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Estamos en el año 2017 y el #MeToo cobra fuerza. Multitud de mujeres de todos los sectores de la industria audiovisual estadounidense deciden alzar la voz para denunciar el abuso de poder sistémico de los hombres y desenmascarar la naturaleza extendida del comportamiento misógino en la industria.
Esto resuena en multitud de países. Poco a poco algo cambia, se vuelve más fácil verbalizar lo que sucede. De golpe, la opresión a la que estamos sometidas se sitúa en primer plano y ya no hay marcha atrás en este aspecto: se ha abierto un camino.
Vamos a centrarnos en un sector en concreto: el de las guionistas. Puede parecer que el #MeToo sea un movimiento que vive en la distancia, pero ellas fueron las encargadas de recoger el relevo de todo lo que sucedía. Con el #MeToo se liberaron de ciertas cadenas y poco a poco se empezó a hablar más de la importancia de su figura y de la necesidad de filmar sus historias.
Sin mujeres a cargo de los guiones estamos ignorando a la mitad de la población
Hasta hace poco pasaban los años y la misma problemática se repetía una y otra vez: si el trabajo de guionista es ya de por sí bastante invisible, imaginaros ser guionista y mujer. Aunque parece que el paradigma está cambiando, no hay que olvidar que la lucha constante contra esta invisibilización parte de la necesidad de que todas estas voces sean escuchadas: sin mujeres a cargo de los guiones, y sin protagonistas femeninas en estos, estamos ignorando a la mitad de la población.
Ahora más que nunca es necesario hablar sobre la importancia de la perspectiva y la participación femenina en el mundo de la televisión y aquello que vertebra a todas las mujeres que escriben.
Esto, a pesar de que muchos quieran explotar el mismo argumento circular de siempre, no quiere decir que los hombres no puedan escribir con precisión o empatía sobre la agresión sexual y la dinámica del poder. El problema no es que ellos cuenten estas historias, sino que sean los únicos a los que se les permite hacerlo y sigan siendo los que dominan la narrativa.
Las guionistas jóvenes comprenden la importancia de mostrar a través de la ficción que las experiencias propias no son una excepción, sino la norma
Uno de los muchos cambios visibles en la escritura de las guionistas en los últimos años gracias al #MeToo es que no tengan que explicar o justificar de forma constante cuán generalizada es la opresión patriarcal y cómo este hecho se trata de una problemática de poder, y no de sexos. Siempre se escribió sobre eso, pero ahora muchas pueden permitirse hacerlo desde una posición de mayor legitimidad.
Las guionistas jóvenes han comprendido perfectamente la importancia de mostrar a través de la ficción televisiva que las experiencias propias de cada una de ellas no son una excepción sino la norma. Ellas son las que a través del uso de sus palabras han implementado un nuevo modelo de ficción.
En un día como hoy queremos destacar a diferentes guionistas que han escrito historias que nos han hecho vibrar y nos han permitido entrar un poco en el imaginario de lo que supone ser mujer hoy en día.
Phoebe Waller-Bridge
Esta lista no podía existir sin ella. Phoebe Waller-Bridge escribió una obra de teatro, tuvo éxito y poco después decidió adaptarla al formato televisivo. La guionizó, la dirigió y la protagonizó: una auténtica mujer del renacimiento. Se convirtió en Fleabag, la chica sin nombre. En esa protagonista juntó a muchísimas mujeres. Fleabag es alguien compleja, poliédrica, directa, descarada. ¿Una mala feminista? No sabríamos decirlo.
‘Fleabag’ es para todos, pero especialmente para todas
¿Pero por qué Phoebe Waller-Bridge es tan relevante? Pues porque ella nunca se olvida de destacar aquello es realmente importante. Bridge sabe utilizar ese pegamento que cimenta la experiencia femenina a través de sus palabras. Su escritura es extremadamente divertida, pero nunca obvia el sufrimiento y desasosiego de sus personajes.
Sus protagonistas no caen en lo predecible, y de una forma u otra siempre consigue arrojar luz en las vidas de la gente deprimida y disfuncional. Fleabag es para todos, pero especialmente para todas: ella nos ha enseñado que está bien desear, ser gritonas, exageradas, sarcásticas, cariñosas.
Aunque nos encanta la idea de volver a verla en pantalla, Bridge declaró que no pretendía hacer una tercera temporada de Fleabag. Su historia ya está terminada. Pero que no cunda el pánico, la aclamada guionista ha participado en diferentes proyectos desde entonces y estamos seguros de que habrán muchos otros en caminos.
Recientemente ayudó a guionizar la última película de James Bond, en breve se estrena la cuarta temporada de Killing Eve, y se rumorea que podría tomarle el relevo a Harrison Ford en Indiana Jones. Y sí, ya se ha confirmado que su próxima serie está en marcha. Imparable.
Michaela Coel
Después de Phoebe Waller Bridge no podía faltar Micaela. Micaela y su devastadora Podría destruirte. Micaela y su retrato del dolor desencadenado por el abuso sexual. Micaela y su Arabella. La misma que agarra ese tampón usado, la que se sube en ese ascensor lleno de hombres blancos entrajados, la que no deja de hablar sobre los límites del consentimiento, y sobre todo, la misma que lucha por encontrar un final para su libro.
Después de triunfar con la aclamada Chewing Gum (serie que le valió un BAFTA), Micaela Coel decidió embarcarse en la complicada tarea de escribir sobre una misma. La serie, aunque ficcionada, está basada en su experiencia personal con el abuso sexual. Podría destruirte es un mandamiento básico en los tiempos que corren, una hija directa del #MeToo.
Las mujeres que han sufrido abusos sexuales nunca obtienen un final cerrado
Su escritura denota esa liberación propia de la muerte de la restricción o la culpa al escribir nuestras propias verdades. Coel explicó que cuando usó su experiencia con una violación para su serie se cuestionó mucho a ella misma, llegando a plantearse si tenía derecho a usar esa historia. Remarcaba que ese sentimiento no ha desaparecido a día de hoy, pero que tal vez el estar más enfadada con todo y sentir que no necesita disculparse tanto, le ha ayudado a entender que seguramente era necesario.
En la serie, Coel nos golpea con la aplastante afirmación de que las mujeres que han sufrido abusos sexuales nunca obtienen un final cerrado. Que no hay fiesta de despedida, ni guirnaldas, ni pastel. Solo la esperanza de que todo lo sucedido dé margen a la recuperación de la vida y del deseo, y permita a las mujeres volver a sentirse seguras siendo ellas mismas.
Hace menos de un año se confirmó que Coel está trabajando en una nueva serie de televisión para la BBC. A pesar de que no se reveló mucha información al respecto, se teorizó que podría compartir algunos enlaces con Podría destruirte. Si existe una conexión entre su anterior serie y este nuevo proyecto, lo más probable es que sea temática y no narrativa. Deseando saber más sobre el proyecto y todo lo que tiene que contarnos.
Claudia Costafreda y Ana Rujas
Vienen con fuerza. Son directas y desinhibidas. Jóvenes. Ya no tienen el miedo de las que empiezan, aunque saben que sus palabras suenan fuerte. No les importa hablar del sexo, de los fluidos, del deseo, de las drogas, de los cuerpos. No tienen miedo de lo políticamente incorrecto, y tampoco del qué dirán. O al menos eso parece.
Como se dice en las redes «I walked so you could run«, y así es como se siente la escritura de Claudia Costafreda y Ana Rujas. Un impulso guiado por el instinto de supervivencia y la estela de todas sus predecesoras. Os pongo en contexto: en CARDO su protagonista, María (que coincide ser la misma Ana Rujas), se ve envuelta en una serie de catastróficas desdichas. Pero estas desdichas no vienen solas, no, no, vienen ligadas de forma directa a la experiencia de ser mujer.
La influencia de ‘Normal People’ a la hora de naturalizar el sexo desde una perspectiva preciosista, desligada de lo obsceno
Ella coge la moto a primera hora de la mañana, trasnochada y aún bajo el efecto de las drogas, y un hombre adulto insiste en ir de copiloto y acompañarla, porque sino «no se quedará tranquilo». Se suben en la moto y él la toca. Vemos la cara asustada de ella, sus ojos azules entrando en pánico. En un acto reflejo gira el manillar de su moto y caen. Él sale muy mal parado. Empieza la metamorfosis.
En CARDO hay desnudos. Femeninos y masculinos. En un acto de protesta indirecta, las creadoras muestran sin ningún tipo de pudor los cuerpos de ambos en las escenas de sexo. Sexualizan al chico al igual que sexualizan a la chica. Son conscientes de que los cuerpos y sus respectivos genitales forman parte de un todo y de que no tendría ningún sentido ocultarlos.
Es curioso porque Rujas y Costafreda hablan de la influencia que Normal People a la hora de naturalizar el sexo desde una perspectiva más estética y preciosista, y demostrar que no tiene por qué ser algo ligado de forma exclusiva a el porno o lo obsceno. Y en CARDO lo consiguen.
En su serie, además de ficción, también hay verdad. Ambas guionistas destacaron que en María habían plasmado vivencias propias y de sus amigos, dibujando un personaje con todas aquellas cosas que les resuenan e inquietan tanto a ellas como a su entorno. Es una serie que rehúye de los grandes artificios, donde la clave está en el uso de unos determinados códigos narrativos que venimos viendo en todas las ficciones escritas por mujeres en los últimos años. Hace poco se confirmó el rodaje de una segunda temporada. Impacientes por ver qué se traen entre manos.
Sally Rooney y Alice Birch
Adaptar Normal People no iba a ser una tarea fácil. ¿Cómo se adapta un libro construido alrededor de dos personajes que mantienen monólogos internos constantes y lo haces gratificante de ver? ¿Y cómo confías en una guionista primeriza para sentar las bases adecuadas en un romance tan complejo? Parece mentira pero así es.
Sally Rooney se embarcó en el proyecto de adaptación de su propio libro sin experiencia previa en el mundo de los guiones para ficción televisiva. Junto a ella, Alice Birch, guionista de la maravillosa película Lady Macbeth, que también ayudó en la escritura de Succesion, decidieron ponerse manos a la obra y aceptar el reto.
Marianne nace y en ella se genera un espejo, es un personaje que permite a muchas mujeres entender la herida interna
Tanto el libro como la serie, tratan sobre esa sensación de un abismo entre el yo interior y el yo exterior, entre el individuo privado y el mundo social, por lo que verbalizar el torrente interno de pensamientos de ambos protagonistas no era un reto hecho para cualquiera.
Con Normal People seguimos ese recorrido perfecto en el que vemos nacer la historia en las palabras de Rooney, las proyectamos a través de conversaciones que Birch vocaliza, y presenciamos esa comunión cobrar vida gracias a Daisy Edgard-Jones. Marianne nace y en ella se genera un espejo; es un personaje que permite a muchas mujeres entender la herida interna. La unión entre Rooney y Birch ejemplifica perfectamente la importancia de que las mujeres compartan su propia experiencia y sentirse más seguras en todos sus escritos.
A los que nos gustó estamos de enhorabuena, porque en breve se estrenará la adaptación del primer libro de Rooney, Conversaciones con amigos. Cruzaremos los dedos para que Rooney no deje de escribir y siga ayudando, junto a Birch, en las adaptaciones de sus novelas.
Issa Rae
En el año 2011, Issa Rae creó y protagonizó Awkward Black Girl, una webserie que llegaría a HBO después de que Girls de Lena Dunham desatara una serie de polémicas sobre la poca representación de las minorías en su serie.
Con Insecure, Rae nos presentó un nuevo modelo para la televisión feminista del futuro. La serie, que sigue a Issa y a su amiga Molly, narra las idas y venidas de estas dos mujeres negras en la Norteamérica actual, poniendo especial foco en las dinámicas raciales de Los Ángeles y cómo esto afecta a sus relaciones personales y profesionales.
Rae retrata esa herida común que comunica a mujeres negras de diferentes generaciones
Esta comedia es mordaz y profundamente antirracista, pero sobre todo es una serie que deja en evidencia al feminismo blanco no interseccional y la negligencia constante a la cual se ven sometidas las mujeres negras.
Lo que hace que esta serie sea tan importante es la autoconsciencia de Rae a la hora de retratar esa herida común que comunica a mujeres negras de diferentes generaciones. Con Insecure la actriz demuestra estar hábilmente a la altura del desafío de escribir sobre la problemática racial transformada en sitcom, destacando las situaciones cómicas pero sin olvidarse de lo trágico y conmovedor.
A narradoras como Rae se les debe dar más espacio porque eso es lo que realmente expandirá la diversidad televisiva. El próximo proyecto de Rae se llama Rap Shit, una serie producida por HBO Max sobre un grupo de rap femenino del sur de Florida que lucha por alcanzar el éxito en la industria musical. Temazos asegurados.
Arabella habla en su discurso sobre los espacios grises. Esos espacios en los que está la linea, la misma que establece los limites y la frontera. Al igual que ella, nosotras, aunque rezagadas, cogemos aire y pillamos carrerilla, nos situamos junto al resto, ocupamos ese sitio. Y en ese sitio, que llamaremos ficción, encontramos muchos nexos de unión y espacios comunes.
En estas series el hilo conector más visible es ese largo trabajo de asimilación de la necesidad de cubrirse las espaldas, de conectar a unas escritoras con otras a sabiendas de que todas ellas comparten una experiencia profunda (la de escribir) que las une de una forma más sólida y real. Y ahora que hemos parado, que recuperamos el aliento y escogemos asiento, ¿cuan reconfortante es ver que hay belleza en saber que lo que nos hace sentir vulnerables y quebrantadas es más ligero si se comparte?