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Hasta este episodio final de la tercera temporada han sido varios los personajes que han acariciado el precipicio. De hecho, en palabras de Brian Cox, el personaje de Logan Roy «debía morir al final de la primera temporada… Pero los guionistas descubrieron que él era la fuerza centrífuga de la serie». Y damos gracias por ello.
Por otro lado, medio planeta especuló con la muerte de Kendall cuando lo vimos flotar bocabajo en la piscina frito de limoncello. Parecía el final de viaje del hijo pródigo, tan ridículo y atropellado como todo hasta entonces. Pero tampoco traspasó. Y damos gracias por ello.
Otro es Tom. Uno de los personajes más prodigiosos de Succession imaginó su propio ataúd en la forma de una celda de 4×4 m2. Al ofrecerse en sacrificio al patriarca de los Roy -si ha de haber una cabeza de turco, puedo ser yo, dijo- Tom estaba echando un órdago que podía llevarlo a la cárcel para el resto de sus días o encumbrarlo en la jerarquía de Waystar Royco. Contra toda probabilidad, el muy cabrito se salió con la suya, y su futuro tras la fusión con la empresa GoJo parece brillante. Y damos gracias por ello.
El final de esta tercera temporada ha hecho balancear la contienda. Los que parecían débiles, ya no lo son tanto, y los más fuertes no parece ahora que vayan a terminar triunfantes. Debido a su naturaleza trágica, Succession no parece que vaya a bajar el telón sin regalar a los espectadores una muerte épica a la altura. Empecemos pues este divertidísimo e inocente ejercicio de especulación. ¿Quién debe morir?
Logan Roy
Eso es lo que querrían sus vástagos llegados a este punto. Al fin y al cabo, Logan es un octogenario que ya ha dado muestras de debilidad física a lo largo de las tres temporadas. Cada cierto tiempo, la posibilidad de una muerte natural está a la vuelta de la esquina. Lo cual aligeraría mucho la carga emocional de unos hijos –los tres de la empresa, ya sabemos que Connor va un poco a parte– que daría pie a una lucha fratricida quién sabe si más encarnizada.
Al fin y al cabo, tenerlo vivito y coleando permite a los hermanos hacer un frente común al final de la temporada y hace girar sobre sí misma a la propia Succession, como han reconocido sus creadores. Lo fácil pues sería acabar con Logan pero entonces la serie perdería parte de su gracia. Solo hace falta mirar al mundo real y a la familia que más ha inspirado a los Roy, los Murdoch de NewsCorp –y la antigua Fox– para ver al patriarca Rupert con 90 años ejerciendo ahí de jefe de todo.
Algo muy común en la mitología grecorromana, y en sus coetáneas, es el episodio del Dios comiéndose a sus hijos.
Y ojo porque si algo ha demostrado esta tercera temporada es que Logan no quiere marcharse antes de tiempo. Capaz de sobrevivir a cualquier achaque en su salud, incluso hay quien especula con que el patriarca quiere rejuvenecer su línea sucesora –esa raíz de Maca– con su inseparable y enigmática nueva asistenta, Kerry. Nunca demos a Logan ni por perdido, ni por muerto. Como él mismo dice «siempre gano». Y como Papuchi Iglesias, su semilla puede dar mucho juego. Incluso post mortem.
Kendall Roy
Es posible que el cliffhanger del capítulo 8 fuera un farol, o una premonición. Kendall ha estado siempre en la cuerda floja y su muerte sería la manera más orgánica de convertir Succession en una tragedia clásica, dadas las continuas referencias a la cultura helenística que los guionistas se esfuerzan en integrar cada temporada.
Algo muy común en la mitología grecorromana, y en sus coetáneas, es el episodio del Dios comiéndose a sus hijos para evitar que en el futuro -más jóvenes y fuertes que él- le arrebaten el trono de los cielos. Kendall es el hijo díscolo y mejor preparado. Y ha estado cerca -o al menos cerquita- de hacer tambalear el reino de Logan.
Además, Kendall ha tocado fondo. Su mayor amenaza ahora ya no es él mismo. Sino su padre. Y si realmente esto tiene que terminar siguiendo los surcos de la tragedia clásica, Kendall debe morir a manos de Logan. Es un decir. Porque el viejo Roy no se mancharía nunca las manos, seguramente urda alguna estratagema para que su hijo sufra un accidente fortuito. Veremos.
Shiv Roy
La cuota femenina no puede morir, pensaréis. Y de hecho, ha habido muchos momentos a lo largo de estas tres temporadas en los que parecía que sería Shiv la heredera, una Cleopatra sibilina al mando del imperio. Pero las cosas se han torcido. Traicionada por su padre, y por su madre, a la que había humillado en su boda, Shiv es ahora la líder de ese triunvirato de hijos despojados. Que pronto tendrá que enfrentarse también a su propio marido, Tom.
Nada hace pensar que la hija mayor de los Roy pueda terminar bajo tierra. Su personalidad la aleja de cualquier impulso suicida, ella no es tan frágil como sus hermanos. Y de los tres, es la única que tiene una trayectoria fuera de la empresa, una vida laboral que abandonó pero que, a muy malas, puede retomar. ¿Asesinato? ¿Accidente? Puede que haya una hipótesis rara, pero probable. Y está relacionada con un críptico episodio de la historia de la antigua Roma, el de Nerón y Esporo («Nero and Sporus» en inglés).
En el capítulo 4 de esta tercera temporada, Tom tiene una conversación privada con Greg en la que de forma metafórica parece confesar sus planes: «Esporo era un joven esclavo, el favorito de Nerón. El emperador empujó a su mujer por las escaleras, castró a Esporo y se casó con él, obligándole a vestir como lo hacía su difunta mujer». Pero hay más. Revisando lo sucedido en aquel 65 d.C. en Roma, en verdad Nerón mata a su esposa, Popea Sabina, de una patada en el estómago, quien, embarazada, sufrió un aborto y murió. Recordemos que Shiv brinda en la boda con agua, no con vino. ¿Están los guionistas escondiéndonos algo?
Roman Roy
A veces los que más coraza exhiben son los que peor lo pasan por dentro. Roman es el ejemplo perfecto de ello. Siempre al ataque, listo para burlarse de sus seres más cercanos, su actitud pretende enmascarar una serie de debilidades que no engañan a nadie. Roman está hecho añicos por dentro; ningún psiquiatra sabría por dónde empezar con él.
Los bufones cínicos nos gustan. Pero, si nos esforzamos, ¿hay algún buen motivo para matar a Tom? Sí. Greg.
Después de una temporada en la que parecía por fin madurar y centrarse en sus objetivo corporativos, todo se va al garete por una dick pick (foto-polla, vamos) mal enviada. ¿Realmente puede acabar Waystar Royco en manos de un niñato? El que fuera la última esperanza de Logan vuelve a decepcionar una vez más a un progenitor que encadena decepción tras decepción. ¿Y si Roman fuera más útil desde la tumba? Kendall parece el más cercano a la muerte de todos ellos pero, ¿Y si el alegre fotógrafo de pollas apareciera muerto tras, pongamos por caso, una asfixia erótica?
Connor Roy
Probablemente una muerte que pocos llorarían. Ni sus hermanos de otra madre. Connor es el punching bag de los Roy. Un chiste para la familia. Pero si algo nos demuestra constantemente Succession es que no debemos alejar a nadie del tablero. Ni al peón más paupérrimo, como Connor.
Connor es el menos peligroso de los hermanos y por eso, el más buena persona de todos. No nos engañemos. Es un pobre bobalicón que solo busca amor y aprobación. Y como no lo encuentra en el seno familiar, debe buscarlo en una escort de lujo y en un partido republicano hambriento de necios populistas.
La muerte de Connor sería jugada como un chiste más del personaje, con Kendall, Shiv y Roman soltando más carcajadas que lágrimas en el funeral. En una serie tragicómica como esta, llena de sorpresas, antes veremos a Connor de Presidente de los Estados Unidos que a dos metros bajo tierra.
Gerri Kellman
Empecemos a hablar de los no-Roy. Ya sea por parentesco lejano, matrimonio o años de relación laboral, hay ciertos personajes que se han ganado su sitio en la mesa. En el bando corporativo, Frank, Karl y Karolina no pasan de perritos falderos. Sin embargo, Gerri Kellman ha sabido «embedarse» en las redes psicofamiliares de los Roy.
Por vía de Roman. Lo cual es muy perturbador. Está por ver si jugar a los médicos con el pequeño de los Roy -satisfaciendo el complejo de Edipo de éste- le ha ayudado realmente para subir de estatus y ganarse una posición en la línea sucesora. O si será su perdición. Moviéndose constantemente entre un rol decisivo y uno de pura fachada de cara a los medios y accionistas, Gerri no será seguramente una víctima mortal de la serie. La vemos más teniendo un rol activo en alguna conspiración. Mortal o no.
Tom Wambsgans
¡Tom! De largo uno de los personajes más sublimes de Succession. Pero, ¿alguien sabe quién es? Es el marido de Shiv, y poco más. Tom se cansa de esperar algo de ella, promesas maritales (como tener hijos) y profesionales (un mejor puesto en Waystar) que nunca se cumplen. Entonces Tom, que de tonto no tiene un pelo, cambia de pareja y empieza a bailar con Logan. El mayor sacrificio de su vida no es con su esposa, es con el patriarca de los Roy, cuando se ofrece como cabeza de turco ante el caso de los abusos sexuales en los cruceros. Y para Logan esa lealtad empresarial es más poderosa que el amor familiar.
Hay en el último capítulo varios detalles que nos hacen pensar que Logan cuenta con Tom en la nueva junta, tras la fusión con GoJo. Ni Roman, ni Shiv, ni Kendall y, por su puesto, tampoco Connor. Será el hijo adoptivo de los Roy quien se lleve el trozo más grande del pastel. Con lo protegido que está ahora, ¿puede pasarle algo malo?
Hemos perdido la cuenta de las veces que Greg ha sido humillado, ridiculizado y menospreciado por los Roy. ¿Cuánto más aguantará?
No podemos imaginar la muerte de Tom. Sería tan demencial como ver a Tyrion Lannister morir en el final de Juego de Tronos, algo tan impopular y doloroso que los guionistas tuvieron a bien evitar. Los bufones cínicos nos gustan. Pero, si nos esforzamos, ¿hay algún buen motivo para matarlo? Sí. Greg. El esclavo que logra hacerse con el poder. Greg, el under dog, el sobrino despreciado, termina gobernando, por su historial impoluto y su falta de vínculo con el antiguo régimen. La muerte de Tom, su cicerón, le coronaría como la mano del rey, el delfín de Logan Roy.
Greg Hirsh
Lo dicho. Greg puede llegar muy lejos si Tom desaparece. Pero ahora toca pensar que no, que Tom continúa respirando y Greg comiendo de su mano. Para esta hipótesis necesitamos darle un giro a la historia de Nerón y Esporo (comentada más arriba, en la muerte de Shiv). En la escena del capítulo 4, Tom es el emperador Nerón y el esclavo Esporo es Greg. Y, ¿cómo termina la historia de Esporo?
Esporo es finalmente obligado a subir al escenario del teatro de Roma para interpretar el mito de Perséfone, violada por Hades, para el goce y disfrute de miles de personas asistentes. El trauma y la vergüenza sumió a Esporo en una profunda depresión. Y terminó quitándose la vida pocos días después.
Hemos perdido la cuenta de las veces que Greg ha sido humillado, ridiculizado y menospreciado por los Roy, quienes deberían acogerlo e instruirlo. ¿Cuánto más aguantará? ¿Mejorará su situación ahora tras su pacto con Tom? Es probable que no. Odiamos decir esto, pero si las cosas continúan así, y Greg sigue vapuleado de esta manera, puede que lo empujen al límite de sus fuerzas.