El emigrante televisivo
Jane Fonda, Alec Baldwin, Steve Buscemi, Jessica Lange...

El emigrante televisivo

La gran industria cinematográfica se traslada a la pequeña pantalla.

Primero fue del campo a la ciudad, después de países en penuria a mejores oportunidades. La emigración es un fenómeno que se ha prolongado a lo largo de la historia y ahora es el turno de la industria cinematográfica. El cine vive sumido en una crisis existencial desde hace años. Produce y produce con el único objetivo de engordarse a base de palomitas y consumo vacío. Como apuntaba Susan Sontag, el cine se ha convertido en un “descarado arte combinatorio o recombinatorio, con la esperanza de reproducir éxitos del pasado”. Vaya, que se ha sustituido la originalidad por el remake o el reboot, o por la fórmula de explotar toda idea hasta su declive más penoso.

La creación artística audiovisual ha encontrado su reducto particular en la televisión, la caja tonta y decadente. Sin hacer ascos al objetivo comercial, los creadores han tenido mas libertad para salir del cliché escribiendo y soñando en pequeño formato. Así, la televisión ha construido su éxito sobre los tropiezos del cine, ofreciendo una pieza de paciente digestión y no un producto diseñado en un molde. El espectador ha cambiado sus hábitos y también lo ha echo el actor. Sí, la gran pantalla sigue siendo el oasis soñado por muchos pero las cosas han cambiado. La televisión acoge un éxodo bíblico de talento. Unos huyen del menosprecio, otros van en busca de su oportunidad, otros no renuncian a ser el más cool. Con un motivo u otro, todos son emigrantes televisivos:

La revolución del geriátrico

Viejas estrellas, sí, pero viejas. En su día fueron iconos de referencia, talentos interpretativos de primer nivel, pero la edad no perdona. Los pechos caen, las arrugas aparecen y el botox no convence a nadie. Es el momento de dejar pasar a los jóvenes. Y es que en una industria basada en la imagen y la apariencia, el ciclo de la vida puede ser una putada. Jane Fonda (The Newsroom) y Jessica Lange (American Horror Story) intentan reciclarse, cansadas de promocionar falsos elixires rejuvenecedores. Maggie Smith (Downton Abbey) o profesora McGonagall para nuestra patética generación – sigue mostrando su valía en una serie que hace honor a su nacionalidad británica. Mitos como Robert de Niro (Criminal Justice) o Dustin Hoffman (Luck) vuelven a su tono más dramático después de sus aventuras decadentes en el doblaje y la comedia. Los más novatos del geriátrico son Kevin Spacey (House of Cards) y Alec Baldwin (30 Rock), quiénes han encontrado en la televisión un sitio más estable. La mejor manera de definir a la perfección este grupo es con las palabras de otra abuela cabreada, Shirley Maclaine: “Deberían estar avergonzados porque, a menos que seas un vampiro adolescente, no hay nada que hacer en Hollywood”.

¿Secundario?, ¿Yo?

Mostraron sus dotes interpretativos pero fueron etiquetados demasiado pronto. Algunos alcanzaron un éxito moderado, otros pasaron sin pena ni gloria. Cansados con su rol, prefirieron romper la jaula e ir en busca de otra oportunidad. La proposición televisiva adecuada y no dudaron en subir al tren. Steve Buscemi es el caso paradigmático. Triunfó en los noventa y se convirtió en una seña de identidad del cine de los hermanos Coen. Sus ojos inquietantes siguieron figurando en muchas películas menores pero fue en la televisión donde encontró su gran papel protagonista. Boardwalk Empire ha sido su redención y su interpretación le ha valido numerosos reconocimientos. También encasillado en el cine criminal, James Gandolfini deambuló por la sombra de Hollywood interpretando al estereotipo del malo malísimo que jode al protagonista sin saber por qué. Sin dejar el género, condujo a The Sopranos hasta el éxito más absoluto y su papel como padrino moderno ha marcado una época. Otros secundarios que han sacado rendimiento a la televisión son Claire Danes y Jeff Daniels. La primera es un caso peculiar. A juzgar por su historial cinematográfico parece una actriz mediocre, pero si giramos la página nos asombramos al ver en su vitrina cuatro Globos de Oro para tres papeles diferentes (My So-Called Life, Temple Grandin y Homeland). Daniels guarda un parecido con Danes, pero sin tanta dosis de éxito. Pese a tener un currículo de más peso en la gran pantalla y destacar en la comedia, ha sido un drama el que le ha llevado a su papel más popular. Su ética periodística bajo las órdenes de Aaron Sorkin en The Newsroom ha significado su renacimiento artístico. Sean Bean también ha encontrado en la televisión una fuente para seguir en forma, aunque eso no haya contribuido en abandonar su trágica afición a la muerte.

ATENCIÓN! SPOILERS:

Modernos

Nombres top de la industria hollywoodiense que no dudan en sumarse a la fiesta. La televisión está de moda y que mejor sitio para petarlo? David Lynch fue sin duda alguna el verdadero hipster del género dirigiendo y escribiendo, en un lejano 1991, Twin Peaks, que supuso un punto de inflexión televisivo. Entrados en el nuevo milenio, Tom Hanks y Steven Spielberg también pueden fardar de marcar tendencia produciendo, en 2001, la bélica Band of Brothers. Nueve años más tarde seguirían su triunfal paseo por la Segunda Guerra Mundial con The Pacific. Los realizadores vieron en la pequeña pantalla una oportunidad para probar cosas nuevas y se lanzaron en masa: Tarantino con CSI: Las Vegas, Scorsese con Boardwalk Empire, Darabont con The Walking Dead, Fincher con House of Cards… Incluso Steve McQueen, el último gran talento, ya prepara su propia serie. Pero este fenómeno también se da delante la cámara, ya sea Kate Winslet en Mildred Pierce, Matthew McCounaghey Woody Harrelson en True Detective o Matt Damon (Michael Douglas entra en el grupo de abuelos) en Behind the Candelabra, del también moderno Steven Soderbergh.

katecuki2

Todos tienen sus motivos. Pueden ser abuelos con ganas de reivindicarse, segundones con aspiraciones o famosos con ganas de tocarlo todo. La cuestión es que la crisis de ideas y de negocio que padece la gran industria cinematográfica parece no tocar fondo. Y la pequeña pantalla seguirá sacando tajada. Porque lo que buscamos los espectadores es un contenido que nos remueva, sea en el formato que sea. Así, la televisión se aparta por un instante de ser la caja de pandora para convertirse, como dijo Bertolucci, en el mejor lugar donde ver cine.
El Emigrante Televisivo infografía

en .

Ver más en Industria.