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La próxima semana termina en Max la primera temporada de la nueva serie original de HBO La Franquicia, una nueva comedia de la factoría de Armando Ianucci (Veep) en la que toma las riendas el guionista Jon Brown como creador y showrunner tras su paso por series como Succession. El tema central de La Franquicia es bien claro: el rodaje de una película de superhéroes en un momento de sobresaturación del género se vuelve en un caos total y una pesadilla para sus trabajadores.
La serie es una sátira del momento actual de Hollywood, con un modelo de producción basado prácticamente en explotar este género hasta que pase de moda, con la que además de regalarnos buenas risas y diálogos tronchantes, Jon Brown aspira también a calibrar este particular momento de la industria cinematográfica y de paso, rendir homenaje a todos los peones que sustentan este modelo desde la primera fila de la trinchera.
En el reparto de la serie encontramos actores como Richard E. Grant o Billy Magnussen interpretando a los actores protagonistas de la falsa película que se rueda y por un lado, detrás de las cámaras de la desastrosa producción, a Himesh Patel interpretando al sufrido primer asistente de dirección, Lolly Adefope a la segunda asistente de dirección y Daniel Brühl al director de la película, un artista con aires al que se le atraganta la maquinaria corporativa. Con motivo de la proyección en Barcelona de los dos primeros episodios de La Franquicia en el Serielizados Fest 2024 pudimos charlar un momento con Brown, Brühl y Patel en esta entrevista que reproducimos a continuación.
Quiero empezar contigo, Daniel, porque has estado en una película grande de Marvel, también en una serie de Marvel y ahora protagonizas La Franquicia. ¿Cuán diferente y real es lo que se muestra en La Franquicia comparado con el rodaje de una película de Marvel, considerando la magnitud de ambas?
Daniel Brühl: Según mi propia experiencia, hay mucha verdad en lo que vemos en La Franquicia. Pero estaba pensando en otra película, en realidad, que no es de Marvel. Lo he mencionado tantas veces en entrevistas que no sería difícil averiguar cuál es, pero no quiero herir los sentimientos de nadie, así que no revelaré el título de esa película. En realidad, no he pensado tanto en Marvel haciendo La Franquicia. No es que tenga miedo de ellos, o de terminar en una especie de cárcel de Marvel.
Pero, desde mi perspectiva, cuando participé en esas producciones, me divertí mucho y sentí que las cosas funcionaban. Me trataron con respeto. Kevin Feige vino a hablar conmigo dos veces durante el rodaje para preguntarme cómo me sentía. Además, me invitaron a hacer algo muy diferente con mi personaje la segunda vez que trabajé con ellos [en la serie Falcon y el Soldado de Invierno], así que no me sentí redundante. No puedo quejarme.
Pero en esa otra película que menciono, el rodaje fue un desastre. Vi cómo el pobre director sufría, y no fue su culpa. Era joven, ambicioso, lleno de ideas. Había tantas cosas planeadas: storyboards, salas llenas de dibujos y atrezo, había mucha motivación pero desde el primer día, el barco comenzó a hundirse y no hubo forma de salvarlo. Me parece fascinante que esta dinámica pueda ser tan terrorífica que no haya manera de darle la vuelta. Una vez que has cogido el virus del miedo, todo se vuelve muy disfuncional, por eso, en esta industria, el miedo a perder mucho dinero se apodera de todo.
Ahora que mencionas el tema del terror, ¿creéis que el miedo y la aversión al riesgo son los sentimientos predominantes en la industria cinematográfica actual?
Jon Brown: En cierto nivel, sí, es bastante acertado. En los últimos años, hemos tenido una especie de «ducha fría». Pasamos por una época de auge, con los servicios de streaming y una producción masiva. Había más contenido del que la gente podía consumir. Creo que esto vino de una mentalidad más tecnológica, con todo enfocado en la escalabilidad. Se vendieron y compraron grandes estudios y las compañías matrices querían más: un 40% más de contenido, más películas, más series. Pero mantener ese ritmo era insostenible para cualquiera, no solo Marvel, también Pixar, por ejemplo.
Lo que realmente les importa ahora en Hollywood son los informes trimestrales de ganancias. Cada anuncio tiene que mover el mercado: “¿Qué propiedad intelectual explotaremos ahora? ¿Qué anuncio de proyecto aumentará nuestro valor en bolsa?”. Esa presión genera miedo, miedo a fallar y a no asumir riesgos. Si miramos películas de franquicias de los años 90, eran muy diferentes.
Por ejemplo, tomemos la primera película de Mario Bros, joder: contrataron a dos directores desconocidos de cine independiente y les dieron un gran presupuesto para hacer algo extraño y arriesgado. (Risas). Toda la película era muy loca y oscura y tenía también un subtexto sobre setas totalmente bizarro. En su día quizás pensabas “¿Qué diantres están haciendo?” pero en realidad es genial y eso ya no pasa. O Starship Troopers, que es un ejemplo más exitoso, la vi el otro día y es imposible que se pudiera hacer hoy en día. El tono y las ideas de la película son brillantes y es inevitable preguntarte quién daría hoy a un cineasta 100 millones de presupuesto para arriesgarte a hacer una película así y a ver qué sucede.
Himesh Patel: «No creo que el género de superhéroes esté muriendo, creo que la gente aún se entusiasma por ello. Pero quizá sí haya habido una sobrecarga».
¿Creéis que uno de los temas detrás de ‘La Franquicia’ no es tanto la tan citada «fatiga de superhéroes», sino esta cultura del miedo de la que estamos hablando?
Himesh Patel: Sí, creo que se trata más de eso. No estamos atacando el género de superhéroes en sí. Como dice mi personaje, y estoy de acuerdo, cuando estas películas se hacen bien, no hay nada mejor. El problema surge cuando, en lugar de priorizar la creatividad, todo se convierte en una búsqueda frenética por llenar los huecos del puzzle, sin importar si las piezas realmente encajan o no.
Entonces, ¿qué es más aterrador: un supervillano o un ejecutivo de Hollywood?
Jon: Es interesante, nunca quisimos tener un villano central que despertara todas las iras. En la serie mostramos que el ejecutivo también está bajo mucha presión. Había una idea que no incluimos esta vez, pero quizás lo hagamos en el futuro: queríamos mostrar a un ejecutivo que siempre lleva una gorra de béisbol, y cuando se la quita, tiene mechones de pelo cayéndose y heridas en el cuero cabelludo por el estrés. Si ya es difícil hacer una serie de ocho capítulos así, multiplícalo por cinco y luego por diez películas al año.
Imagínate la presión de estar a cargo de múltiples proyectos de esta envergadura con alguien como Bob Iger [CEO de Disney] respirándote en la nuca, exigiendo que todo funcione para mantener el flujo de visitantes a los parques y demás. Es inimaginable. Y eso es algo que queremos enseñar en La Franquicia, todos estos ejecutivos son básicamente gente intentando hacer lo que les han dicho que hagan; todo el mundo tiene un jefe por encima, ya sea el dueño de la compañía matriz o los accionistas.
Y volviendo al tema, ¿creéis realmente que el público está experimentando fatiga con las películas de superhéroes? ¿Se está muriendo como género cinematográfico?
Himesh: No creo que el género esté muriendo, creo que la gente aún se entusiasma por ello. Pero quizá sí haya habido una sobrecarga. En un momento dado, había tanto contenido que era difícil saber hacia dónde mirar. Ahora parece que las cosas están retrocediendo un poco, lo cual facilita que la gente elija mejor.
Daniel: Va a ser cada vez más difícil para ellos encontrar algo nuevo fuera de la fórmula que atraiga al público. Ese es el desafío, porque si se vuelve demasiado predecible, algunas películas inevitablemente fracasan, y con razón.
Jon Brown: «Si las películas de superhéroes desaparecen, prácticamente no queda nada más».
Jon: Es complicado mantener la frescura dentro de un “ancho de banda” narrativo tan estrecho, con un tipo de historias tan particular. ¿Cómo haces evolucionar eso? ¿Cómo evitar que pase como con los westerns? Hablamos en la writer’s room sobre cómo a todo el mundo le gustaban los westerns y cuando La puerta del cielo [de Michael Cimino] se estrena y fracasa estrepitosamente, todo estalla y los westerns empiezan a desvanecerse. No creo que ocurra un evento catastrófico similar que destruya el género de superhéroes, pero definitivamente será un desafío mantener el interés del público.
Y lo triste es que tal vez lo que ha sucedido es que el predominio de las películas de superhéroes ha llevado a una especie de vaciamiento de la capacidad de crear cosas originales que no sean una IP establecida. Si piensas en los años 80, en Los Cazafantasmas y Los Goonies e Indiana Jones, inicialmente estabas viendo ideas originales que no se basaban en nada. Eso ya no pasa. Y lo más aterrador es que si las películas de superhéroes desaparecen, prácticamente no queda nada más. ¿Qué llenará los multicines entonces? Es casi como con los bancos y la crisis financiera, con aquella expresión del “too big to fail”: si no los rescatas, las consecuencias pueden ser peores.
Daniel: Sí. Nunca he sido de los que piensa que este tipo de películas son la muerte del cine. Siempre han habido salas concretas donde se han proyectado las películas más autorales o artísticas. De hecho, muchas veces han sido los grandes blockbusters los que han sustentado la existencia de las salas. Así que si toca “salvar” al cine de superhéroes, también estás salvando a los espectadores que van a ver películas más pequeñas.
El eterno equilibrio entre arte e industria…En este sentido, ¿creéis que las franquicias están aquí para quedarse? ¿Ya son parte esencial del sistema de Hollywood?
Jon: Personalmente, creo que sí. Si el público quiere cosas diferentes, debe cambiar la forma de consumir. Si seguimos consumiendo el mismo tipo de contenido, seguirán haciéndolo. Los estudios dejarán de hacer películas estúpidas solo si la gente considera que son películas estúpidas que no quieren ver. Todos tenemos parte de culpa, por así decirlo. Yo el primero. Veo todo tipo de contenido terrible en la tele, como dating shows en Netflix y cosas así para luego terminar quejándome de lo estúpidos que nos estamos volviendo. En realidad, si quieres que las cosas sean más elevadas, tú también tienes que serlo.
Si realmente nos quejamos de ello, debemos resistir la tentación de las cosas grandes, bonitas y brillantes que son los blockbusters de superhéroes y empezar a ver películas más inteligentes, elevadas y adultas. Y entonces seguro que los grandes estudios las volverán a hacer. Eso lo hablábamos mucho haciendo la serie. Las franquicias y los cineastas que participan de ello no son el problema. Todo el mundo va a verlas y por tanto, en última instancia, tenemos las películas que nos merecemos.
John Brown: «‘La franquicia’ pretende ser algo más que una sátira: es también una celebración de este mundo del cine de superhéroes y de la gente que lo hace posible.»
¿Me podéis contar algunas experiencias personales que hayáis usado como referencia en la serie?
Himesh: No tengo una experiencia específica, pero como en mi caso interpreto a un primer asistente de dirección, lo cierto es que llevo muchos años rodeado de ellos y he podido observar in situ cómo trabajan en proyectos así de grandes, y eso lo tenía muy presente al interpretar a mi personaje.
Daniel: Para mí, de nuevo cito a esa película específica que fue un desastre total, con comportamientos extremos y caóticos de los ejecutivos. Sabes que en los rodajes cada nueva reescritura de guion se imprime en un color específico y, de tantas reescrituras, se quedaron sin más colores a usar. Había tantos colores que pude hacerme un collage en la pared con ellos. (Risas). Era un circo total, y usé mucho de eso como material de referencia.
Jon: Yo he trabajado en televisión, no en películas de esta escala, y en las series suele ser todo más funcional, pero el ambiente en general sí tiene ese elemento caótico en el que emerge la sensación de que las cosas pueden colapsar en cualquier momento. Como guionista, dependes de los actores y, por ejemplo, hubo momentos en Succession en los que Jesse Armstrong no podía estar en el set y nos envió a Tony Roche y a mí a supervisar, y de inicio pensaba “esto será divertido”, pero de repente alguien tenía un problema y no quería decir tal frase o aquella, y ya empiezas a sufrir porque no sabes qué pasará si alguien decide que no quiere decir sus frases.
Pero luego te das cuenta de que simplemente no puedes obligarlos. Ese momento de dudas que sientes es fácil que se propague como miedo en el set, y como guionista necesitas a alguien en dirección que realmente navegue el barco. Pero vaya, toda esa ansiedad y miedo de esos momentos vividos en otros sets fueron fáciles de volcar a la hora de hacer La Franquicia.
Han habido muchas películas (y algunas series) sobre rodajes y el mundo del cine. ¿Qué hace a La Franquicia diferente?
Jon: Yo diría que esta es una serie muy específica sobre un tipo muy específico de cine. Y además pretende ser algo más que una sátira: es también una celebración de este mundo del cine de superhéroes y de la gente que lo hace posible. Siento que esto lo hace más particular y, además, al ser una comedia de media hora, intentamos no solo mirar este mundo, sino hacerlo de forma cómica y ligera. Y no creo que este mundo se haya visto antes a través de esta lente.
Para terminar, si no tuvierais la ocupación que tenéis ahora en el audiovisual, ¿qué otros trabajos os gustaría hacer en un set de rodaje?
Jon: Creo que sería editor. Soy un poco introvertido, y es un poco parecido a la escritura: vas ensamblando cada pieza en su sitio y creo que lo disfrutaría mucho.
Himesh: Yo sería director de fotografía. Me encanta la fotografía y me parece fascinante cómo trabajan con la luz.
Daniel: Yo me encargaría del catering, definitivamente. (Risas).
Poca broma, la buena comida en un set es esencial, ¿verdad?
Himesh: La buena comida es de lo más importante de un set.
Daniel: En nuestro set no la tuvimos. (Risas).