La fantasía histórica de George RR Martin
La Historia Universal en 'Juego de Tronos'

La fantasía histórica de George RR Martin

De la Britania feudal a la Venecia renacentista. Del Imperio Romano a la España medieval y los Vikingos. George RR Martin parte de la Historia Universal para crear los reinos fantásticos de 'Juego de Tronos' e, incluso, batallas muy concretas.

A pesar de ser las más llamativas, las referencias históricas de Juego de Tronos no se limitan a La Guerra de las Dos Rosas y al muro romano de Adriano, sino que la serie es una gran alegoría de la Edad Medieval europea. En las novelas que inspiran la serie, George R.R. Martin, cuya pasión por la historia es bien conocida, no se limita a basarse en acontecimientos concretos, sino que va mucho más allá, dedicando un ingente esfuerzo a la creación de un contexto cultural, sociológico y étnico complejo. Esto se ve claramente en la historia de Poniente, que refleja el continuo trasiego de pueblos que se han ido asentando a lo largo de los siglos en las tierras de Gran Bretaña. En la obra se nos narra que fueron los Primeros Hombres el pueblo que puso el pie por primera vez en el continente y que tras un conflicto con los Niños del Bosque, humanos diminutos que vivían en comunión con la naturaleza y cuyos dioses eran árboles, rocas y ríos, firmaron la paz y adoptaron paulatinamente sus creencias y modo de vida. Tanto los Niños del Bosque como los Primeros Hombres suponen un trasunto del estrato étnico celta de las tierras británicas, mientras que la invasión de los Ándalos, rubios y fornidos guerreros llegados del este, es sin duda una reminiscencia de la invasión anglosajona de la Britania celta.

La cultura guerrera de los Ándalos, su aspecto físico, y sus dioses (los siete), que encarnan diferentes facetas de la sociedad como la maternidad, la guerra o la artesanía, nos dan una clara pista de su paralelismo con los germanos anglosajones, que tras invadir la isla de Britania e imponerse a la mayoría de los reinos celtas que la formaban, fundaron en los territorios conquistados siete reinos diferentes, a los que se ha dado en llamar en el ámbito histórico La Heptarquía anglosajona: Essex, Estanglia, Kent, Mercia, Northumbria, Sussex y Wessex. Estos siete reinos vendrían a ser la inspiración de los siete reinos de Poniente.

Por su parte, el rudo feudalismo de los ponientis (o ándalos), así como la convulsa etapa política que atraviesa su país, nos trasladan instantáneamente a la baja Edad Media europea, cuya organización socio-política ha sido descrita por muchos expertos como un convulso y cambiante rompecabezas territorial formado por estados que, conectados entre sí mediante precarias lealtades y lazos dinásticos, se hallaban frecuentemente enzarzados en violentas guerras para expandir su territorio.

Como si no tuvieran bastante con la amenaza de sus vecinos, los pequeños reinos medievales a menudo tenían que lidiar con revueltas internas, comunes en un periodo histórico caracterizado por una continua lucha entre la poderosa nobleza y los relativamente débiles reyes, empeñados en consolidar su poder metiendo en cintura a sus díscolos vasallos. En la serie es sin duda la familia Lannister la que encarna esta pretensión cada vez mayor de la corona de obtener el poder absoluto. A la hora de tomar partido por un bando u otro, a menudo vemos como la “estricta” mentalidad feudal de los nobles de poniente se encuentra ante el dilema de respetar el juramento a la corona o de respetar el juramento a su señor feudal, que se ha revelado contra ella. Desde este punto de vista histórico el odiado Joffrey se nos presentaría como un visionario cuando, en una conversación con Cersei en la primera temporada de la serie, le expone a su madre lo que se debería hacer con los Stark rebeldes: básicamente arrebatarles todo su poder, obligando a sus hombres a que se unan a un ejército regular bajo el control de la corona, un proceso de centralización del poder que los reyes de Europa efectivamente llevarían a cabo a finales del siglo XV y a lo largo del XVI.

«El conflicto entre los Lannister y los Stark se inspira en la Guerra de las Dos Rosas»

Se sabe que el conflicto entre los Lannister y los Stark se inspira en la Guerra de las Dos Rosas, que enfrentó intermitentemente a los miembros y partidarios de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York por el trono de Inglaterra entre 1455 y 1487. Pero Martin no se basó exclusivamente en la Inglaterra medieval para concebir Poniente: la grandeza de Canción de Hielo y Fuego reside en ser una obra poliédrica que a menudo hace referencia a diferentes realidades históricas con un elemento en común. Si tomamos cada uno de los reinos por separado, nos encontramos con que estamos contemplando un lienzo en el que se plasman cada uno de los diferentes territorios históricos de la Europa Medieval.

El más claro ejemplo de esto es El Dominio, territorio gobernado por la Casa Tyrell, que está claramente basado en la Francia medieval: una tierra extensa y rica, formada por grandes llanuras fértiles que alimentan a una gran población y una tradición caballeresca que rememora los códigos del amor cortés (recordemos los galanteos de Ser Loras a Sansa durante la primera temporada) que se extendieron por Europa con las canciones y relatos de los trovadores franceses durante la baja Edad Media. Además, tanto el escudo de armas de la familia Tyrell como el de la realeza francesa desde el siglo XII incluyen flores, una rosa en el caso de los señores de El Dominio y la flor de Lys para los reyes de Francia.

dorne juego de tronos

Las sureñas tierras de Dorne, por su parte, son un claro guiño a la España medieval: un territorio de aires arábigos bastante aislado del resto del continente que está separado por una cadena montañosa que constituye una defensa natural (los Pirineos) y con un importante aporte cultural. Cabe destacar también que la rivalidad entre el soleado reino de Dorne (España), y sus vecinos del norte en El Dominio (Francia), va más allá de los continuos conflictos militares: ambos claman tener el mejor vino de Poniente.

Por último, el norte dominado por los Stark supone una reelaboración literaria de la Escocia medieval, con sus páramos, su clanes y su gente ruda, que sigue conservando las viejas costumbres, puesto que por sus venas corre la sangre de los Primeros Hombres, de la misma forma que Escocia es una tierra predominantemente celta en sus tradiciones, lengua y población. Desde este nuevo punto de vista la guerra entre los Stark y los Lannister recuerda también a los continuos enfrentamientos entre el Reino de Escocia y el de Inglaterra durante la Edad Media, cuyo más famoso exponente es la rebelión liderada por William Wallace, caudillo escocés que rechazó una invasión inglesa a finales del siglo XIII.

Wallace llegó incluso a adentrarse en territorio inglés, atacando York, la ciudad más importante del norte de Inglaterra. Sin duda en la historia de Rob Stark, que es nombrado Rey en el Norte tras vencer a los Lannister en su propio territorio para después ser asesinado por uno de sus vasallos, hay algo de la de William Wallace, que fue nombrado Guardián de Escocia tras vencer a los ingleses en la Batalla de Stirling (1297) y ejecutado tras ser entregado a Inglaterra por otro noble escocés que había decidido apoyar la causa de Eduardo I.

braavos juego de tronos

«Las referencias de ‘Canción de Hielo y Fuego’ no se quedan en la Europa Feudal; van desde la Venecia renacentista al Imperio Romano»

Pero las referencias de Canción de Hielo y Fuego no se quedan en la Europa Feudal, identificada con Poniente, sino que van mucho más allá: desde la Venecia renacentista, cuya independencia, poderosa banca e invencible flota se ven proyectadas en la ciudad de Braavos, hasta el Imperio Romano, la mayor civilización conocida, que llegó a dominar culturas mucho más antiguas y refinadas gracias a su poderío militar y a su habilidad para la construcción y la metalurgia, y que se identifica en la saga con la mítica Valyria, imperio cuyo abrupto final sin embargo apunta más bien al de la civilización cretense, que, como Valyria, fue borrada del mapa de la noche a la mañana por un desastre geológico de gran magnitud y que además también se desarrolló en una isla montañosa.

De la misma forma que el Imperio Romano, el Imperio Valyrio se descompuso formando un enorme mosaico de estados independientes tras su caída y aunque su lengua, el valyrio, comenzó a divergir en los diferentes territorios dando lugar a lenguas diferentes, se conservó también en su modalidad clásica como vehículo de la cultura y el saber, convirtiéndose en una especie de prestigiosa lengua franca hablada por las élites instruidas, exactamente lo mismo que sucedió con el latín. El valyrio no fue lo único que sobrevivió de la avanzada civilización: el universo de Canción de Hielo y Fuego está surcado por las calzadas valyrias, que, de la misma forma que las romanas, se siguieron utilizando durante siglos tras la caída del imperio, tal era la pericia arquitectónica de sus constructores.

Aunque las referencias de Martin no se limiten a la Europa Medieval, siempre vuelven a ella, para mantener el eje contextual en torno al cual gira la trama. Sabemos que tras el hundimiento del gran imperio, una familia noble valyria llegó a Poniente y lo sometió a su dominio estableciendo una dinastía que duró cientos de años, el nombre del príncipe valyrio que conquistó los siete reinos es Aegon el Conquistador y en la historia medieval europea tenemos a otro conquistador: Guillermo, caudillo normando que conquistó Inglaterra tras una rápida guerra en 1066, poco tiempo después de que los siete reinos de la heptarquía anglosajona se hubieran unificado.

dothraki juego de tronos

En las antípodas de los Targaryen y su civilización deslumbrante están los Dothrakhi, fieros jinetes guerreros procedentes del desconocido este. Los Dothrakis están inspirados en el Imperio mongol, pero también en el huno y el turco, y en las tribus magiares y sármatas. La historia Europea y de Oriente Medio es una continua sucesión de etapas de calma y desarrollo y etapas de violentas migraciones de los pueblos nómadas de las estepas asiáticas, que, mucho más aguerridos que los habitantes de las refinadas culturas europeas y orientales, a los que el modo de vida civilizado había ablandado, no tenían demasiados problemas en derrotarlos y asentarse en sus ricas tierras, o simplemente saquearlas.

Si los Dothraki son la encarnación del “terror que venía del este”, en la tierra más allá del muro, cuyo referente son los muros romanos de Adriano y Antonino en Britania, habitan los salvajes: un recuerdo de los pueblos bárbaros del norte que han cometido incursiones en el civilizado sur desde tiempos inmemoriales, desde los celtas y los germanos en época romana hasta los vikingos durante la Edad Media.

«Los largos inviernos hacen que nos podamos hacer una idea de lo que podía sentir un campesino en la Edad Media ante la llegada del invierno»

Con sus paralelismos históricos y su desoladora crudeza, la fantasía de Martin se convierte en una herramienta para traer los tiempos históricos hasta el salón de nuestras casas. Los largos inviernos de Canción de Hielo y Fuego, con meses o incluso años enteros de oscuridad, metros de nieve perpetua y la oscura amenaza de unas criaturas demoníacas que acechan en la oscuridad, hacen que nos podamos hacer una idea de lo que podía sentir un campesino en la Edad Media ante la llegada del invierno. Una época de escasez y condiciones adversas que suponía una amenaza para la vida de esas personas. Por otra parte, el ciclópeo muro que separa los siete reinos de las gélidas tierras del norte posibilita que el espectador puedan sentir la congoja y la pequeñez que debieron asaltar a aquellos que contemplaban los muros de Adriano o de Antonino por primera vez, de la misma forma que la visión del salvaje y gélido territorio que se encuentra al norte nos mete de lleno en las carnes de un soldado romano que se asomara desde ellos durante los primeros siglos de nuestra era: ante sus ojos un vasto territorio prácticamente desconocido y peligroso, cubierto por densos bosques y habitado por tribus misteriosas, el fin del mundo conocido.

Martín necesita la fantasía para crear un mundo hiperbólico que rompa nuestro prisma moderno y nos transporte a una realidad medieval más viva y visceral, sacándonos de la seguridad de una mirada distanciada y condescendiente. El escritor ha conseguido darle la vuelta al viejo dicho: en su caso, la ficción supera a la realidad.

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