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¿Qué hubiera pasado si Disney no hubiera despedido a James Gunn en 2018? Recordemos: la compañía echó al director de Guardianas de la Galaxia–y alma mater de la saga–pese a la oposición del jefe de Marvel Studios, Kevin Feige. ¿El motivo? Unos chistes en twitter sobre pedofilia y homosexualidad que Gunn publicó en 2009 y fueron recuperados –con mala intención– por arqueólogos de internet de la extrema derecha norteamericana. Disney se plegó a la alt right y Gunn cogió las maletas y se fue a la competencia. A DC Cómics/Warner Bros.
Allí, James Gunn se comprometió a llevar al cine una nueva versión de El escuadrón suicida que borrara el mal recuerdo que dejó en 2016 la primera película del equipo de villanos redimidos de DC. Lo más divertido es que durante el rodaje de la nueva película para su nueva casa de cómics, Disney reculó y por mediación de Kevin Feige contrataron de nuevo a James Gunn, que volvía en 2019 como hijo pródigo para dirigir la tercera parte de Guardianes de la Galaxia. ¿Por qué cuento toda esta rocambolesca mandanga?
Pues porque, por absurdo que parezca –y vivimos en tiempos absurdos– sin esos chistes malos de Gunn en 2009 recuperados por la alt right twittera, seguramente no estaríamos hablando hoy aquí de El Pacificador, la nueva serie de James Gunn para HBO Max sobre uno de los personajes de su película El escuadrón suicida.
White Trash al poder
John Cena, el ex luchador de la WWE convertido a actor de éxito, es quien da vida a El Pacificador del título. Se trata de un tipo cuya misión en la vida es defender la paz por encima de todo. Si tiene que matar por la paz, lo hará. Y creedme que lo hace. Sin ir más lejos, en El escuadrón Suicida su personaje se lleva la palma al asesinar al único buen tío del escuadrón, Rick Flagg, pasando a ser el personaje más detestable de una banda de personajes detestables. Tan solo superado en ese aspecto por su jefa: la funcionaria de alto nivel que lleva todo el cotarro en El escuadrón Suicida, Amanda Waller (Viola Davis). Ella fue quien le mandó acabar con Flagg y quien lo salvó de la muerte al final del film, justo cuando empieza la nueva serie.
El Pacificador es un personaje «oximorónico» que predica paz y mata por doquier. Su encanto es precisamente el ridículo de su propuesta y aspecto.
Sin embargo el carisma de Cena y su facilidad por transmitir comicidad pedían un nuevo camino de redención para su personaje. Justo lo que resulta ser El Pacificador. A James Gunn le encanta poner algo de corazón en sus personajes, por muy rudos o violentos que sean. Ha encontrado en su primera serie la manera ideal de que El Pacificador deje de ser el cabrón que acabó siendo en la película y recupere toda su gracia y encanto.
Por ello, le rodea de los subordinados de Waller, que demuestran tener más humanidad que su jefa. Un variopinto grupo de operativos que guarda algunas sorpresas que no desvelaré y que pasan de manipular al ingenuo Pacificador a rodearlo como si de un equipo compenetrado se tratara. En su misión para acabar con una serie de alienígenas infiltrados en cuerpos de personas corrientes, todos ellos se esperan de El Pacificador al «son of a bitch» que se cargue a todo quisqui sin dudar ni un segundo. Pero al bueno de El Pacificador le sale la vena del remordimiento en el peor de los momentos y tiene literalmente un gatillazo que le compromete ante su nuevo equipo. ¿Será el son of a bitch que todos creen que es?
El Pacificador es un personaje «oximorónico» que predica paz y mata por doquier. Su encanto es precisamente el ridículo de su propuesta y aspecto. John Cena y James Gunn son totalmente conscientes de ello y lo llevan al máximo.Todo indicio de seriedad que pudiera haber en los cómics originales sesenteros es ahora autoconsciencia kitsch muy del estilo de James Gunn. Recurriendo así a una máxima humorista que no suele fallar: un protagonista ridículo que se toma a sí mismo demasiado en serio. Su concepto de la paz es elevado a lema de cabecera y recuerda a aquél concepto de paz tan sui géneris de los protagonistas de Team America. Ya sabéis, aquello de volar cabezas al grito de «¡America, FUCK YEAH!».
Así pues, no resulta extraño que el protagonista de El Pacificador sea un patriota rancio que vive en un tráiler en medio de la nada. Su mejor amigo es una águila calva domesticada y su único refugio son sus vinilos gastados de bandas de rock duro de los ochenta. Tras años en la cárcel y una relación tumultuosa con su padre, es un despojo humano. Un perdedor nato que espera con ansia su momento para lucirse. En esta misma línea loser se encuentra otro personaje enmascarado llamado Vigilante. Un aspirante a sidekick de El Pacificador que resulta uno de los personajes más divertidos de la serie.
‘El Pacificador’ no se echa atrás a la hora de ser violenta, descarada, sangrienta y gamberra. Y eso la hace destacar en el panorama actual de un género que se ha ido blanqueciendo
Con ellos dos y sumando el gusto por los chistes subidos de tono, la violencia gore y los insultos creativos se puede decir que James Gunn vuelve –en espíritu– a una de sus primeras películas indie. Aquella Super con Rainn Wilson (The Office) interpretando a otro loser sin rumbo, con un pasado trágico, que se lanzaba a las calles enmascarado para luchar contra la mafia local. Ambas producciones comparten sentido del humor y del entretenimiento así como su inclinación por encontrar algo de bondad en la América Profunda. Aquella que está alejada del elitismo de las costas. La que vive anclada en una iconografía cultural de hace décadas y desubicada en una sociedad post-industrial que la ha dejado atrás.
En estos lares White Trash, James Gunn se mueve a las mil maravillas. Y El Pacificador (el personaje) parece ser la respuesta White Trash al universo de héroes, anti-héroes y villanos que conforman el género de superhéroes actual. En este sentido, El Pacificador (la serie) no podría ser más remota a las series del Universo DC que existen por ahora, como Flash, Supergirl y en general todo el Arrowverse de la CW. Series pensadas para un público más adolescente, y dicho sea de paso, demasiado preocupadas en ser lo más «woke de lo woke».
A El Pacificador de John Cena todo lo que suene a woke le resbala. Ni las advertencias de edad de las plataformas, ni mostrar sus pectorales en gayumbos slip cutres y un caso que parece un urinal le importan.
El Pacificador no se echa atrás a la hora de ver violenta, descarada, sangrienta y gamberra. Y eso la hace destacar en el panorama actual de un género que se ha ido blanqueciendo a medida que se ha convertido en dominador del mainstream. En otras palabras, pese a ser un producto de Warner Bros y DC, El Pacificador está más cerca de The Boys que de Ojo de Halcón.
Una bolsa llena de ‘Daddy issues’
En esta línea White Trash, ¿qué puede haber más White Trash que un padre supremacista líder de un grupo del KKK? No se me ocurre mejor casting para el padre de El Pacificador que el gran Robert Patrick de Terminator 2. Así como Amanda Waller y sus empleados buscan manipular al personaje de John Cena, si hay un personaje experto en manipular al protagonista de la serie es su padre. Él es quien lo ha criado como una máquina de matar, además de ser el armero que le proporciona los trajes y los cascos tecnológicos. Algo así como un cruce entre el Alfred de Batman y el personaje de Stacey Keach en American History X.
Los personajes de Gunn siempre forjan lazos emotivos, normalmente originados por algún sentimiento de decepción o vació que deben resolver.
Lo cual nos lleva a volver a trazar un hilo en común con los otros trabajos previos de James Gunn: las relaciones paterno-filiales. Un tema recurrente que exploró extensivamente en las dos primeras partes de Guardianes de la Galaxia. El personaje de Chris Pratt, Star-Lord era un huérfano cuyo padre adoptivo era su secuestrador. Y deseaba tanto descubrir quién era su padre biológico que al conocerlo, se encuentra con que es un malvado ser celestial interpretado por Kurt Rusell. Lo cual hace bueno al secuestrador.
La decepción de conocer cómo son realmente tus padres o incluso la fantasía freudiana de matar al padre es algo muy palpable en el cine de James Gunn. Y El Pacificador no es ninguna excepción. El padre del protagonista irá demostrándose a lo largo de los episodios como un auténtico ser despreciable que ha manipulado la personalidad de su hijo y sus voluntades, totalmente a su gusto. Lo inevitable llegará y el El Pacificador buscará la manera de salir del yugo paternal.
Y para eso no hay mejor solución que encontrar otra familia. Algo que, otra vez, es una constante en la obra de Gunn. Ya sea el grupo de antihéroes de El escuadrón suicida o el extraño clan que forman los Guardianes de la Galaxia, los personajes de Gunn siempre forjan lazos emotivos, normalmente originados por algún sentimiento de decepción o vació que deben resolver. Eso los confiere un estatus de familia alternativa que fomenta el tipo de diálogos y humor de «colegueo» con el que el guionista y director se encuentra más cómodo.
En El Pacificador eso miso mismo se va construyendo paulatinamente, a medida que avanzan los episodios. Hasta que los acontecimientos y las decisiones de cada uno de ellos desafía la unión del grupo central de personajes.
A John Cena le acompañan Freddie Stroma (Los Bridgerton) como Vigilante; Jennifer Holland (El Hijo) y Steve Agee (Superstore) como dos veteranos agentes de Waller a los que ya vimos en El escuadrón suicida; Chukwudi Iwuji(The Underground Railroad) como el líder operativo de la misión secreta y Danielle Brooks (Orange is the new black) interpretando a una novata agente que solo busca un trabajo temporal para salir del paso. De todos ellos, este último personaje es el que más se esfuerza en llevar a El Pacificador hacia terrenos emotivos y ayudar al protagonista a transicionar en su camino de bastardo sin escrúpulos a fortachón entrañable.
El Pacificador reinventa los opening (y ya era hora)
Más allá de todo ello, que confiere a El Pacificador de las suficientes cualidades para darle una oportunidad, además de leer un poco más allá de la trama básica, la serie se guarda un as en la manga. Y por liviano que parezca, se trata del opening o títulos iniciales.
Esta absurda coreografía rockera encapsula todo lo que funciona en la serie. Desprende buen rollo y se da poca importancia a sí misma.
Tras una época en la que parecía que cada nueva serie que salía debía tener el opening más artístico, visual, espectacular, magnífico y apabullante, con el que hacíamos mil y una lecturas y relecturas, hemos pasado a otra en la que un botón de «skip» nos los convierte en totalmente insignificantes. Por muy currados que estén, ya no tienen el impacto que solían tener. Eso por un lado. Por otro, han llegado a tener un nivel de sofisticación tan grande que muchos de ellos se han convertido en clichés en sí mismos. Ya no se suele innovar y peor, cualquier serie de tres al cuarto tiene unos openings brutales.
Sin embargo, va y llega James Gunn con El Pacificador y decide abrir la serie con un número musical a ritmo de «Do ya wanna taste it» del grupo Wig Wam. Sale John Cena vestido de El Pacificador y empieza a bailar la canción con una coreografía entre ridícula y entrañable. Tal cual. Y a medida que la música avanza se van uniendo todos los personajes de la serie.
Desde el padre neonazi hasta el bajito maestro del judo que muele a hostias a John Cena en unos de los episodios. Todos van desfilando a ritmo de Wig Wam, siguiendo los pasos de la coreografía con el rostro impasible, muy serio. Es de un magnetismo y un buen rollo tan contagioso que hace difícil que le demos al botón de «saltar la intro». Incluso el águila-mascota del protagonista se apunta. Una delicia.
Si pudiéramos decir una frase estilo «por su opening conocerás a una serie» entonces daríamos el clavo con El Pacificador. Esta absurda coreografía rockera encapsula todo lo que funciona en la serie. Desprende buen rollo y se da poca importancia a sí misma. Te está diciendo que la serie existe para pasar un buen rato, contar una historia entretenida y hacérnoslo pasar de maravilla con unos personajes bizarros que no tienen pudor a hacer el ridículo. Una virtud, la de no tener miedo al ridículo, que cada vez de estila menos. Y en eso James Gunn va sobrado. Y si no, que se lo digan a sus tuits del 2009.