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Listas de los mejores vestidos de Villanelle. Colecciones de gifs con los momentos más descacharrantes de Villanelle… hubo un tiempo, no hace no tanto, que la asesina Villanelle y la serie que protagonizaba, Killing Eve, nos parecían lo más.
El thriller británico está actualmente emitiendo su cuarta y última temporada en HBO y parece que no le importa a absolutamente a nadie. La asesina Villanelle ha pasado de ser un personaje fascinante a ser esa señora pesada de la que apartamos la vista cuando comienza a desvariar. ¿Cómo ha pasado Killing Eve de ser la serie del momento a ser totalmente olvidable?
La cuarta temporada arranca con Villanelle intentando demostrarse a ella misma, y sobretodo a Eve (Sandra Oh), la agente del MI5 por la que siente una turbulenta fascinación, que puede ser buena persona. Siguiendo su autoengaño, se ha unido a una comunidad cristiana. Y pretende bautizarse como última etapa de un proceso de reconversión que desde el principio sabemos que saldrá mal.
¿Quiénes son los Doce? No lo sé y tampoco me interesa.
Con este inicio, la serie quiere ser osada pero rápidamente pone de manifiesto que ha perdido todo aquello que la hacía singular. Se regodea en ella misma hasta perder la poca capacidad de entretenimiento y sorpresa que le quedaba. De nuevo, fuerza a Jodie Comer a transitar por un histrionismo que al principio era gracioso pero ahora resulta insoportable.
El gran enigma de Killing Eve siempre ha sido por qué Eve y Villanelle se sienten tan atraídas la una por la otra. A medida que la serie ha sumado capítulos la respuesta a esa pregunta a empezado a carecer de importancia, aunque siga siendo el eje que vertebra la ficción. Si Villanelle y Eve quieren tener una noche de pasión o simplemente gozan de analizarse intelectualmente la una a la otra, nos trae sin cuidado, por mucho que nos metan referencias a escenas míticas del cine como la de la pecera del Romeo+Julieta de Baz Luhrmann.
Si la historia de las dos protagonistas ha perdido todo su atractivo, tampoco han tenido mejor suerte las tramas que las rodean. Pues siempre han sido un poquito más cojas. A pesar de contar con el buen hacer de Fiona Shaw, el jamesbondismo de baja intensidad de Killing Eve no funciona: es difícil de seguir, no está especialmente bien explicado y, sobre todo, nos importa más bien poco porque no es lo que nos atrajo de la serie en primera instancia. ¿Quiénes son los Doce? No lo sé y tampoco me interesa.
‘Killing Eve’ ha pasado de ser una serie con una personalidad propia muy marcada a prácticamente desvanecerse.
Una de les particularidades de Killing Eve es que cada temporada ha cambiado de showrunner. Su primera entrega, la del petardazo de popularidad, tenía tras los mandos una Phoebe Waller-Bridge que estaba a punto de convertirse en la guionista de moda gracias a Fleabag.
Después de la primera temporada, Waller-Bridge decidió quedarse en un segundo plano y ejercer solo de productora ejecutiva, mientras que Emerald Fennell, que aún no había dirigido Una joven prometedora, asumió el rol de showrunner.
La tercera temporada quedó en manos de Suzanne Heathcote, proveniente de Fear the walking dead, y la cuarta está siendo responsabilidad de Laura Neal, que ha pasado los equipos de guionistas de Sex education o My mad fat diary.
Es cierto que las series muchas veces cambian de showrunner sin que eso tenga consecuencias negativas. Sin embargo, en el caso de Killing Eve es difícil no asociar la entrada en barrena con los relevos en la dirección. Ha pasado de ser una serie con una personalidad propia muy marcada a prácticamente desvanecerse.
Cuando Killing Eve se estrenó y nos presentó a dos personajes tan potentes como Villanelle y Eve ya nos avanzó que su gran problema sería tener un final a la altura. ¿Cómo das resolución a una tensión que ya sabes que debe tener, casi por obligación, una conclusión impactante? El temor que la serie nunca sería tan buena como lo fue en sus inicios se ha hecho realidad: Killing Eve se ha matado a ella misma y esta cuarta temporada esta siendo una innecesaria agonía.