: el transparente. “Si una cera es transparente y no pinta de ningún color visible, ¿para qué sirve?”, dice uno de los jefes. “Algunas cosas no son de los colores tradicionales ni se rigen por las reglas del arcoíris”, responde Torres. “Si coloreamos algo de transparente, damos a entender que es diferente y no pasa nada. Pintar algo de transparente es reimaginar nuestra concepción actual del color”.
Bajo esa premisa, que a priori puede parecer naíf, pero que Torres consigue transformar en algo mucho más complejo y autoconsciente, reside la razón de ser de esta comedia insólita que, como su protagonista, se resiste a ser como las demás, por mucho que el sistema (ese es uno de los grandes temas de la serie) se empeñe en ello. De hecho, toda la obra anterior de Julio Torres se ha movido dentro de parámetros conocidos (el gag, el sketch, el stand-up) con los cuales ha jugado e, incluso, ha conseguido dinamitar a su antojo.
‘Fantasmas’ es un apasionante cajón de sastre que alberga decenas de subtramas o mini historias en forma de sketches de humor, como su creador ya hacía en los tiempos del ‘Saturday Night Live’
En su etapa como guionista de Saturday Night Live fue responsable de algunos de los sketches más creativos: suyo es, por ejemplo, el extraordinario Papyrus (2017), protagonizado por Ryan Gosling. En Los Espookys (2018 – 2022) destacó con una de las mejores comedias televisivas recientes, uniendo terror y post-surrealismo desde la disidencia de una panda de amigos inadaptados. En My Favorite Shapes (2019) partió de las formas del show de stand-up canónico (estando sentado todo el rato) para crear humor absurdo a través de varios objetos que iban llegando a sus manos. Y en la reciente película Problemista (2023), pendiente de estreno en España y protagonizada por él mismo junto con Tilda Swinton, ofrece un diálogo intergeneracional (y de clase) incisivo e hilarante a partir de la epopeya vital de un joven para renovar su visado de trabajo en Estados Unidos y evitar ser deportado.
En Fantasmas, la cuestión migratoria es de nuevo uno de los ejes centrales. La narración se ubica en una Nueva York alternativa y casi distópica en la que sus habitantes necesitan una prueba de existencia (algo así como una green card) para ser tomados en cuenta como ciudadanos. Bajo este pretexto, el Julio Torres de ficción descubre que la gente famosa no necesita esta prueba, y, casi obligado por su agente (en realidad una eterna aspirante a actriz que lleva tanto tiempo interpretando a una agente que ya se ha convertido en una) pasará por diversas situaciones laborales en las que verá explotada su identidad como persona queer racializada e inmigrante: desde un anuncio con varios tópicos de Latinoamérica a un pitch para una traumedia sobre su vida bajo el título de How I Came Out to My Abuela (“Cómo salí del armario ante mi abuela”).
Además de esa premisa, que Torres deforma a partir de su experiencia (él mismo emigró de El Salvador a Estados Unidos y se acogió a un visado para artistas), la serie incorpora una segunda línea narrativa en la que el protagonista se empeña en buscar un pendiente dorado en forma de ostra que perdió en una discoteca gay. Una trama aparentemente mínima con la que Torres despliega la verdadera esencia de la serie, y es que en realidad Fantasmas es un apasionante cajón de sastre que alberga decenas de subtramas o mini historias en forma de sketches de humor, como su creador ya hacía en los tiempos del Saturday Night Live.
La serie está producida por Emma Stone y Dave McCary, responsables también de la otra gran serie del año: The Curse
En este cajón cabe de todo: desde una parodia alucinada de la serie ALF (en este caso, MELF, una extraterrestre de felpa que acaba liándose con el padre de familia, interpretado por Paul Dano) a la versión más kafkiana y existencialista de las Real Housewives of New York, con un cameo sensacional de la actriz Emma Stone, que a su vez ejerce de productora ejecutiva de la serie junto con su marido Dave McCary, también exguionista del Saturday Night Live y director de esa rareza llamada Brigsby Bear (2017). Y, por cierto, responsables también los dos de la otra gran serie del año: The Curse.
A través de esos microrrelatos, que la serie incluye de forma orgánica con el sentido general de la trama, Julio Torres explora muchas de sus obsesiones (incluso reciclando o adaptando gags que ya había trabajado antes en algunos de sus monólogos, como el que protagoniza Steve Buscemi, interpretando literalmente a la letra Q) mediante una puesta en escena que se atreve con lo teatral más allá de lo simbólico. Con algún que otro eco a esa gran película de Charlie Kaufman que era Synecdoche, New York (2008), Fantasmas plantea también un relato sobre el ego y la representación.
Enteramente rodada en plató, la serie emplea cierto aire (anti)onírico -en su tono a veces freudiano y también en sus decorados- para hablar de cómo nos ven los demás y cómo queremos ser vistos por los demás. Ahí está, por ejemplo, el estupendo sketch del influencer que teme dejar de gustar a la gente y que desaparezca la red social de turno con la que basa toda su personalidad; o ese hilarante personaje llamado Pirulinpinpina (literalmente una pitufina tróspida) que aparece de vez en cuando en la serie para aconsejar al protagonista sobre su imagen online. Fantasmas juega así con los nuevos tiempos desde la distorsión y la metanarratividad (el contínuo relato dentro del relato), sin ningún atisbo de soberbia en su propia rareza y con un nivel cómico que sabe ir mucho más allá de la simple referencia pop.
En ese sentido, la serie sorprende también por el incesante flujo de actores invitados (además de los ya nombrados, hay que añadir nombres como los de Bowen Yang, Natasha Lyonne, Kim Petras, Dylan O’Brien, Alexa Demie, Rachel Dratch, Cole Escola, Ziwe, Kate Berlant, Amy Sedaris, Rosie Perez, Aidy Bryant, Sunita Mani, Patti Harrison, John Early o los ex-Espookys Ana Fabrega y Bernardo Velasco), que no están ahí como meros reclamos sinó como parte esencial de ese todo inabarcable que es la mente de Julio Torres, donde conviven hámsters homosexuales, sirenas telefonistas, asistentes robots o elfos combativos por sus derechos laborales. Sin duda, una de las series de la temporada.