Comparte
En Familias como la nuestra, actualmente disponible en Movistar Plus+, Thomas Vinterberg plantea un punto de partida tan espeluznante como pausible: ¿Qué pasaría si Dinamarca queda inundada por el agua y hace fallida técnica? ¿Qué sucedería con la gente de allí? Dicho de otra manera, si esto llega a ocurrir ¿qué le sucederá a «familias como la nuestra»? Y es que por mucho que nos diferenciemos con unos daneses a los que nos gusta tener en un pedestal de perfección, lo cierto es que nuestro acomodo europeo compartido nos asemeja a los protagonistas de la serie, quienes prácticamente de un día para otro, pasan de ser privilegiados ciudadanos del primer mundo a desesperados refugiados buscando sobrevivir.
La serie danesa viene firmada por un director ya mítico de esa generación del movimiento Dogma 95, punta de lanza junto a Lars Von Trier, de una revolución estilística, narrativa y formal que supuso todo un boom en el cine independiente europeo. Luego vino la evolución lógica de un director inquieto y ambicioso que, a sus ya entrados cincuenta años ha encontrado reconocimiento mundial con cintas como La Caza o la reciente Otra Ronda, que le valió el Oscar a mejor película de habla no inglesa.
En persona, su mera presencia impone por sí sola, aunque lo que más impresiona es la fuerte autoconciencia discursiva que desprende, diferenciando claramente entre el «Vinterberg persona» y el «Vinterberg cineasta». Este último se toma su tiempo con las respuestas, reflexiona para sí y luego articula una respuesta que fácilmente podrías estar oyendo en una facultad puntera. Del otro Vinterberg, el más cercano, foodie y familiar, permitidme quedarme la experiencia para mí y los pocos afortunados que pudimos disfrutar de su compañía los días que estuvo en Barcelona como invitado del Serielizados Fest. A continuación reproduciomos la entrevista con el «Vinterberg cineasta», creador y director de una de las mejores series del momento, Familias como la nuestra:
Primero de todo, ¡bienvenido al Serielizados Fest! Espero que disfrutes mucho del festival. Thomas Vinterberg
Thomas Vinterberg: Me lo estoy pasando genial. Ha sido realmente maravilloso hasta ahora. Y solo llevamos dos días…
Nosotros estamos muy contentos de haber podido disfrutar en primicia – y en pantalla grande – de ‘Familias como la nuestra’. Viéndola, no puedo evitar preguntarme: ¿crees que nosotros, los europeos, estamos preparados para sobrevivir o enfrentarnos a algo así?
Es una respuesta complicada porque creo que estamos bastante consentidos. Incluso hay un personaje que dice eso en la serie: «estamos acostumbrados a nuestros privilegios». Pero también creo que, porque venimos de países con un alto nivel educativo con un cierto elemento de solidaridad y empatía, algo dentro de nosotros siente el derecho a existir. Y creo que ese sentimiento nos haría afrontar mejor la situación que otros países. Así que sí, creo que nuestro nivel de afrontamiento es bastante fuerte.
Soy bastante optimista respecto a las sociedades occidentales, porque creo que básicamente entraremos en el mundo con un sentimiento de derecho a existir. Y si veis la serie, se entiende. Soy optimista sobre nuestra población. Creo que pasaremos por una gran crisis cuando perdamos todo aquello a lo que estamos acostumbrados. En mi país, por ejemplo, todo nuestro dinero está en nuestras propiedades –supongo que aquí es igual– y, si un país colapsa, las propiedades, en tan solo día, pasan a no valer nada. Eso nos despojaría de todo lo que tenemos y sería un gran shock. Pero sí, creo que hay algo dentro de nosotros tiene la fortaleza suficiente para afrontarlo.
«Sentí que la vida real se me había adelantado».
¿Crees que es inevitable que haya algún tipo de colapso o ajuste de cuentas para la sociedad, ya sea a nivel climático u económico? ¿Sientes que es algo que sucederá de una forma u otra? Thomas Vinterberg
No lo sé. En realidad, ya ha sucedido; tuvimos la pandemia. Comencé a escribir mi guion antes de la pandemia, y la gente pensaba que era un extraño experimento futurista. Luego llegó la pandemia y la guerra en Europa. Varias crisis llegaron muy rápido. Y de repente, la serie pareció oportuna, casi real. Y fue algo aterrador. Sentí que la vida real se me había adelantado. Pero dicho esto, la realidad es que Dinamarca no está a punto de hundirse. Sigue siendo un experimento. No tengo ni idea de si habrá otras crisis, la verdad.
Siento curiosidad por los orígenes del proyecto, ya que esta es tu primera serie de televisión. ¿Siempre te motivó hacerla como serie, o pensaste en una película y luego se acabó convirtiendo en serie?
Siempre fue una serie de televisión. Intenté imaginar por un momento si encajaría como una película, pero siempre quise hacer una serie de televisión. Siempre quise pasar más tiempo con mis actores y mi equipo. Rodar durante un periodo más largo, y dedicarle más tiempo a mis personajes. Es como como convertirse en parte de la vida de la audiencia durante más tiempo. Incluso irte a la cama con ellos (risas). Es algo muy diferente, y siempre he sentido curiosidad por ello. Obviamente, pierdes la experiencia de comunidad de una sala de cine; la experiencia colectiva de sentir shock al mismo tiempo, o reír al mismo tiempo. Pero, por suerte, hay festivales como el vuestro donde eso se puede experimentar.
Eso es algo que realmente queremos trabajar con el festival, porque no todo el mundo está acostumbrado a tener esta experiencia colectiva con las series de televisión, y creo que es uno de los aspectos por los que organizamos un festival así.
Quizás hay un futuro para las series de televisión en el cine. Thomas Vinterberg
Dijiste que siempre querías hacer una serie de televisión. ¿Hubo alguna motivación relacionada con el estado de la televisión danesa actual? Aquí estamos muy acostumbrados a ver series danesas famosas. ¿Había algo ahí que te motivara especialmente?
No era realmente consciente de que la televisión danesa estaba teniendo tanto éxito hasta justo antes de esta entrevista, cuando me lo mencionaste. Ser parte de una moda o una «ola» no es algo súper atractivo para mí. Preferiría destacar, pero no es así como afronto los proyectos. Es más sobre la historia que quiero contar. ¿Está destinada a ser una serie o una película? Creo que es el material el que lo determina. Creo que la moda de hacer series ya pasó. Estamos en declive, y algo más aparecerá. Pero estoy muy orgulloso de que las series danesas estén teniendo tanto éxito, y me alegra verlo, porque muchos de mis colegas ahora trabajan por todo el mundo gracias a las series. Y eso es genial.
¿Te ves haciendo más series en el futuro?
Estoy desarrollando una serie ahora mismo. Con la compañía que hizo The Morning Show. Estamos haciendo The Brothers Lionheart (Los hermanos Corazón de León), que es una gran novela nórdica, y que además era mi Biblia de niño, una de mis novelas preferidas.
«Lo que ha permanecido de Dogma para mí es que me sigue atrayendo el elemento de riesgo, e incluso a veces, el elemento de escándalo».
¿Te sientes cómodo haciendo series, o quieres volver al cine? ¿Cuan diferente es?
Claro que echo de menos el cine. Ahora el cine se siente «corto». Corto y dulce. Antes no era así. Así que será interesante ver cómo será volver a hacer una película. Se me hará corta la experiencia. Debo decir que disfruté mucho de la duración del rodaje de la serie. Fueron 110 días en lugar de 30. Y cuando continúas con algo y te cansas mucho, desaparece tu autocensura. Y entras en un «flujo» creativo muy concreto. Grabas todo lo que se mueve, y estás en tu elemento de alguna manera. Y eso fue muy óptimo creativamente hablando.
Es imposible no pensar en tu primera película y en el Manifiesto del Dogma95. Me pregunto qué queda de aquel Vinterberg ahora que estás haciendo un proyecto como éste. ¿Hay algo de aquella época que aún conserves como director?
El movimiento Dogma95 fue interesante porque queríamos democratizar los medios. Algo que en realidad no sucedió. Hacer cine seguía siendo súper elitista y seguía costando mucho dinero. Así que no creo que tuviéramos éxito en ese momento, en ese sentido. Pero entonces apareció YouTube y todo el mundo podía filmar y colgar cualquier cosa. Y se creó un mundo completamente nuevo, lo cual es fascinante. Creo que lo que ha permanecido de Dogma para mí es que me sigue atrayendo el elemento de riesgo, e incluso a veces, el elemento de escándalo. Familias como la nuestra habría sido más escandalosa hace siete años que ahora. Me ha superado la realidad, y de repente parece más realista. Pero antes había un enorme elemento de riesgo en la serie.
Hablemos precisamente de ese realismo o esa realidad que te supera. ¿Cuál era tu preocupación respecto al realismo y cómo trabajaste con eso? Porque viendo la serie lo que realmente impacta como espectador es lo real que todo parece.
Sí, investigamos mucho y pensamos que cada vez que se sintiera antinatural a la hora de dramatizarlo, lo abandonaríamos, y apostamos por la verdad tanto como pudimos. Por ejemplo, no creamos una enorme ola de agua. O masas de gente alejándose, porque no pensamos que eso pasaría. Creemos que «la pequeña comarca» llamada Dinamarca estaría preparada. Entonces, el agua llega y pensamos: ¿cómo vamos a lidiar con esto políticamente? Habría mucho debate sobre lo que pasaría durante algunos años. Y luego, nos iríamos lentamente.
Y eso es lo que hicimos en la serie. Y luego hablamos con gente del gobierno: ¿qué pasaría con las normas de inmigración?, ¿qué pasaría en Europa? Y decidimos que Europa está cerrando las cortinas. Decimos que las fronteras se están cerrando de Europa, que no es la idea detrás de Europa, pero sólo tienes que mirar unos años atrás en la historia europea, mirar la crisis de los refugiados, por ejemplo. La solidaridad desapareció. Así que aun tenemos algunas cicatrices, aprendemos de esas cicatrices y las exponemos.