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Crítica de la serie (Max)

‘The Pitt’: ‘Urgencias’ vibes

Noah Wyle lidera con su aplomo habitual 'The Pitt', una serie que no esconde ser una secuela espiritual de 'Urgencias', ideal para recuperar la fe en las series de hospitales frenéticas y naturalistas.
The Pitt

Noah Wyle vuelve a las urgencias de un hostpi

The Pitt es la nueva serie que Max estrena para empezar con buen pie este nuevo año. Se trata de una propuesta ambientada en el ala de urgencias de un hospital donde la frenética actividad de un sistema al borde del colapso está gestionada por un jefe de urgencias que hace lo que puede, interpretado por Noah Wyle

¿Os suena? Si estuviéramos en 1996 y fuera 16 de enero estaríamos hablando del estreno de la serie Urgencias en La 1 de TVE. Pero 29 años más tarde, estamos hablando de la llegada de The Pitt a una plataforma –en 1996 con esta palabra nos vendría a la cabeza la definición de “nivel horizontal, descubierto y elevado sobre el suelo, donde se colocan personas o cosas”, ya no digamos lo que nos parecería la palabra streaming–. Y aunque puedan parecer cosas distintas, en el fondo no lo son tanto.

Porque sí, en este flamante 2025 nos llega a nuestros televisores OLED de 60 pulgadas (o a nuestras pantallas diminutas de móvil, como guste) una serie médica protagonizada por Noah Wyle, creada por R. Scott Gemmill y producida por John Wells que irremediablemente nos hace pensar en la mítica Urgencias, donde los tres nombres fueron piezas clave, tanto delante como detrás de la cámara, en la época en la que los televisores aún eran de tubo e internet llegaba a muy pocos domicilios.

La secuela de ‘Urgencias’ que nunca tuvimos

Esto se debe al origen de un proyecto como The Pitt. Como sabréis, durante la última década ha habido un repunte de los revivals, secuelas y reboots varios de múltiples títulos icónicos ligado a la necesidad de las plataformas y canales por contenido que sea conocido y seguro, las ya famosas “IPs” (propiedades intelectuales, en inglés). Desde Dexter o Expediente X a Sexo en Nueva York o Padres Forzosos, muchas han sido las series que han “vuelto a la vida” cual zombie televisivo.

Así las cosas, no es de extrañar resucitar también a Urgencias. John Well, R. Scott Gemmill y Noah Wyle (como actor/productor) son quienes estuvieron más cerca de conseguirlo pero finalmente, una serie de desavenencias con la viuda de Michael Crichton, creador de la serie original (producida en su día por Steven Spielberg) imposibilitaron reanimar a un paciente que llevaba muerto desde 2009.

The Pitt

La británica Tracy Ifeachor es la Dra. Collins en ‘The Pitt’.

La solución lógica a los problemas para sacar adelante la secuela fue lo que haríamos todos: empezar (casi) de cero. Cambiar Chicago por Pittsburgh, el nombre del Dr. Carter (el personaje de Noah Wyle) por el de Dr. Michael “Robby” Robinavitch y replantear la serie con un formato ligeramente distinto, más adecuado para los tiempos del streaming y el binge-watching.

Un win-win para Warner Bros, la productora original de Urgencias que consigue una nueva serie para su plataforma Max, con la ventaja de traer parte del prestigio de la mítica serie a esta nueva “Max original” y se guarda para el futuro, cuando se esfumen las desavenencias legales, la carta de recuperar Urgencias con personajes e ubicación iguales.

‘The Pitt’ es ‘Urgencias’ en tiempo real. Y nos encanta.

La gran diferencia entre una serie y otra (más allá de las obvias por la ambientación actual) es el formato con el que se presenta la narración. Si Urgencias seguía el clásico formato semanal con historias autoconclusivas de los pacientes de turno y arcos argumentales más largos centrados en las vidas, amores y problemas de los médicos y distintos profesionales sanitarios, The Pitt apuesta por contar en tiempo real las intensas 15 horas que conforman el turno diario de un equipo de urgencias. Lo cual, por cierto, puede recordarnos a la mítica virguería del episodio 70 de Urgencias, que se emitió en directo, con dos versiones ligeramente distintas en cada costa de Estados Unidos.

Todo en ‘The Pitt’ es frenético porque así lo pide el naturalismo de la propuesta.

15 capítulos, uno por cada hora, de un mismo día donde, para añadir dramatismo, no solo tenemos la sala de espera abarrotada sino también el primer día de trabajo de un grupo de médicos estudiantes que empiezan su residencia. Todo lo que pueda pasar en este día, pasará en un sinfín narrativo en el que apenas hay descansos ni para mear, como le ocurre al personaje de Noah Wyle en un momento distendido de los primeros episodios.

The Pitt

«Es mi primer día»: la locura de trabajar en urgencias.

Todo en The Pitt es frenético porque así lo pide el naturalismo de la propuesta y la realidad de un departamento hospitalario que consigue funcionar a base del sacrificio, tesón y humanidad de un grupo de personas cuya vocación está por encima de todo. Esta celebración de lo vocacional como motor de vida también lo comparte con Urgencias y su prima lejana de misma productora, El ala oeste de la casa blanca.

Noah Wyle, el eterno Doctor Carter

Que el realismo de The Pitt surja de esa reivindicación de lo vocacional es, por una parte, gracias a los casos médicos y su brillante escritura –los otros tipos de diálogos de la serie, los más dramáticos son algo más “flipados” y forzados, la verdad– y por otra, gracias a la presencia central de Noah Wyle.

El actor, que interpretó al Dr. Carter en Urgencias en 254 episodios a lo largo de las 15 temporadas de la serie (dejó de ser fijo tras la temporada 12), fue uno de los personajes más queridos y leales de la serie. Empezó también como estudiante –vomitando, ni más ni menos, tras ver las heridas de un paciente– y encontró su vocación en el servicio de urgencias.

The Pitt

Noah Wyle, siempre en mi equipo (médico).

En The Pitt, el subrogado del Dr. Carter, ejerce ahora el rol de mentor y líder que ejercía en su día el Dr. Green (Anthony Edwards) en este reparto coral lleno de caras nuevas alrededor de Wyle. El actor encarna a la perfección, como una segunda piel, la personificación del sacrificio, el tacto, la disciplina y (de nuevo) la vocación que requiere ejercer una profesión así en un puesto como este, en un departamento de urgencias al borde del abismo y sin renunciar a un talante pedagógico que hace crecer a sus colegas (y por ende a los personajes).

Y es que al igual que le sucedió a Dennis Franz o tantos otros actores cuyo destino es ser sempiternos policías en la ficción, Wyle ha nacido para ser un médico de la tele y The Pitt es muy consciente de ello y lo explota hasta las últimas consecuencias. Todo lo que ocurre en la serie (y es mucho) no se puede entender sin Wyle como centro gravitatorio.

‘The Pitt’: lo bueno, lo feo y lo malo de la sanidad en Estados Unidos

Una de los mayores problemas que sufre el personaje de Wyle en The Pitt es la presión de la gerencia del Hospital con obtener mejores puntuaciones de satisfacción entre los pacientes (a los ojos de los gestores, clientes). Lo cual extiende algo que ya iba sucediendo en Urgencias y que está más vigente que nunca como es la extrema comercialización de la sanidad en Estados Unidos, que recurre al big data y al outsourcing para reducir costes sin importar la calidad del servicio.

Como suele ocurrir en las series de hospitales, en esas paredes se concentra la fragilidad de la vida en estado puro.

Un tema que, junto a otros actuales o recientes, como el impacto traumático del Covid –a través de unos flashbacks algo toscos y anticlimáticos, la verdad– o la crisis de los opiáceos aportan el toque justo de actualización de la serie.

También encontramos esta actualización en el joven y diverso reparto, que refleja los cambios culturales y paritarios de la última década y media así como también alguna referencia a las tensiones raciales y políticas que existen en la polarizada sociedad actual, con personajes inevitables como el típico impaciente quejón (que metafóricamente lleva escrito MAGA en la frente).

Larga vida a las series de hospitales

Todo ello bien conjuntado en ese ritmo non-stop que tiene la serie y en el que tienen cabida tanto momentos divertidos, como el estudiante que cambia cuatro veces de muda por culpa de distintas expulsiones de varios líquidos o la llegada de unas ratas bajo el abrigo de un vagabundo atendido con momentos de una tensión dramática y emocional que harán llorar al más duro espectador.

Patrick Ball, como el Dr. Frank Langdon en su primer papel importante en televisión.

Pues, como suele ocurrir en las series de hospitales, en esas paredes se concentra la fragilidad de la vida en estado puro. Convertida esencialmente en una rutina demoledora donde decisiones tomadas en cuestión de segundos marcan la vida o la muerte de una persona o se producen resoluciones que nos recuerdan lo injusta que puede llegar a ser la vida cuando quiere.

Puede que a muchos The Pitt les parezca una versión descafeinada de Urgencias, justamente elevada a los altares de la historia de la televisión norteamericana. Pero, sin llegar nunca al nivel de excelencia de su predecesora, la nueva serie de Max –de la que hemos podido ver previo al estreno solo los primeros 9 episodios, por cierto– no podía resultar más refrescante para quien escribe estas líneas –todo un aprensivo de manual con fobia a los hospitales–.

Pues, ante una oferta actual tan saturada, la necesidad nos pide a gritos volver a ciertas “comfort series”, con fórmulas de las de toda la vida que sabemos que no nos fallan. Y The Pitt ofrece justamente esto si es lo que buscas.

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