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El año 2025 va a ser el que presente al mundo al nuevo Universo DC, la estrategia que la competencia de Marvel va a seguir para trasladar a la pantalla nuevas aventuras de Superman, Batman, Wonder Woman y otros personajes de la historia de esa editorial de cómics. Hasta que James Gunn y Peter Safran fueron nombrados jefes del estudio, las adaptaciones de DC habían sido un poco erráticas en cine, intentando seguir el modelo del MCU, y en televisión habían tenido bastante más éxito con las series interconectadas de The CW, creadas a partir de Arrow y The Flash. De hecho, da la sensación de que la sensibilidad de Gunn está más cerca de esas ficciones para la pequeña pantalla desarrolladas tanto para el difunto DC Universe como para Max, como Swamp Thing, la animada Harley Quinn o Doom Patrol.
Solo hay que ver no solo El Pacificador, que Gunn creó antes de su “ascenso”, sino también Creature Commandos, la que arranca definitivamente la nueva era del estudio y que acaba de llegar a Max. Aparte de ese sentido del humor ligeramente irreverente y negro, la serie mantiene varios puntos de contacto con otras obras del director y guionista, como centrarse en un grupo de marginados que se reúne para cumplir un objetivo mayor, tener un protagonista que lleva a cuestas algún tipo de trauma del pasado y, por supuesto, divertirse con los niveles de violencia y sexo que puede enseñar. Da lo mismo que sea Guardianes de la Galaxia, Escuadrón Suicida o la propia El Pacificador, todas ellas comparten esas características, además de tener a Sean Gunn, hermano del director, interpretando a algún personaje excéntrico (lo que no está tan lejos de su Kirk de Las chicas Gilmore).
Bajo la pátina de su humor bruto hay una mirada cínica a la costumbre de Estados Unidos de meterse en todos los fregados internacionales y a la idea del héroe tradicional en estas historias
En el caso de Creature Commandos, ese personaje es Weasel, un animal de tamaño humano sin ningún control de sus impulsos, a quien ya interpretó en Escuadrón Suicida. Porque esa va a ser una de las notas más características de este nuevo Universo DC, que los actores que den vida a un personaje, lo harán en todas las series y películas donde ese personaje aparezca, ya sean animadas o de acción real. Por ejemplo, Viola Davis también pone voz a Amanda Waller en esta serie. Y es que ella es quien lo inicia todo como jefa de A.R.G.U.S., por supuesto.
Una misión casi imposible
La ficción arranca con Waller encargando a Rick Flag que, después los eventos en la isla de Corto Maltés que se vieron en la película, se encargue de liderar a un grupo de monstruos para mantener en el poder a la monarquía de una ficticia ex república soviética amenazada por los mercenarios de Circe, enemiga de Wonder Woman. El grupo está compuesto por el ya mencionado Weasel, la Novia (que es un trasunto de la novia de Frankenstein), el Doctor Fósforo (que es un arma radioactiva ambulante), Nina Mazursky (una científica anfibia en la línea de Abe Sapien en Hellboy) y G.I. Robot, un rudimentario robot de la Segunda Guerra Mundial cuyo único propósito es matar nazis.
Por supuesto, todos ellos quieren escapar de la prisión de A.R.G.U.S. donde están encerrados y, además, algunos de ellos tienen sus propias agendas cuando llegan a Polkostán, lo que le creará a Flag más problemas de los que ya plantean Circe y sus soldados, a quienes se presenta como una panda de incels que pelean solo porque Circe les ha prometido que podrán ir a Temiscira, la isla legendaria de las amazonas.
Es un acierto que este Universo DC 2.0 se presente con ‘Creature Commandos’ porque encaja bien en las dos series del estudio que todavía están en marcha: ‘El Pacificador’ y ‘Harley Quinn’
Más o menos queda claro por dónde va Gunn con todo esto. Bajo la pátina de su humor bruto hay una mirada cínica a la costumbre de Estados Unidos de meterse en todos los fregados internacionales y a la idea del héroe tradicional en estas historias. Le interesan los personajes que se mueven en los márgenes, como Rocket Racoon en Guardianes de la Galaxia o cualquiera de estos comandos monstruosos. La misión que tienen que llevar a cabo es, evidentemente, el macguffin para contar otras cosas y para centrarse en el viaje personal de algunos de esos personajes. Incluso Rick Flag, que a priori es el más normativo de todos, tiene sus taras, que dirían los comentaristas de internet. Además, desde el principio da la sensación de que lo que han ido a hacer a Polkostán no es exactamente lo que parece.
Es un acierto que este Universo DC 2.0 se presente con Creature Commandos porque encaja bien en las dos series del estudio que todavía están en marcha, como la propia El Pacificador, que estrenará su segunda temporada el año que viene, y Harley Quinn, que tiene pendiente de estreno su quinta entrega. En esta última, de hecho, James Gunn apareció como el director de una película sobre el padre de Bruce Wayne con aspiraciones de Oscar, y el humor de esa serie está en la misma línea que el de las desventuras de Flag, la Novia y los demás. Hasta comparten a un actor de doblaje, Alan Tudyk, que pasa de Clayface y el Joker al Doctor Fósforo.
Creature Commandos se toma en serio pocas cosas. Su sintonía ya es, directamente, una versión instrumental de Moliendo café de la banda de viento balcánica Fanfare Ciocarlia, y toda la trama política (o relativamente política) de Polkostán es a veces un poco ridícula, pero la serie sí que es consciente de que, debajo de la apariencia monstruosa de sus personajes y su aparente falta de interés en algo que no sea ellos mismos, hay cierta melancolía y una extrema soledad. Las simpatías de Gunn están con esos inadaptados, con quienes se saben temidos y marginados y son conscientes de que, si quieren algo, tendrán que pelear por ello porque se les va a negar sistemáticamente. Que luego sean un poco asesinos es solamente un daño colateral.