'Fortitude ': Bajo el glaciar
'Fortitude', el Mal latente

Bajo el glaciar

Nada es lo que parece en 'Fortitude', uno de los estrenos más particulares de la temporada.
Fortitude

La serie Fortitude lleva el nombre de su gran protagonista, una aldea de 713 habitantes situada en el círculo Ártico, donde el día a día transcurre sin incidentes, donde las autoridades no tienen que intervenir nunca. Fortitude es sinónimo de tranquilidad, un paraíso sobre hielo, aislado del resto de civilización y de todo el mal que reside en ella. Pero el cambio climático y su consecuente deshielo revelan los restos de una criatura prehistórica justo en el glaciar donde la gobernadora quiere construir un hotel de lujo. Paralelamente, tiene lugar el primer asesinato de la historia en Fortitude: un científico inglés que trabaja en el centro de investigación. No tardará en llegar un experimentado detective británico con el objetivo de resolver un misterio cada vez más complejo.

Fortitude es la última gran apuesta del canal Sky Atlantic. Un ‘thriller’ desbordante de la mano de Simon Donald (guionista en Low Winter Sun), con un gran elenco y una impresionante ambientación. Aunque la serie tenga seguramente el argumento más recurrente de la ficción televisiva, el de la eclosión y expansión del mal en una comunidad cerrada, ha conseguido distinguirse de sus similares para convertirse en uno de los estrenos más interesantes en lo que llevamos de año.

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«‘Fortitude’ es deudora del ‘nordic noir’, como el de ‘Forbrydelsen’ o ‘Bron/Broen'»

La originalidad en Fortitude se construye con elementos de distintas tradiciones televisivas. Seguramente la influencia más importante de la serie nace de la fascinación que siente la televisión británica por las series escandinavas, en especial las que se inscriben dentro del subgénero llamado nordic noir, como Forbrydelsen o Bron/Broen. Fortitude es deudora de todas ellas. De la misma manera, también lo es de una cierta ficción de culto norteamericana que encuentra en el high concept el espacio perfecto para la libertad y la rareza, como Twin Peaks o Perdidos. Y es que a medida que avanzan los episodios, Fortitude quiere parecerse más a una serie de ciencia ficción y terror, que a un ‘thriller’ convencional. Una estrategia similar a la utilizada en su momento por True Detective.

El elenco de actores también recoge esta idea de pastiche de tradiciones y acentos. Fortitude cuenta con las interpretaciones de Sofie Gråbøl (actriz danesa y protagonista de Forbrydelsen), Michael Gambon (Dumbledore en Harry Potter), Richard Dormer (Beric Dondarrion en Juego de Tronos), Christopher Eccleston (el noveno Doctor Who), el estadounidense Stanley Tucci o la española Verónica Echegui, entre otros. Todos ellos encarnan a unos personajes enigmáticos e inestables, cuyo temperamento parece estar condicionado por la geografía de la serie. La idea de que el paisaje condiciona el carácter es fundamental en Fortitude. Así, las imágenes de glaciares y escenarios árticos cubiertos de nieve, impregnan tanto a los protagonistas como a nosotros, espectadores, de una sensación de aislamiento y desolación nada confortables.

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La serie avanza por acumulación, de nuevas tramas y subtramas simultáneas, de inesperados y bizarros giros de guión, de personajes que van y vienen. Resulta fácil perderse entre todos los interrogantes que plantea la serie desde su piloto, entre tantas preguntas que no encuentran respuestas. Como si del proceso de creación de un glaciar se tratase, Fortitude crece gracias a la acumulación de nuevas capas que se van añadiendo. Pero lo importante no es lo nuevo que aparece, sino lo que ya existe latente, lo que reside bajo la superficie. Y es que bajo el glaciar de Fortitude residen los monstruos de la civilización, los vestigios de un Mal que se creía olvidado.

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