Las series "Gourmet Cheeseburgers" de Netflix
Calidad en tiempos de streaming

Las ‘Gourmet Cheeseburgers’ de Netflix

Con los recientes estrenos de 'El agente nocturno', 'La diplomática' y 'La reina Carlota', Netflix ha encadenado éxito tras otro. Todas ellas entran en la categoría de “gourmet cheeseburger”, pero, ¿qué significa eso?

Keri Russell en una imagen de la reciente 'La Diplotmática'.

El pasado mes de enero Bela Bajaria, jefa de contenido de Netflix, dio una entrevista a The New Yorker donde explicó que la serie ideal para la plataforma era una “gourmet cheeseburger”, un término creado por Jinny Howe, vicepresidenta de series originales dramáticas, y que significaba “premium y comercial al mismo tiempo”.

Un ejemplo es Los Bridgerton, una serie tan popular que logró lanzar a Regé-Jean Page al estrellato, se convirtió en una de las series originales de Netflix más vistas de su historia, e incluso consiguió una nominación a los premios Emmy como mejor serie dramática.

El concepto puede crear dudas, ¿cómo puede ser una serie premium y comercial al mismo tiempo?, ¿y por qué comparar tus series con hamburguesas? Cuando Netflix habla de gourmet habla de calidad, y cuando habla de cheeseburger, está hablando de un alimento que personas de todos las clases y edades pueden disfrutar. Las series “gourmet cheeseburger” son aquellas con altos valores de producción, es decir, unos valores premium que pueden ser disfrutadas por todo el mundo, es decir, por una audiencia comercial. O, dicho de otra manera, una serie “gourmet cheeseburger” es la combinación de serie generalista con “Prestige TV”.

Este modelo tiene precedentes en la televisión por cable, ya que otra cadena también buscó crear su marca a través de series divertidas y accesibles a toda clase de público, siendo el principal objetivo entretener y ayudar a desconectar al espectador. Mediante el eslogan “Personajes bienvenidos”, en 2005 dio comienzo la era “blue sky” en USA Network, que ofrecía unas series ligeras, amenas y optimistas protagonizadas por personajes sin grises que buscaban hacer el bien en contraste con los Vic Mackey y los Tony Soprano que dominaban la televisión.

A Monk, que aunque fue estrenada en 2002 se la considera la primera serie de esta era, le siguieron otras como Psych, Último Aviso o Royal Pains, series que lograron una gran popularidad y que definieron a la cadena durante una década hasta que la llegada de Mr. Robot supuso un cambio de estrategia, desapareciendo el cielo azul para la llegada de la oscuridad narrativamente y, con el progresivo abandono de la producción de ficción original, literalmente.

Tony Shalhoub, protagonista de la serie Monk

Pero además de en USA Network, si Netflix quiere tener éxito con unas series de calidad que apelen al publico generalista, debería fijarse en lo que hizo ABC en la temporada televisiva 2004-2005. El presidente de la cadena en aquel entonces era Lloyd Braun, el cual fue despedido en el mismo año 2004 tras dar luz verde al piloto de Perdidos por 13 millones de dólares, una cantidad astronómica en el momento pero insignificante en comparación con los 300 millones que ha costado la primera temporada de la anodina Citadel en Amazon.

No hay nadie mejor que Shonda Rhimes a la hora de crear las “gourmet cheeseburgers” que Netflix tanto necesita

Paradójicamente, con Braun fuera de la cadena, ABC tuvo una de las mejores temporadas de su historia gracias a todas esas nuevas series que él mismo había dado luz verde, ya que no solo se estrenó Perdidos, sino también Boston Legal, Mujeres Desesperadas y Anatomía de Grey, una serie que a día de hoy todavía sigue en emisión. Las cuatro lograron los tres pilares que toda serie de televisión debería perseguir: audiencia, buena crítica y premios. Son series que ayudaron a definir lo que es hoy ABC, y algunos de sus responsables ahora trabajan para Netflix en series que podríamos considerar dentro de esta categoría de “gourmet cheeseburger”.

Shonda Rhimes, creadora de Anatomía de Grey, está en la plataforma con un contrato de más de 100 millones de dólares y mediante su productora Shondaland ya ha dado a la plataforma éxitos como ¿Quién es Anna?, Los Bridgerton o su precuela La reina Carlota. Rhimes, también en su paso por ABC con Scandal y Cómo Defender a un Asesino, es una experta en crear series de calidad, pero lo más importante, populares, pudiéndose decir que no hay nadie mejor que ella a la hora de crear las “gourmet cheeseburgers” que Netflix tanto necesita.

La primera temporada de ‘Los Bridgerton’, definición perfecta de una serie «premium cheesburger».

David E. Kelley, creador de Boston Legal, también es showrunner de una serie en emisión en Netflix, El abogado de Lincoln. De hecho, los abogados son la especialidad de Kelley, habiendo creado también series como El Abogado o Ally McBeal para la televisión en abierto. El abogado de Lincoln, de hecho, era una serie que empezó a desarrollarse para CBS antes de dar su paso a Netflix donde sus buenas audiencias le han dado la renovación. Y entre los que la han visto y la han disfrutado, entre los que me incluyo, hay una opinión que se repite: parece una serie de los 2000.

Porque lo cierto es que, aunque el “blue sky” de USA Network y la ABC del 2004 nos da una idea de qué podría deparar el futuro de Netflix, solo hay que ver sus series originales para deducir el objetivo de la plataforma: apelar a las series en abierto de la primera década de los 2000. Miércoles, a cargo de los showrunners de Smallville, recuerda a esta por su tono adolescente mezclado con lo sobrenatural -además de reinterpretar a un personaje popular creado décadas atrás-, mezclado con un aire de intriga que recuerda a otras como Sobrenatural o Héroes, teniendo esta última también mucho en común con otra serie de Netflix sobre un grupo de personas con superpoderes, The Umbrella Academy.

El cast original de Anatomía de Grey

Otro género que Netflix está recogiendo de las series en abierto de hace 20 años son las centradas en un pequeño pueblo lleno de personajes peculiares y amigables. Series como Everwood, Las chicas Gilmore o Dawson crece son claras influencias de éxitos de Netflix como Un lugar para soñar, Ginny y Georgia o incluso Outer Banks, que mezcla el “coming of age” adolescente con una trama de misterio, algo en lo que Gossip Girl era la reina.

Gossip Girl se centraba en los alumnos de un instituto de ricos puesto de patas arriba por la aparición de una misteriosa figura que revelaba públicamente todos sus secretos, la reina cotilla. Si cambiamos el instituto por la alta sociedad, y nos trasladamos al periodo de la Regencia del siglo XIX en Reino Unido, es una serie con muchas similitudes con Los Bridgerton. Los protagonistas de ambas series son jóvenes de alto status que tienen romances y que ven amenazada su privacidad por la aparición de alguien que revela sus secretos desde las sombras.

Hay series que no funcionan en abierto, pero sí lo hacen en streaming. Por ello, Netflix aprovecha la oportunidad cuando una cadena cancela una serie para hacerla suya

A finales de año Netflix estrenó con éxito El nuevo empleado, un thriller de espías protagonizado por Noah Centineo. A esta le han seguido otras como La diplomática o El agente nocturno, que se ha convertido en un fenómeno y ha alcanzado el quinto lugar entre las series en inglés más vistas de la historia de la plataforma. En El nuevo empleado y en El agente nocturno se puede apreciar la influencia de las dos grandes series de espías y agentes secretos de los 2000, Alias y 24.

No es casualidad que el protagonista de El agente nocturno se llame Peter Sutherland al igual que el actor que interpretó a Jack Bauer en 24, Kiefer Sutherland. Los giros inesperados, las traiciones, la tensión y esa sensación de que ningún personaje está a salvo y podría morir en cualquier momento es algo que caracterizaba a Alias y a 24, y que estas dos series de Netflix han logrado replicar. La diplomática, por su parte, cuenta con una trama de terrorismo de la que bien podrían formar parte Jack Bauer o Sydney Bristow, a la vez que es inevitable pensar en El ala oeste de la Casa Blanca por sus entretenidas tramas políticas o en The Good Wife por la relación de la protagonista con su marido y por su sentido del humor.

Gossip Girl, la reina de las series “coming of age” con una trama de misterio

Netflix, además, no solo busca sus “gourmet cheeseburgers” replicando lo que funciona en la televisión en abierto, sino cogiéndolo. Hay series que, por diversas razones, no funcionan en abierto, pero sí lo hacen en streaming. Por ello, Netflix aprovecha la oportunidad cuando una cadena cancela una serie que funciona en la plataforma para hacerla suya. Dos de estos casos fueron Lucifer y Manifest, series que también recuerdan a las series de los 2000 y de cuyos rescates podéis leer aquí. Lucifer es una serie procedimental policiaca -aunque se hizo más serializada a lo largo de las temporadas- protagonizada por la agente Chloe Decker y su particular ayudante, el diablo.

Esta recuerda a otras series de policías que cuentan con una pareja donde uno de ellos es agente de la ley y el otro es alguien que actúa como asesor, tienen enfrentamientos al tener personalidades muy diferentes, y una tensión sexual que atrapa al espectador que quiere saber si acabarán o no juntos. Es por ello que Lucifer no es tan distinta a otras como Castle o Bones a pesar de contar con ángeles y demonios entre sus personajes.

Mientras otros hacen series que son “películas de 8h”, Netflix se ha dado cuenta de que si quiere triunfar en televisión, debe hacer series para espectadores de televisión

Por otro lado, Manifest es la primera serie promocionada como una heredera de Perdidos que tendrá un final. Y no hay nada más dosmilero que una “heredera de Perdidos. Manifest funciona en streaming porque es una serie que, por su formato serializado y por sus diversos misterios, hace que el espectador quiera ver un capítulo tras otro para obtener respuestas.

Todos estos ejemplos dejan claro que a Netflix le está funcionando esta estrategia. La plataforma está recuperado el espíritu de esas series que nos entretenían hace dos décadas y nos tenían pegados a la pantalla. Mientras la competencia rescata literalmente esas series con revivals, Netflix ofrece algo distinto. Lo mismo, pero nuevo.

El agente nocturno es una serie que podría haberse emitido en Fox hace 15 años y El abogado de Lincoln habría sido ideal para ABC. Mientras otros hacen series que son “películas de 8 horas”, Netflix se ha dado cuenta de que si quiere triunfar en televisión, debe hacer series para los espectadores de televisión. Series que les recuerde a algo que ya han probado y han disfrutado, que les recuerde la emoción que sintieron cuando Jack y Locke abrieron la escotilla o a cuando Sydney Bristow se despertó en Hong Kong, sintiendo a su vez que están recibiendo un producto nuevo y de calidad. Una gourmet cheeseburger.

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