El rodaje de 'Juego de Tronos' le ha cambiado la cara a Irlanda del Norte
Turismo en Invernalia

Cómo el rodaje de ‘Juego de Tronos’ le ha cambiado la cara a Irlanda del Norte

Viajamos hasta el país británico para visitar localizaciones de 'Juego de Tronos' convertidas hoy en puntos turísticos clave de una nueva industria.

Winterfell Tours es una de las agencias nacidas de la fuerte demanda de guías.

«Mucha gente de Irlanda del Norte tiene al menos un amigo o un familiar que ha trabajado en Juego de Tronos. Tengo amigos que conocí en los sets de rodaje. Algunos tienen trabajos en otras producciones porque primero estuvieron en la serie de HBO. Algunos se han pasado detrás de las cámaras, incluso hay gente que empezó como extra y se ha convertido en asistente de dirección. Ahora hay grandes oportunidades para la industria audiovisual en el país». Robbie Atkinson sabe muy bien de lo que habla, porque él mismo ha experimentado la transformación que el fenómeno televisivo de la década ha supuesto para Irlanda del Norte.

Amante de la historia, su sueño siempre había sido ser guía turístico, pero hasta hace unos años tuvo que conformarse con ser dependiente de un Decathlon en Belfast. Durante su tiempo libre Robbie frecuentaba un club de tiro con arco, una afición que le abrió las puertas de Juego de Tronos. Fue la producción la que se puso en contacto con el club en busca de especialistas para las escenas con arqueros. «Al principio no conocía la serie, pero sentía que era una oportunidad importante» explica sonriente antes de recordar su debut, en la segunda temporada, durante la batalla de Aguasnegras. Un rodaje nocturno de dos semanas que tuvo que compaginar con su trabajo, al que muchas mañanas llegó apenas una hora después de haberse despojado de sus ropajes de soldado del ejército de Stannis Baratheon.

Robbie muestra una escena de ‘Juego de Tronos’ rodada en una localización del tour.

La vinculación de Robbie con el fenómeno televisivo de la década no se quedó en la pequeña pantalla. Su llegada a la producción le permitió conocer los entresijos del rodaje, y no tardó en acompañar a sus amigos y familiares a los escenarios que utilizaba la serie cada temporada. En 2016, tras abandonar su trabajo de dependiente, supo por un amigo que Game Of Thrones Tours buscaba un guía y a comienzos de junio ya estaba encabezando algunos de los recorridos que ofrece la compañía.

«De todo ‘Juego de Tronos’ solo 26 personas no son de Reino Unido o Irlanda, y de ellos 12 son europeos»

Dos años y medio después, Robbie sigue disfrutando de su trabajo como el primer día y se revela ante los turistas como un entusiasta seguidor de la serie, que además disfruta compartiendo con ellos las «siete ocasiones» en las que ha muerto en la ficción. Al actor y guía también le gusta presumir de compartir lugar de nacimiento (Lisburn) con Kristian Nairn, Hodor en la producción, y Richard Dormer, que interpreta a Beric Dondarrion. «Hay tanta gente de esta parte del mundo en Juego de Tronos…» reflexiona. «Hace unos años miré en iMDB la lista de la gente que trabaja en la serie. Me llevó mi tiempo, pero encontré que de todo Juego de Tronos solo 26 personas no son de Reino Unido o Irlanda, y de ellos 12 son europeos. Es impresionante. Creo que se ha trabajado mucho en este área, que no solo HBO ha venido aquí, HBO ha abierto la veda. Sé que muchas producciones se hacen en Irlanda del Norte porque Juego de Tronos fue la primera» apunta antes de reconocer que «nuestra compañía y este tour, también existen porque Juego de Tronos vino aquí».

Reputación e imagen

Las cifras que se han hecho públicas hasta ahora corroboran las palabras de Robbie. Entre la primera y la séptima temporada la serie ingresó en la economía de Irlanda del Norte, un país que apenas alcanza los dos millones de habitantes, 180 millones de libras y creó casi un millar de puestos de trabajo a tiempo completo y 5.700 temporales. Con el balance final, que según las primeras estimaciones superará los doscientos millones, aún por desvelar, lo que es indiscutible es que el esfuerzo gubernamental para que la serie se rodase en el país mereció la pena.

Los productores de Juego de Tronos habían planeado rodar la ficción en Escocia (en el primer episodio Invernalia es el castillo de Doune) pero cuando conocieron las deducciones fiscales que les ofrecían en la cercana Irlanda del Norte no se lo pensaron dos veces. Doce millones de libras en incentivos a los que hay que sumar la inversión de 14 millones de Northern Ireland Screen, la agencia que promueve el desarrollo de la industria audiovisual en el país, para construir nuevos estudios como los que acogieron el rodaje de la serie.

William Van Der Kells recibe a los turistas de Winterfell Tours vestido como un verdadero Stark.

El esfuerzo inversor, unido al sello de calidad que suponen unas siglas como las de HBO, han sido esenciales a la hora mejorar la reputación de la industria audiovisual norirlandesa a nivel internacional. Pero también han ayudado a mejorar la imagen de un país que, hasta unos años antes del estreno de la serie, estaba irremediablemente unido a la palabra «terrorismo». Según el último informe de Turismo de Irlanda del Norte en 2017 el país batió récords, con ingresos diarios derivados del turismo de dos millones y medio de libras, casi mil millones en un año. El organismo también señala que cada año más de cien mil turistas llegan al país deseando ponerse en la piel de los Stark o los Greyjoy, atraídos por lo que han visto en la pequeña pantalla. Verdaderos fanáticos de la producción llegados de los lugares más recónditos del mundo para vivir su propia experiencia «por el Trono».

Arcos, flechas y bodas

En la armería del castillo de Ward, una propiedad del siglo XVIII que hasta hace unos años apenas recibía visitas, un simple mapamundi se convierte en una excelente muestra del atractivo turístico de una serie. En él los visitantes que contratan los servicios de Winterfell Tours dejan una chincheta marcando su lugar de procedencia. «El 40% de nuestra clientela proviene de Estados Unidos, el 20% de Reino Unido e Irlanda. También tenemos mucha gente del resto de Europa, pero el mercado asiático se está abriendo mucho ahora, especialmente China e India» explica William Van Der Kells, responsable de la compañía que recibe a los visitantes con la vestimenta de la época y se presenta como «Willard Stark, el verdadero señor de Invernalia, soy el hermano mayor de Edd Stark y he venido a reclamar el trono».

Un mapa muestra los países de procedencia de los turistas que visitan el tour.

El castillo hizo las veces del patio de Invernalia en la primera entrega de la producción, aunque la intervención de los efectos especiales ha supuesto un buen disgusto a más de un visitante, tal y como reconoce William. Un poco de imaginación y el vestuario y los complementos necesarios para ser un Stark ayudan a digerir la posible frustración y el visitante no tarda en ponerse en la piel de un arquero. «El negocio ha crecido entre un 25 y un 35% desde el estreno de la serie» desvela el aspirante a señor medieval, que también traslada ese progreso a la industria audiovisual norirlandesa. «Gracias a Juego de Tronos el país ha podido crecer más rápidamente» sentencia.

Excursiones al cercano castillo de Audley, una zona que aparece en diversas secuencias de la segunda temporada, banquetes temáticos con los lobos huargos de la serie y bodas, «aunque no rojas» aclara William, son otros de los servicios de la compañía, que también acoge a grupos de empresas que premian a sus empleados con esta experiencia. El festival de Invernalia, que tiene lugar cada mes de septiembre y cuenta con la presencia de algunos de los actores, es otro de los grandes atractivos de esta compañía que cada año recibe «entre 25.000 y 35.000 visitantes» detalla el anfitrión de Invernalia. «La serie tiene ahora un estatus cultural. La gente viene de todo el mundo y esto ha cambiado mi perspectiva del trabajo, es fantástico» afirma sonriente.

Adrian Hanna es el doble de Ser Davos.

Adrian Hanna, al que los turistas que guía le llaman «Ser Davos», no había visto un solo episodio de Juego de Tronos hasta hace cuatro años. «Pensaba que era como El Señor de los Anillos o la saga de Harry Potter que las había visto y no me gustaron. No me interesan las fantasías medievales con criaturas horribles, dragones…», reconoce. Hoy en día se encuentra revisionando por octava ocasión la producción de HBO, y espera terminar todas las temporadas antes del esperado regreso. Empezó a verla cuando le cogieron como extra en la serie, pero para entonces su historia de amor con los Siete Reinos ya había comenzado

Como Robbie, y siete de sus compañeros en la compañía turística, Adrian ha compaginado durante unos años su labor de guía con su trabajo como extra

En 2013, cuando llevaba tres años en el mundillo de los extras de ficción, los ajustes de plantilla del Belfast Telegraph le dejaron en la calle. «Pensé que era el momento de hacer algo diferente después de 25 años», confiesa este exdiseñador gráfico que apenas sobrepasa el medio siglo. «Por aquel entonces ya era anfitrión de Airbnb en mi casa y hubo un momento que la gente que hospedaba empezó a preguntar por las localizaciones de Juego de Tronos«, algo que le era completamente ajeno, por lo que les enviaba a los tours oficiales. «Pero volvían decepcionados». Las sensaciones no cambiaron en los dos años siguientes y cuando se estrenó como extra de la producción, y pudo conocer más de cerca sus secretos, incluyó el servicio de guía turístico de Juego de Tronos en su oferta.

De los tours privados Adrian pasó a los autobuses repletos, gracias a una oferta de trabajo de una compañía turística que buscaba especialistas en la ficción y que le acogió con los brazos abiertos cuando les enseñó su experiencia en la serie. Tras un año de trabajo, y buenas críticas de los usuarios en TripAdvisor, un día le asaltó un guía de Game Of Thrones Tours. Su jefe, Tim Dailing, quería que le llamase. Tres meses después, con otras tantas suplicas de diferentes guías, Adrian accedió a hacer la llamada. «He leído los comentarios sobre tu trabajo en TripAdvisor, sé que eres un buen guía, quiero que trabajes para mí», le dijo. La oferta fue tan suculenta que no pudo decir que no.

Ser Davos (número 2).

Para Adrian, Dailing supo ver el negocio como nadie hace cinco años. «Contactó con HBO y les dijo que quería hacer tours de la serie», explica. «Les pidió permiso para utilizar imágenes de la producción porque cuando enseñas un vídeo o una fotografía es mucho más fácil recordar la escena que se rodó en el lugar en el que te encuentras. HBO le dijo que les encantaba la idea, que era la primera persona que había contactado con ellos para hacerlo y aceptaron su propuesta, pero sin ningún tipo de vinculación empresarial», aclara.

Como Robbie (el arquero de Belfast), y siete de sus compañeros en la compañía turística, Adrian ha compaginado durante unos años su labor de guía con su trabajo como extra. Pero gracias al buen ojo de una mujer del departamento de vestuario su labor se multiplicó. Cuando ella le dijo que se parecía a Liam Cunnigham, «pregunté que quién era» y durante sus primeras escenas tuvo que aparecer con «un casco, o algo que me tapara la cara, para no confundir a la audiencia». Tres días después de su llegada a la producción «vino a buscarme uno de los asistentes de dirección, diciendo que habían escuchado el rumor de que uno de los nuevos extras se parecía a Ser Davos». «He venido a comprobarlo», me dijo. «Y ahora que te veo», añadió, «estoy de acuerdo en que eres muy parecido a Ser Davos, por lo que queremos que trabajes también como su doble». «Y así es como me convertí en ‘Ser Davos número 2′», revela satisfecho.

Más contento con su faceta de guía que de intérprete, porque «es muy aburrido estar esperando, rodar una escena, repetir y repetir», Adrian se confiesa sorprendido por la trascendencia internacional de la serie. «He tenido gente en mis tours de Kazajistán, la Isla de Navidad, Perú, Alaska, Japón… Vienen de todo el mundo», reconoce. A pesar de que el desenlace de la serie es inminente, el guía se muestra convencido de que el fenómeno audiovisual y turístico sobrevivirá. El primero porque llegará la precuela y «para qué van a ir a otro sitio si durante los últimos 10 años lo han tenido todo aquí», razona orgulloso. Para el segundo, y teniendo en cuenta que Juego de Tronos es «más que una película», el argumento es aún más demoledor. «Hay un largometraje antiguo de John Wayne, El hombre tranquilo, que fue filmado en los años 50. Hoy todavía hay tours de la película en Irlanda», sentencia.

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