'Kimetsu no Yaiba' (T3): Cuando sale el sol
Crítica de la tercera temporada

‘Kimetsu no Yaiba’ (T3): Cuando sale el sol

La historia de Tanjiro se consagra en una tercera temporada con más acción y más potencia que nunca.
Demon slayer

Tanjiro Kamado, protagonista de 'Kimetsu no Yaiba'.

Hace ya cierto tiempo que la animación japonesa ha dado un salto importante, y Guardianes de la Noche es un ejemplo de ello. De un tiempo a esta parte, en Japón han decidido hacer sus producciones más grandes, más potentes y con una animación que traspasa la pantalla.

Lo hemos podido ver en producciones recientes como Jujutsu Kaisen o Chainsaw Man, de la gigantesca Mappa, pero también en producciones de Netflix como Violet Evergarden, Kakegurui Beastars. No quiero que esto se convierta en una lista de animes que recomiendo, aunque tampoco me importaría. La realidad es que hace varias temporadas que todas las series que nos llegan parecen tener ese punto extra de producción que las eleva a productos con un acabado espectacular. Y, evidentemente, Guardianes de la Noche lleva desde la primera temporada sentando cátedra en este aspecto.

La historia de Tanjiro y su hermana, la convertida-en-demonio Nezuko, todavía no ha ofrecido un sólo capítulo en el que la animación sea deficiente. Si a tal calidad le sumas una historia bien pensada de principio a fin, con personajes que te hacen reír, que te hacen llorar e incluso sufrir con ellos como si estuvieras ahí, en plena lucha a su lado, el combo es perfecto, ¿no?

La tercera temporada ha sido todo aquello que podíamos esperar de la producción estrella de Ufotable

Con tres temporadas y dos películas (que funcionan como inicio de temporada), Kimetsu no Yaiba se ha consagrado como una de las series imprescindibles de los últimos años. Y con la tercera temporada recién acabada, sólo puedo reafirmarme en esta afirmación. Algo tienen las terceras temporadas de todas las series. Será que ya conocemos lo suficiente a los personajes principales para empatizar con ellos y, a su vez, podemos centrar nuestra atención en los secundarios. O quizás que la historia está lo suficientemente avanzada como para subir cada vez más la intensidad y llevarnos a momentos que no podíamos imaginar. Quizás sea porque la producción ya se ha asentado y el producto sale más fluido. Sea como fuere, la tercera temporada de Kimetsu no Yaiba ha sido todo aquello que podíamos esperar de la producción estrella de Ufotable.

El ‘arco de la aldea de los herreros’ ha seguido la historia con una tónica muy similar a la segunda temporada (y lo que será habitual en las temporadas que vengan): profundización en la historia personal de algún pilar aprovechando el enfrentamiento con alguna de las Lunas Superiores del demonio-todo-poderoso Muzán, el objetivo final de los protagonistas. Después de Kyojuro Rengoku y Tengen Uzui, los pilares del fuego y el sonido respectivamente, esta temporada ha centrado toda la atención en Mitsuri Kanroji, la pilar del amor y Muichiro Tokito, el pilar de la niebla.

Kimetsu no Yaiba

Mitsuri Kanroji, la pilar del amor.

La trama, como también es habitual, no se sale de la norma: aparecen las Lunas Superiores que pondrán en vilo a los protagonistas durante la temporada, empieza el largo enfrentamiento que durará todos los capítulos y, entre ataques y flashbacks, descubriremos el pasado -siempre traumático- de los pilares protagonistas de este fragmento de la historia. En realidad, nada fuera de lo previsible en este tipo de series. Hay quien piensa que es incluso un planteamiento un tanto simple.

Eso es lo que diferencia ‘Kimetsu’ de muchos shonen actuales: la capacidad de dar a cada personaje el espacio que necesita

Y no me malinterpretéis, en el fondo es simple. Es la lucha eterna entre el bien y el mal. Entre aquellos que luchan por y para sí mismos, y los que lo hacen poniendo siempre a los demás por delante suyo. La belleza de Kimetsu, entonces, reside en los matices de la historia y en su desarrollo de los personajes. Dejar que me explique.

En Kimetsu, todo el mundo tiene sus razones para hacer las cosas. Pero Koyoharu Gotege, su autora, traza leves líneas para que el espectador entienda que los personajes que leemos como inherentemente malvados, tal vez no lo sean tanto, y aquellos que entendemos como buenos, a veces también se comportan de forma dudosa. Así nos encontramos con personajes como Genya, que aunque lucha en el lado “bueno” de la historia en esta temporada descubrimos que el origen de su fuerza sobrehumana es, cuanto menos, cuestionable.

Pero eso es lo que diferencia Kimetsu no Yaiba de muchos shonen actuales. La capacidad de dar a cada personaje el espacio que pide, que necesita. La manera de presentarte un problema tras otro y cada vez hacerlo más grande, más potente, más épico. En esta ocasión con dos demonios radicalmente diferentes que plantearan problemas éticos distintos pero que Gotege consigue manejar de manera excepcional. 

Kimetsu no Yaiba

‘Kimetsu no Yaiba’ está disponible en Crunchyroll.

Una temporada que con todas estas premisas se desarrolla de manera frenética, con un ritmo que el espectador agradece porque no alarga lo innecesario pero hace énfasis en lo que realmente importa. Y si no, hablemos de esa última escena, cuando sale el sol. Del dominio de la tensión, de las expresiones de los protagonistas y del tempo, siempre correcto, de toda la escena. Sólo por esa escena, vale la pena ver la última temporada de Kimetsu no Yaiba.

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