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Obi-Wan Kenobi llega a su fin, de menos a más, con dos estupendos capítulos finales que, sin embargo, no logran acallar las voces internas que nos dicen que, cuando el universo Star Wars se recuesta demasiado en la nostalgia, tiene poco a ofrecer. ¿Qué aporta Obi-Wan Kenobi más allá de la satisfacción momentánea de ver de nuevo a Ewan McGregor en la piel del famoso jedi?
No deja de ser sintomático –por contradictorio– que los dos últimos capítulos de Obi-Wan Kenobi sean los mejores a nivel cualitativo a la vez que son también los capítulos que más han revisitado territorio conocido. En ellos, la serie ofrece a los espectadores todo aquello que esperábamos, como la lucha final entre Obi-Wan y Darth Vader e incluso aparición de Qui-Gon Jinn, añadiendo cierta profundidad dramática.
Más que un puente entre trilogías, ‘Obi-Wan Kenobi’ parece una actualización 3.5 con pocos cambios.
La ocasión, en consecuencia, ha servido para dar un poco más de desarrollo a un Anakin Skywalker interpretado de nuevo por Hayden Christensen. Sumido ya del todo en el lado oscuro, pero poco más. Los personajes centrales de Obi-Wan Kenobi viven una serie de experiencias que apenas alteran un ápice su caracterización en las películas originales.
Más que un puente entre trilogías, Obi-Wan Kenobi parece una actualización 3.5 con pocos cambios. Lo cual perpetua el círculo vicioso, que se retroalimenta y nunca acaba, en el que la gran parte del universo Star Wars se encuentra. Incapaz de avanzar y preocupado por revisitar ciertos momentos que son difíciles de emular o igualar.
El show de Ewan McGregor
Eso sí, donde la actualización del sistema ha aportado algo destacable es en la actuación de Ewan McGregor. El actor escocés no fue quien originó al personaje y aún así, ha conseguido que ya no pensemos en una leyenda de la pantalla como Alec Guinness cuando nombramos a Obi-Wan. El personaje ya es suyo por derecho adquirido y en la serie consigue alcanzar niveles de profundidad que en las precuelas eran imposibles.
Con su Obi-Wan, McGregor ha ahondado en la herida causada por la extinción de los suyos, pero sobre todo, por la traición de un Anakin cuya relación era más fraternal que de maestro-aprendiz. El vacío existencial en el que vive sumido al inicio de la serie contrasta perfectamente con la esperanza que albergan sus ojos en la escena final.
Aunque sabemos que si esta serie no existiera el canon de Star Wars seguiría igual, reconforta recorrer el camino que realiza Obi-Wan junto a él. Lo que va experimentando a lo largo de los seis episodios, lo lleva de forma natural a acabar siendo el sereno anciano que encontramos en Una nueva esperanza. Para llegar a ese punto de serenidad espiritual, en el que por ejemplo, se dejaba vencer por Darth Vader ante la incomprensión de Luke Skywalker, Obi-Wan necesitaba enterrar definitivamente al recuerdo de Anakin. En este sentido, la utilidad de la serie está estrechamente ligada a la necesidad de su personaje central.
Un camino tortuoso
Más allá de esto, las dudas existenciales de la franquicia se entrometen en una serie que, por lo general, no aprovecha lo poco que tenía que aportar. Obi-Wan Kenobi amaga con expandir y avanzar en el canon con sus primeros episodios y la introducción live-action de Los Inquisidores. Pero a la postre, vuelve a caer con la misma piedra: la obsesión por ligarlo todo a los Skywalker. El personaje de Reva (Moses Ingram) es otro ejemplo más de personaje nuevo que no alcanza a tener sustancia. Precisamente porque su única característica definitoria es su relación con un Skywalker.
De ahí que, más que una serie rendida al fan service como fue El libro de Boba Fett, estemos ante una serie que busca descaradamente reconectar hechos pasados y futuros. Para así remendar agujeros de guión, aunque de paso, cree algunos nuevos, todo sea dicho. Ahí está, por ejemplo, la decisión de contar con una joven Princesa Leia como segunda protagonista. Como decía anteriormente, una actualización en toda regla que quiere solventar ciertos agujeros con parches.
Hay que loar, eso sí, el esfuerzo que han hecho los guionistas por estructurar la serie a modo de réplica micro de las dos trilogías principales. Si nos fijamos, cada episodio lleva de título Parte I, II, II y así sucesivamente. Emulando la taxonomía de la saga.
Pero si nos fijamos más allá y analizamos la estructura de cada una de esas seis partes, vemos como responden también a la estructura narrativa que tiene cada capítulo de la saga cinematográfica. Se repiten ciertos planteamientos, escenarios y dinámicas entre personajes, recuperando esa vieja idea un George Lucas que quería que «todo rimara».
Del mismo modo, no debemos ignorar que la serie ha mostrado grandes lagunas en su realización, sobre todo en su arranque. Actuaciones fuera de tono, escenas de persecución ridículas que han originado memes, escenas de acción poco destacables y una fotografía en ocasiones demasiado oscura no han ayudado en nada a elevar el producto final.
La poca confianza de los gestores de Star Wars
Soy bastante cansino con el tema, y ya lo he dejado escrito en otras ocasiones. Los únicos creadores que han demostrado tener visión de futuro con la saga son Dave Filoni y Jon Favreau. Sí, pese a los errores de El libro de Boba Fett.
El retorno de Obi-Wan y su nuevo duelo con Darth Vader se merecía tener formato cinematográfico.
Filoni lleva años demostrando en su rincón animado de Star Wars que entiende como pocos el legado de George Lucas. Sus series Las Guerras Clon, Rebels y La remesa mala se han recostado en personajes famosos de Star Wars cuando ha sido necesario –unas más que otras– pero siempre poniendo por encima de todo a nuevos personajes y nuevas historias. Al igual que ha hecho Favreau, con ayuda de Filoni, en The Mandalorian.
Por eso me preocupaba no ver a ninguno de estos nombres asociado a Obi-Wan Kenobi. Y sí, en cambio, el de la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy. La ejecutiva, tras demostrar falta de rumbo con las secuelas y películas nuevas, se apunta al carro de las series una vez que The Mandalorian ha marcado el camino. Por cierto, cuando lo han necesitado, no han dudado en copiar directamente una gran escena de Star Wars Rebels para el duelo final clave entre Obi-Wan y Darth Vader en Obi-Wan Kenobi.
Con esto no quiero decir que toda la culpa sea suya. Pero desde fuera, uno tiene la sensación que existen dos equipos paralelos en Lucasfilm que no colaboran mucho entre sí. Y que los proyectos con input directo de Kennedy suelen adolecer de demasiada nostalgia, poca imaginación y baja autoestima. Por eso suelen ser proyectos cómodos, conservadores y poco arriesgados.
Hacer una serie de Obi-Wan Kenobi es como se decía cuando era pequeño «fichar como la portera de Nuñez». Es decir, algo muy fácil y de cajón. Y es así, no nos engañemos. La operación tiene un riesgo mínimo y guarda mucha relación con la situación actual de los gerentes de Lucasfilm, que parecen tener aversión e incluso pavor al formato cinematográfico. ¿Por qué no hay ninguna película de Star Wars para los próximos años? Se han anunciado algunos proyectos pero ninguno de ellos está aún en fase de producción.
El retorno de Obi-Wan y su nuevo duelo con Darth Vader se merecía tener formato cinematográfico. Más aún cuando el grueso de la historia de Obi-Wan Kenobi ha dado para tan poco, narrativamente hablando. La pandemia ha hecho mucho daño a la industria del cine y Disney sigue mostrándose demasiado poco convencida del poder de las salas. Sin una hoja de ruta clara, para Kathleen Kennedy tiene mucho más sentido plantear la historia como una serie en Disney+, donde las expectativas puedan ser menores y el coste de distribución y promoción mucho menor.
Artísticamente hablando, sin embargo, esa es una mala decisión. Pues perdemos todos. En el universo Star Wars tienen cabida las series y las películas, todo depende de la necesidad narrativa de cada historia, de su enfoque y de su formato. Y la historia de Obi-Wan Kenobi no ha demostrado ser suficiente para seis horas. Queríamos ver de nuevo a McGregor como Obi-Wan y lo hemos conseguido. Bravo por nosotros. Hemos disfrutado, casi de manera onanista, de su nuevo duelo con Darth Vader pero ¿A costa de qué? ¿Realmente no conseguiremos nunca dejar atrás el pasado y explorar nuevos rincones de la galaxia?