'Nightsleeper': Extraños en un tren
Crítica de la serie

‘Nightsleeper’: extraños en un tren

El hackeo de la red ferroviaria británica pone en guardia al Centro Nacional de Seguridad Cibernética, que debe evitar el descarrilamiento de un tren controlado por terroristas. Esta es la premisa de un thriller tan tremendamente adictivo como plagado de clichés y giros de guion más bien torpes. Pese a todo, 'Nightsleeper' es un eficaz entretenimento 'fast and furious' que nunca aburre.

Joe Cole en 'Nightsleeper'.

Han pasado 36 años y la magistral Jungla de cristal continúa siendo un referente al que acudir constantemente. Para espectadores con buen gusto, desde luego, pero también para quienes proponen y dirigen proyectos audiovisuales vinculados a la acción. No hace falta ser demasiado perspicaz para comprovar la influencia del icónico peliculón de John McTiernan en la serie que nos ocupa. Pero podríamos sumarle otro clásico de los 90 a la ecuación, el Speed de Keanu Reeves y Sandra Bullock. Nightsleeper vendría a ser un trepidante suma y sigue de ambos films, pasado por la licuadora, y los más limitados recursos, de una producción televisiva.

Que ‘Nightsleeper’ beba de referentes bien reconocibles sin vergüenza alguna, no impide que sus seis episodios pasen como una exhalación

Creada por Nick Leather (The Control Room), la historia pone en un serio apuro a un grupo de pasajeros de un tren que viaja de Glasgow a Londres. Alguien ha hackeado el sistema de conducción del convoy y, controlado a distancia, amenaza con descarrilarlo o, todavía peor, estamparlo contra la londinense Victoria Station. Las esperanzas de los viajeros pasan por la complicidad, vía teléfono satelital, de la pareja protagonista de la serie: por un lado, tenemos a una perspicaz experta en el tema que gestiona el conflicto desde el Centro Nacional de Seguridad Cibernética del Reino Unido, proponiendo constantemente soluciones imaginativas para recuperar el mando del tren y frenarlo. Por el otro, entre los pasajeros hay un policía caído en desgracia que asumirá el liderazgo de la situación, poniendo al asunto músculo y carreras y persecuciones entre vagones.

Nightsleeper

Alexandra Roach en ‘Nightsleeper’.

Interpretados por Alexandra Roach (Utopía) y Joe Cole (Peaky Blinders), ambos personajes y su relación a distancia hacen imposible no pensar en Bruce Willis y Reginald VelJohnson haciéndose amiguetes telefónicos mientras el primero trata de acabar con los terroristas que han invadido el Edificio Nakatomi en plena víspera de Navidad.

Citábamos Jungla de cristal y Speed, y aún podríamos sumarle unas gotas de 24 (por aquello de estar narrada en tiempo real), de El puente de Cassandra (que muy probablemente solo recuerda en arriba firmante) o de Asesinato en el Orient Express: a partir de un determinado momento, la serie, casi como si de una novela de Agatha Christie se tratara, nos inyecta la duda de si alguno de los pasajeros del tren está metido en el ajo.

La propia serie apuesta por la velocidad para que no prestemos demasiada atención a los torpes trucos de guionista

De alguna manera, todos ellos se encapsulan en estereotipos, y, claro, todos tienen motivaciones suficientes para tenerles bajo vigilancia: la impopular ministra de Transportes que tenía un plan para ceder el control del sistema ferroviario británico a Francia, una periodista muy muy ambiciosa, dos trabajadores no demasiado contentos con el trato laboral que reciben, un cuñado que no deja de ver ataques woke por todas partes mientras se trinca el alcohol del vagón-restaurante, un antiguo conductor de trenes… Todos ellos se convierten en sospechosos de estar implicados en el secuestro de algún modo, excepto un niño extraviado (ese sí habría sido un buen giro de guion) que sirve para que el héroe de la función se acuerde de su propio hijo.

Nightsleeper

‘Nightsleeper’ está disponible en Movistar Plus +.

Que Nightsleeper beba de referentes bien reconocibles sin vergüenza alguna (¿acaso no lo hacían Vigil o Secuestro en el aire?), no impide que sus seis episodios pasen como una exhalación. Como el tren descontrolado a 200 km. por hora que protagoniza la propuesta, la propia serie apuesta por la velocidad para que no prestemos demasiada atención a los torpes trucos de guionista que tratan de mantener la tensión en alto y a los improbables plot twist, al trazo grueso de los personajes y a lo delirante de una trama que avanza al borde del ridículo de forma vertiginosa, adrenalítica, para atontar nuestra capacidad de análisis y que no haya tiempo para pensar en nada más que en darle al play y continuar con el siguiente episodio.

Puro entretenimiento sin mayores ambiciones, Nightsleeper sí pone sobre la mesa la cada vez más insoportable dependencia tecnológica de una sociedad moderna extremadamente frágil respecto a las amenazas cibernéticas. Ante tanto código, placas únicas y microchips, yo me subo al tren de los hermanos Marx. ¡Más madera! 

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