Crítica de 'La historia de Lisey' (Apple TV+, 2021) - Serielizados
La Historia de Lisey

Las heridas abiertas de Stephen King

La nueva serie de Apple TV+ reúne un elenco sobresaliente a las órdenes de un Pablo Larraín que busca su lugar en el particular universo de Stephen King, cuya obra ha adaptado él mismo para la serie.

Desde el 4 de junio están disponibles los tres primeros episodios de 'La historia de Lisey' en Diseny+

En la obra de Stephen King lo paranormal y lo real suelen darse de la mano. Una veces más, otras menos. Algunas veces, se dan tanto de la mano que cuesta distinguir cual es cual. Como si de un “busca las 7 diferencias” se tratara, cuando ponemos lo paranormal y lo real, uno al lado del otro, apenas se distinguen las diferencias. Pues en el mundo de King, lo paranormal funciona como un objetivo a través del cual el autor retrata lo que sucede en el mundo real.

La historia de Lisey de Apple TV+ es, probablemente, desde El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980), la adaptación de una novela del autor de Maine que cuenta con el mayor número de talento, delante y detrás de la cámara. Por un lado, encontramos a J.J. Abrams en la producción, mientras que uno de los directores más estimulantes de la última década, el chileno Pablo Larraín (No, El Club, Jackie), dirigiendo los ocho episodios de la serie. 

Por otro, Julianne Moore vuelve a un formato serie, en el que –a diferencia de otras compañeras de su generación– no se ha prodigado mucho. Ella es la protagonista absoluta de una obra que también cuenta con Clive Owen, Dan DeHaan y, sobre todo, otras dos excelentes actrices como son Joan Allen y Jennifer Jason-Leigh. Y para acabar de coronarlo, La historia de Lisey se permite el lujo de poder decir que el guionista de este asunto es, nada más y nada menos, que el mismísimo Stephen King. 

Ojo, tanta colección de talento no significa automáticamente que estemos ante la mejor adaptación de Stephen King posible. Más aún cuando el torrente de adaptaciones ha sido enorme desde los años 70, con épocas –como la actual– más fluidas que otras, y con auténticas maravillas como Misery, Cuenta Conmigo o Cadena Perpetua. Además, el hecho de que sea King quien firme el guion tampoco debe garantizar nada. Basta con revisar algunas de las obras que el autor ya ha adaptado al cine o la televisión. Aunque en el caso que nos ocupa, las conexiones personales con su obra original lo justifican y aportan un valor añadido inconmensurable.

Una obra surgida de las heridas

Publicada originalmente en 2006, la génesis de la novela La historia de Lisey se encuentra siete años atrás, en 1999, cuando el maestro del terror fue atropellado mientras hacía su caminata diaria cerca de su residencia. El conductor de la furgoneta en cuestión era un tipo de la zona. Un tal Bryan Smith, que pasó del anonimato más absoluto al estrellato más salvaje, siendo objeto de juicios paralelos y amenazas.

Smith murió un año más tarde de una sobredosis. La coincidencia hizo que su cuerpo fuera descubierto el mismo día que Stephen King cumple años, el 21 de septiembre. Una concatenación de accidentes que, sin duda, parecen sacados de una novela de King. Como suele ser habitual en él, realidad y ficción se entrecruzaron y Smith fue convertido en personaje de ficción en la saga de La torre oscura. 

Cuando mejor está Julianne Moore es cuando la serie la junta con las otras dos actrices del reparto: Joan Allen y Jennifer Jason-Leigh

King sobrevivió al accidente, aunque con secuelas físicas. Su brazo no fue amputado por muy poco y la experiencia le acercó, aún más si cabe, a la idea de su propia muerte. Tras pasar un largo tiempo en el hospital recuperándose, se encontró al volver a su casa, con que su esposa Tabitha había aprovechado para redecorar el estudio del escritor. La imagen de esa habitación repleta de cajas que contenían su vida y obra le sobrevino al autor de It. Era la imagen de su muerte, o mejor dicho, del día posterior a su muerte.

Y de ahí, llamémosle deformación profesional, se puso a imaginar y escribir lo que acabaría siendo La historia de Lisey, una de sus novelas más personales. Una carta de amor –muy suya– a su esposa, que mezcla elementos habituales de su obra con toques de surrealismo onírico, terror psicológico y el diálogo entre recuerdos pasados. Y todo eso con el dolor como mínimo común denominador. Conceptos que se trasladan sin filtros a la versión que llega a Apple TV+.

Lisey y sus hermanas

La historia de Lisey no traiciona a su título y nos presenta un relato desde el punto de vista de Lisey, interpretada por Julianne Moore. Se trata de un punto de vista fragmentado y disperso. La protagonista lo va completando a través de una especie de ginkana preparada por Scott Landon, su difunto marido. Un escritor de éxito interpretado por Clive Owen que dejó atrás una legión de fans obsesivos y varias obras sin publicar. Esta particular “búsqueda del tesoro” hace girar la trama sobre el pivote central de la serie: la crónica de un matrimonio cortado por la muerte.

En esa búsqueda central de la serie, la verdad tras la vida y obra del esposo, se va revelando para dar entrada a los elementos paranormales de la historia. Es ahí donde la serie se vuelve más de Stephen King que de Pablo Larraín, por así decirlo.

Julianne Moore (Izq.) y Joan Allen (Der.) son lo mejor de la serie.

Sin embargo, donde deja más huella la mano autoral de Larraín es en las interpretaciones de La historia de Lisey. Por ejemplo, el director chileno, experto en dramas incómodos y duros, maneja a la perfección el trabajo de Julianne Moore, con la que ya trabajó en Gloria Bell. Se nota que es un director al que le gusta mimetizarse con sus protagonistas y en consecuencia, este apartado de la serie es excelente. 

El mundo es un lugar cruel y complicado, siempre nos recuerda Stephen King, y la maldad hace acto de presencia demasiadas veces

Julianne Moore destaca por encima de todo. Aunque cuando mejor está es cuando la serie la junta con las otras dos actrices del reparto: Joan Allen y Jennifer Jason-Leigh. Las tres dan vida a tres hermanas con una complicada relación en la que la sombra del difunto escritor también está presente. Pese a que el trayecto interno que debe recorrer Lisey centra más la historia en el personaje de Julianne Moore, cuando los caminos de estas tres actrices interseccionan, la serie se eleva.

Su conexión es fundamental para resolver el tramo final de la serie, en la que deben hacer frente a la otra gran trama de La historia de Lisey: el acoso de un salvaje fan interpretado por Dan Dehaan.

Dolor, maldad y sanación

En esa unión de la que hablábamos al inicio entre lo real y lo paranormal, el antecedente más directo y parecido lo encontramos en El Visitante de HBO. Aunque con propuestas diferentes, ambas series del universo Stephen King, luchan en su ADN interno por encontrar el punto ideal de ese difícil equilibrio entre los dos mundos.

En La historia de Lisey, lo paranormal se focaliza en el personaje de Clive Owen, quien va enseñando su secreto a Lisey; el acceso a un lugar entre la vida y la muerte donde tienen cabida la bondad y la maldad. Así como la sanación a través del dolor. Conceptos muy físicos que toman forma de elementos líquidos como el agua o la sangre. El primero como vía de sanación y el segundo como depuración de todo lo malo.

Julianne Moore y Clive Owen interpretan al matrimonio Landon pero bien podría ser el matrimonio King.

El mundo es un lugar cruel y complicado, siempre nos recuerda Stephen King, y la maldad hace acto de presencia demasiadas veces. El mal puede ser una fuente externa, como lo es en el personaje de Dan DeHaan. Pero también una fuente interna. Como sucede con el de Clive Owen y su historia familiar –atentos aquí al gran papel de un irreconocible Michael Pitt–. Cómo hacemos frente a ese mal es lo que nos pone a prueba como seres humanos. Y es fundamentalmente lo que canaliza la trayectoria del personaje central en La historia de Lisey.

Una miniserie de Apple TV+ que lo apuesta todo al talento y que sale bastante triunfante en el intento. No sin algunos problemas. La concentración de una trama central muy simple en su núcleo pero algo complicada en su presentación narrativa produce un sensación de punto muerto en parte de sus episodios.

Algo que carga demasiado la narración en esos mismos puntos, convirtiéndola en un poco repetitiva. Lo que hace cuestionarnos hasta qué punto le hubiera venido bien una depuración más constante del guion. Es fácil pensar que el Stephen King guionista quizás se ha preocupado demasiado por dar cabida a todo lo que escribió en su día en el libro.  

Sin embargo, la decisión de establecer un camino más psicológico que terrorífico sí le viene bien a La Historia de Lisey, aun a riesgo de descolgar y perder espectadores a los que no les apetezca poner de su parte en el visionado. Esta es la otra cara de las cualidades de Pablo Larraín, capaz siempre de crear una ambientación atractiva pero que demanda mucho del espectador. Por encima de todo, quedarse vale la pena. Porque es precisamente ese enfoque lo que permite brillar a Julianne Moore y el resto del reparto de La historia de Lisey.

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