Crítica de 'The Last of Us': Los últimos serán los primeros
Crítica de la primera temporada (HBO Max)

‘The Last of Us’: Los últimos serán los primeros

HBO pone toda la carne en el asador en busca de su próximo gran bombazo. ¿Será el Apocalipsis Zombie de 'The Last of Us' la salvación?

Pedro Pascal en un momento de 'The Last of Us'.

2023 empieza fuerte para HBO con el estreno de The Last of Us. La adaptación del famoso videojuego de PlayStation, firmada por Craig Mazin (Chernobyl) y el propio co-director de la obra original, Neil Druckmann, es una de las series más caras de su catálogo. Sin embargo, consigue una primera temporada a la altura de las expectativas.

Tanto hayas jugado al videojuego, ya fuera en su versión original en PS3 o los subsiguientes remakes para PS4 y PS5, o lo desconozcas por completo, la nueva serie de HBO funciona en los dos niveles. Pues es una adaptación excelente. Claro que el listón en cuanto a adaptaciones de videojuego no es muy alto, que digamos.

The Last of Us demuestra que, cuando el material original es suficientemente bueno –y en este caso, es extraordinario– lo mejor que puedes hacer es confiar en los personajes. Darle prioridad al guión y olvidarte de emular o replicar la experiencia del jugador. Ese ha sido uno de los grandes problemas de las adaptaciones de videojuegos.

Una imagen que parece sacada del videojuego.

Al tratarse de un medio audiovisual e interactivo, muchas de esas adaptaciones se han empecinado en recrear la experiencia de usuario. Y eso es, directamente, imposible. Además de frustrante. Calcar las imágenes tiene un mérito relativo. Pero lo que realmente vale la pena es construir sobre la base narrativa del juego –que no la visual o interactiva– y expandir en función de tu espacio. Y en este sentido, cuando prioriza los personajes por encima de todo lo otro, The Last of Us triunfa.

Dos cabalgan juntos

Partiendo de unos fundamentos narrativos bien sólidos como los del juego original, la serie racae en brazos de dos «parejas de ejecutores» que construyen un edificio magnífico. Por un lado, la pareja creativa formada por Craig Mazin y Neil Druckmann. Y por otro, cómo no, la pareja de protagonistas formada por Pedro Pascal y Bella Ramsey como Joel y Ellie, respectivamente. Unos se encargan de la estructura y otros de la fachada para lo que es y será otro hit más para HBO.

Pedro Pascal tiene un sus manos un papel ideal para sus cualidades estoicas y ese perfil de anti-héroe old-fashion que se está labrando.

Respecto a los primeros, el dúo Mazin/Druckmann parece la combinación ideal entre la fidelidad a lo bueno del material original y el conocimiento del medio suficiente como para detectar de qué hace falta distanciarse y por el contrario, qué necesita expandirse. Ahí está, por ejemplo, el primer episodio, cuyo arranque desarrolla y amplía el evento traumático del pasado de Joel que da arranque al videojuego. Generando más dureza emotiva y potenciado, aún más si cabe, por el caos del estallido de la pandemia provocada por el hongo cordyceps.

Ese buen hacer en la escritura de Mazin, Druckmann y el resto del equipo es lo que permite a la serie desviarse del videojuego cuando toca y ofrecer desarrollo a sus personajes secundarios, además de a Joel y Ellie. Como sucede en el potente tercer episodio. Centrado, en este caso, en dos personajes interpretados por Nick Offerman (Parks and Recreation) y Murray Bartlett (The White Lotus) cuyos detalles no voy a destripar. O el séptimo episodio, que nos permite ahondar en un momento clave de la vida adolescente de Ellie.

Ejemplos que no solo dan empaque argumental a la serie, sino que la alejan –los justo y necesario– del cliché del género zombie. Sí, a lo largo de sus nueve episodios iniciales, The Last of Us, tiene sus dosis de monstruos, ataques,  infecciones traicioneras y acción que gustaran a quienes eso les «flipe». Pero en el cómputo total de la primera temporada, la vasta mayoría del peso recae en Joel, Ellie y el resto de aliados y contrincantes que se encuentran en su particular odisea cruzando la Norteamérica postapocalíptica.

La supervivencia de Joel y Ellie

Ahí es donde entra en juego el otro gran duo de The Last of Us. El dúo principal, de hecho, sobre el que se ha construido toda la iconografía y reputación de la marca: Joel y Ellie. O lo que, a partir de ahora, será lo mismo: Pedro Pascal y Bella Ramsey. La trama de The Last of Us nos sitúa 20 años después del estallido de la pandemia en un mundo devastado en el que los pocos humanos restantes se organizan en comunidades aisladas. El gobierno se ha convertido en una fuerza militar restrictiva poco efectiva y han surgido grupos de acción de diversas ideologías, como los Luciérnagas.

Bella Ramsey por su parte, brilla con el desparpajo que ya mostró en ‘Juego de Tronos’.

Los Luciérnagas tienen en su custodia a Ellie, quien parece presentar inmunidad al hongo que ha acabado con la humanidad. Por lo tanto, puede ser la clave para salvarla. Joel, por su parte, vive sus días como contrabandista junto a Tess (Anna Torv). El protagonista termina aceptando el encargo de transportar a Ellie a través del país. Ya que le permitirá emprender la búsqueda de su hermano Tommy (Gabriel Luna).

Bella Ramsey (izq) frente a Anna Torv (der.)

Lo que empieza cómo un mero transporte de mercancía aceptado por necesidades personales evoluciona, a través de los golpes y dificultades que van superando, en una relación mucho más transcendental y efectiva. Ambos protagonistas encontrarán, el uno en el otro, las figuras que faltan en su vida. La oscuridad de Joel, atormentado por su trauma así como por sus numerosos pero necesarios actos violentos, contrasta con la luminosidad y la personalidad arrolladora de Ellie.

Pedro Pascal tiene un sus manos un papel ideal para sus cualidades estoicas y ese perfil de anti-héroe old-fashion que se está labrando. De alguna forma más que literal, en The Last of Us se quita la máscara de mandaloriano para ofrecer una versión más rasgada y sufrida de este arquetipo que tan bien personifica. Pascal se muestra duro cuando debe ser duro y se rompe por fuera y por dentro cuando la historia lo requiere.

Con el estreno de ‘The Last of Us’, HBO demuestra haber detectado ya que el futuro inmediato de las series de gran presupuesto pasa, como ha ocurrido en el cine, por las franquicias y las IPs.

Siempre con el carisma y la efectividad que viene atesorando. Su evolución en la temporada, además, le permite ir mostrando, poco a poco, capas de calidez y sentimentalismo que lo llevan al clímax final. Y una decisión moral que marcará el futuro de la serie.

Bella Ramsey por su parte, brilla con el desparpajo que ya mostró en Juego de Tronos. La actriz, en la piel de Ellie, ejecuta una progresión inversa a la del personaje de Pascal; pese a arrancar con una personalidad cínica y madura, todo lo que va viviendo en su particular odisea le fuerza a pisar zonas grises que Joel lleva tiempo pisando. La fuerza a buscar la violencia que hay en su interior. Algo que, sin duda, transforma a Ellie y traza también un camino futuro que recorrer en las próximas temporadas. Especialmente, al desviarse éstas del material original.

La nueva franquicia

Con el estreno de The Last of Us, HBO demuestra haber detectado ya que el futuro inmediato de las series de gran presupuesto pasa, como ha ocurrido en el cine, por las franquicias y las IPs (intellectual propierties, en inglés). Pues parten de un reconocimiento popular previo que, en su lógica empresarial, reduce parte del riesgo de sacar un producto así al público. 

En este sentido, que las grandes apuestas –y éxitos– de la cadena sean La Casa del Dragón y The Last of Us confirma esta tendencia. Dos productos que encajan al 100% con lo que está sucediendo en el sector. La cadena se pone, de nuevo, a la cabeza de las tendencias pese a que otras, como AMC, ya se adelantaron con The Walking Dead. Atrás queda buscar el prestigio en series sorprendentes y revolucionarias, como antaño. Los tiempos cambian y el «prestigio» estará en las IPs. Saber escogerlas y saber adaptarlas.

Merle Dandridge, del videojuego a la serie.

Por eso, The Last of Us, junto a La Casa del Dragón, pueden ser la punta de lanza de esta nueva era. Pues para hacerlo con éxito, es crucial el equilibrio entre respeto al material original y los cambios necesarios, tanto para adaptarlo al medio serielizado como a nuevas sensibilidades sociales, si es el caso. Si no, corres el riesgo de no alienar demasiado a un público beligerante, como le ha sucedido a Los anillos del poder.

Así, The Last of Us es un buen ejemplo de cómo abordar una IP de este tipo. Aportando elementos nuevos pero mostrando mucho amor y respeto por la obra previa. La serie lo demuestra manteniendo a la actriz Merle Dandridge en el mismo papel (Marlene) que interpretó en el videojuego. O reservando un cameo especial y significativo a Ashley Johnson, la actriz que interpretó a la Ellie de la PS3.

En definitiva, tras ver los nueve episodios que forman la primera temporada de The Last of Us, estrenada semanalmente por HBO Max desde el pasado 16 de enero, nos queda claro que la serie contiene suficiente pólvora para encender una mecha que impacte y dure.

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