'Cristal Oscuro: La era de la resistencia': Niños de todas las edades
'Cristal Oscuro: La era de la resistencia'

Niños de todas las edades

Breve revisión de la serie 'Cristal Oscuro: La era de la resistencia', una serie sin igual, una proeza artística, que habla directamente con el niño que llevamos dentro.

'Cristal Oscuro: La era de la resistencia' está disponible en Netflix.

Muchas veces me pregunto cómo es que llegamos a hacernos a una idea de la política. La afirmación aristotélica de que los hombres seamos naturalmente «animales políticos» no tiene realmente mucho efecto para caracterizar cómo es que nos conectamos con la política como dimensión esencial del desarrollo de la humanidad. La política está ahí, detrás de cada cortina, en los límites que se imponen por apellidos, fachadas de casas, barrios, comunidades, regiones y estados. ¿Cómo nos hacemos conscientes de ella?

De esto precisamente va la aventura encarnada en sofisticadas marionetas que se pone en marcha con la serie Cristal Oscuro: La era de la resistencia. Las comunidades protagonistas de la historia viven apaciblemente su destino y sus manías. Cada una tiene sus resabios para observarse a sí misma y para ver a las demás. En tal sentido, la literatura fantástica y las diversas manifestaciones que tiene en adaptaciones fílmicas y televisivas, plantea consideraciones parecidas en torno a familias, pueblos, regiones, razas, lenguajes. No por nada es habitual que los libros de género fantástico tengan comúnmente mapas para que los lectores nos hagamos a una idea de la vida de sus personajes y sus aldeas.

La serie deja la insinuación de que Thra tiene regiones matizadas por montañas, bosques, ríos, tenebrosos abismos y desiertos, oscuras cavernas y ensenadas. De ese mundo, sus creadores –una obra que se remonta a los inicios de la década de los ochenta y que tiene a Jim Henson, Frank Oz y Brian Froud como maestros‒ dejaron naturalmente libros en los cuales hallar los detalles que todos sus visitantes requieren como guía. Las regiones se amplían y las características de sus pobladores se hacen mucho más visibles.

A la serie se unen, pues, un buen volumen de relatos, ilustraciones, guías que –a cada quien según sus dificultades– pueden ser muy gratas para acompañar el camino de esta aventura a la que bien han llamado sus escritores la de «la era de la resistencia» (2019), una serie-precuela de la mencionada historia estrenada en los cines en 1982.

Mapa del mundo de ‘Cristal Oscuro’.

En su conjunto, los símbolos propuestos como engranaje de la fantasía se ajustan bellamente a los términos en los que se dimensiona la creatividad narrativa fantástica. Por un lado van los pueblos humillados que en su simpleza son el hazmerreír hasta de otros clanes que no son para nada distintos. Por otro van las aldeas un poco más convencidas de su papel y de su aparente nobleza. Y por un lado oscuro van las terribles familias, casi monstruosas, que difunden una idea del poder en la que encarnan un destino vitalizado por la grandeza del misterio, la divinidad y la propaganda. De cada lado, en cada región tenemos protagonistas dispuestos a defender su rol.

Esta caracterización no se aleja para nada de los más que referenciales modelos de trabajo de Tolkien y George R. R. Martin y, asimismo, de sus respectivas adaptaciones al cine y a la televisión. La historia se deja ver con claridad en los perfiles de sus personajes. Pero en el repertorio del siglo veinte y en el legado de Jim Henson y sus amigos, la fantasía viene también con otro condimento: las marionetas.

Muchos que ahora somos adultos crecimos enganchados en el atractivo que despertaron en nuestra infancia, además de las animaciones, los universos construidos a partir del viejo arte de los titiriteros. No lo sabíamos, tampoco lo sospechábamos en ese entonces, pero había en juego tantos ingredientes que solo notábamos con encanto que aquellos muñecos tenían vida propia y transmitían sentidos y valores de la existencia porque otros seres, mucho más hábiles, les insuflaban aliento. Era el arte encantando la infancia. Eran las marionetas conectando a generaciones de niños con una visión del mundo; sí, como si fuera un curso de filosofía con coloridos personajes.

Los Gelflings

En Cristal Oscuro, los Gelflings son los encargados de echarse al hombro el origen de la resistencia. Inicialmente, aunque solo unos pocos, descubren el macabro secreto que hace sostener el poder de los horribles Skeksis. Sobre ese hallazgo se vierten parejo la incredulidad y la persecución. Pero desde el primer momento lo que notamos los espectadores es el hecho mismo de que detrás del poder y la idea de que unos pueblos estén sometiendo a otros se encuentran los discursos habituales del miedo, del destino y la noción de que esos son los designios del mundo en aras de una condición superior a la que es mejor atender y aceptar.

Esta situación tiene su perfil particular en el caso de Rian, el gelfling soldado al servicio en el palacio skeksi. El joven ha sido sumiso al rol que ha debido cumplir; sin embargo, ante el fatal descubrimiento de lo que son realmente sus líderes skeksis, es mostrado como un traidor que busca ir en contra del destino que ha sido trazado para la tierra de Thra. Ni siquiera su padre, que lo ha visto con sospecha por sus impertinencias, confía en que Rian pueda ser quien diga la verdad sobre lo que ocurre y se ha ocultado a todos los pueblos.

La política comienza cuando nos percatamos de que el mundo no es naturalmente justo y que es necesario poner remedios para evitar que el poder de unos sobre otros se asuma como natural

Si bien en la tradición de la escritura de este tipo de historias, Rian es el héroe y es quien emprende su propio viaje de aprendizaje y reivindicación, el mensaje político está más que subrayado como contacto con los espectadores de todas las edades. La política comienza cuando nos percatamos de que el mundo no es naturalmente justo y que es necesario poner remedios para evitar que se asuma como esencial y natural lo que sencillamente es accesorio, el poder de unos sobre otros. Rian, como los niños que fuimos y como los niños que se acercarán a la serie, despierta a una intuición de lo que está mal y lo que se debería remediar. Ese símbolo es fundamental para mostrar la fuerza de esta sencilla historia fantástica.

La fuerza que convoca Rian caracteriza la unidad de la resistencia a pesar de que los clanes sean muchas veces adversos y mal vistos entre sí. Y el personaje no es grandioso, tiende a la ingenuidad y a la torpeza, tiene miedos y desafíos pendientes, pero es cercano a lo que somos como niños y a la comprensión de nuestro ser político.

Los Skeksis

Mientras Rian escapa, los skeksis emprenden la campaña de difamación en su contra. Hay que presentar a los traidores ante los demás clanes, obligarlos a que lo entreguen si lo ocultan, torpedear el despertar que las palabras de Rian pueden suscitar. La simbología y la caracterización de los skeksis no pueden ser más concretas. Son como aves carroñeras que con dulces palabras dicen que se han sacrificado por Thra para hacer del mundo una mejor morada. En su palacio, los festines y las reyertas son pan de cada día. Cada skeksi tiene su talento particular para el mal, como si fueran también heráldicas de las plagas y los pecados capitales. Sin falta, tienen su inteligencia científica para adelantarse a los pasos que otros podrían dar si algún día, como el que ha llegado, les da por rebelarse a los vasallos.

No es una simple metáfora, es el símbolo de una ciencia que ha buscado desarrollarse para constituir el poder. Se ha visto en la Unión Soviética, se ha leído en la Alemania nazi, se nota en las potencias que asignan a sus científicos misiones que promuevan el arraigo de sus visiones políticas. Como partícipes del mal, los personajes skeksis son los más jugosos, los más atractivos, los más graciosos. El científico y el chambelán ganan, capítulo a capítulo, mayor relevancia y, así, resultan bien aprovechados narrativamente. Pero tampoco dejan de ser aprovechados el sex-appeal y la urbanidad de los skeksis para mostrarnos las grandezas del poder. Las escenas logradas con ellos seguro sacaron más de una carcajada a los maestros titiriteros que los interpretaron.

Arte y tecnología

Pero son muchos más los aspectos en los que la serie Cristal Oscuro: La era de la resistencia muestra su dignidad. Un mundo literario, con todo y lo fantástico, puede dejarse a la imaginación de los lectores y en su sencillez ser soberbio. Pero un universo fantástico para la televisión y para las marionetas supera las dificultades técnicas que supone y manifiesta una sin igual administración de la pasión y la paciencia.

Uno de los momentos más excelsos de la historia en esta temporada se da en el capítulo siete. Al arribo de Rian, Brea, Deet y Hup, a la morada del místico UrGoh, este realiza una presentación de la historia de Thra (lo que todo espectador debe saber para hacerse conocedor de la leyenda) mediante un acto de títeres. ¡Un acto de títeres! Se lee fácil… Simplemente hay que verlo. La infancia se recupera aquí exponencialmente. Un instante imperdible de la cinematografía y los títeres de la era reciente; digo, de la era de la resistencia.

Y claro, quedan muchos personajes y anécdotas que a cada espectador le llegan al corazón. Aughra, el podling Hup, las rocas reunidas como ser bajo el nombre de Lore, entre otros, son, a su modo, héroes que brindan la fuerza que esta obra maestra de la fantasía requiere para quedarse en el alma de los niños de todas las épocas, los mismos que crecimos amando a los Muppets y a Sesame Street. A la par, los mismos que nos encariñamos con el apasionado trabajo que para Latinoamérica han hecho los actores y actrices de doblaje que, desde México, han sabido ganarse un espacio en nuestra conexión con las historias animadas. Este texto también es una forma de verlos a todos ellos aún más grandes de lo que ya son. En Cristal Oscuro: La era de la resistencia, el doblaje para América Latina está a la altura de una gran producción. Gracias por ello.

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