Entrevista a David Shore, creador de ‘House’ y ‘The good doctor’
Entrevista a David Shore

David Shore: “Si tengo un buen guion y un director lo estropea, puedo vivir con ello”

El creador de ‘House’ y ‘The good doctor’ pasó por el festival South Series de Cádiz para recibir un premio a su trayectoria y ofrecer una masterclass sobre su manera de trabajar, y cómo fueron los procesos creativos detrás de sus dos series más exitosas.

David Shore, creador de series como 'House' o 'The Good Doctor'.

Es poco habitual que un guionista tenga dos grandes éxitos en menos de una década. Quien ha logrado un fenómeno masivo, después puede tener series que funcionen de manera correcta o que encuentren un nicho de público que les permita sobrevivir, pero rara vez volverá a conocer otro éxito como aquel inicial. David Shore no es uno de esos guionistas. En poco más de diez años, este antiguo abogado encadenó dos series como House y The good doctor que situaron su nombre entre los creadores más conocidos por el gran público, y que le han valido, entre otras cosas, el reconocimiento del South International Series Festival de Cádiz, que le entregó su premio internacional el pasado mes de octubre. David Shore

Entre los actos organizados alrededor de este premio se incluía una masterclass sobre el arte de crear historias para televisión que terminó siendo un repaso por la trayectoria de Shore y por su manera de trabajar, deudora del sistema implantado por las cadenas generalistas en sus series de 22 episodios por temporada, un sistema que permitía a los guionistas más jóvenes aprender el oficio e ir ascendiendo: “Es una trayectoria típica. Cada uno tiene su propio viaje en el audiovisual en Estados Unidos. Están todas estas series que tienen equipos (de guionistas), así que empecé en el nivel más bajo y, durante varios años, fui ascendiendo y aprendiendo en el proceso y de guionistas mejores que yo. Encontré mi voz y, entonces, decidí que quería crear mi propia serie, que fue House”.

“lo único que de verdad importa es tener el enfoque correcto y asegurarte de que tienes a un equipo de guionistas que trabaja para ti […] tu trabajo es asegurarte de que los guiones son todo lo buenos que deberían de ser”

Shore ejercía de showrunner, que es la persona que no solo vigila que el aspecto creativo se mantenga coherente, sino que la producción siga en marcha sin mayores problemas. Es una figura que las industrias de otros países han querido imitar, no siempre con éxito, y que se deriva de ese proceso institucionalizado de desarrollar las series que las plataformas de streaming han eliminado, en gran parte, y por cuya supervivencia fueron los guionistas a la huelga el pasado verano, entre otras razones.

Shore explica que su trabajo consistía en que “yo era el jefe, el guionista jefe, pero en House tenía a una docena de guionistas que trabajaban para mí, y lo mismo en The good doctor. Yo no usaba demasiado la sala de guionistas, la usaba un poco al principio, pero lo habitual es que te reúnas, que hables de los arcos narrativos, que hables de los arcos de los personajes, ideas para historias, y la gente trabaja luego en grupos más pequeños. Todo vuelve a mis lugartenientes y, después, a mí. Hago comentarios y, luego, ellos reescriben y reescriben. Es diferente en cada serie, pero esto te permite hacer veinte buenos episodios al año, que es algo bastante difícil. La visión de una única persona no puede hacer veinte episodios, necesitas ayuda”.

David Shore

David Shore en el South International Series Festival / Fotografía: Germán Mesa.

El guion es lo que importa

En todo ese proceso, Shore afirma que lo que nunca hay que perder de vista es el guion, sobre todo en un trabajo que otros showrunners han comparado a menudo con ser el CEO de una pequeña empresa: “lo único que de verdad importa es tener el enfoque correcto (de la historia) y asegurarte de que tienes a un equipo de guionistas que trabaja para ti, pero tú reescribes y los guías, y les haces comentarios, y tu trabajo es asegurarte de que los guiones son todo lo buenos que deberían de ser”. Y añade que “siendo honesto, si tenemos un buen guion y un director o un actor invitado lo estropea, no es lo ideal, pero puedo vivir con ello. Si tenemos un guion mediocre que un director mejora, me siento fatal. Es la base de todo”.

En ese aspecto, Shore señala que a él, por ejemplo, no le gusta demorar demasiado la acción en las escenas. Sus personajes suelen pisarse cuando hablan y, por ejemplo, cuenta la anécdota de que sus guionistas, al cabo del tiempo, ya son capaces de adelantar la primera nota que suele darles al leer sus guiones: “Escribían una escena y decían, ‘vale, quitemos las primeras dos líneas de la escena y las dos últimas’. La escena empieza aquí; no quiero ver cómo la gente se presenta, no quiero ver a la gente saludando. Quiero llegar a lo principal de la escena”.

«Tuve la suerte de trabajar en ‘Ley y orden’, que era un drama legal y policial, pero también era un misterio y me enseñó la disciplina de contar una historia de misterio»

Sin embargo, Shore también señala que eso es lo que le funciona a él, pero que todo guionista tiene que encontrar su voz, la manera de escribir que tiene sentido para él. Y que en eso, a veces, puede ser importante ir al rodaje y estar abierto a cambiar el guion allí mismo, adaptándolo a la interpretación de un actor o a alguna circunstancia imprevista en el plató.

Es un proceso que los guionistas van aprendiendo sobre la marcha. El propio Shore lo aprendió en los procedimentales en los que trabajó cuando llegó a Hollywood, desde El abogado y Policías de Nueva York al drama legal Leyes de familia o Ley y orden, a la que atribuye buena parte de la estructura sobre la que construyó después House:

“Necesitábamos un buen misterio y ya estaba. Necesitábamos buenos misterios. Tuve la suerte de trabajar en Ley y orden, que era un drama legal y policial. Pero también era un misterio y me enseñó la disciplina de contar una historia de misterio. Pero esa era solo la percha en la que colgábamos nuestras historias, en las que él podría haber sido un profesor o un abogado, pero no sé si habría funcionado tan bien. No sé si habría interesado a la gente tanto como si tienes a un tipo con una yuxtaposición maravillosa en la que parece que le da todo igual, que solo le interesa el enigma, que no le interesa la gente y, aun así, salva vidas”.

David Shore

David Shore en el South International Series Festival. / Fotografía: José María Reyna.

La escuela de ‘Ley y orden’

La carrera de David Shore se ha movido en los confines de la televisión generalista (con la excepción de Sneaky Pete, para Amazon), donde los episodios suelen durar 43 minutos, tienen cuatro cortes para publicidad y lo más habitual es que sean autoconclusivos con, a lo mejor, una trama de fondo que se desarrolla durante toda la temporada. Es el esquema que han seguido sus dos grandes éxitos, House y The good doctor, que también tiene en su centro a dos protagonistas centrales con personalidades muy definidas: uno es un especialista en diagnósticos brillante pero amargado y el otro es un joven autista con síndrome del sabio que se abre camino en la vida y como médico.

Son ficciones que parecían abocadas a la desaparición cuando las plataformas de streaming empezaron a producir sus propias ficciones, mucho más serializadas y de temporadas más cortas, hasta que se comprobó que los títulos que mejor funcionan en sus catálogos son, precisamente, los que provienen de la televisión en abierto, con su fórmula autoconclusiva y su veintena de capítulos por entrega.

«No hay nada más difícil que sorprender a una audiencia que espera que la sorprendan”

“Siempre va a haber un sitio para narraciones largas, ya sean diez episodios o veinte, de 45 minutos, una hora o 37 minutos”, apunta Shore: “Siempre va a haber un sitio para algo más que encender tu teléfono y mirar a la pantalla durante dos minutos. Siempre va a haber un sitio para gente que quiere vivir con un personaje durante cierto periodo de tiempo”, y reivindica a las series como Ley y orden y sus spin-off que resisten durante más de una década (y dos) en emisión porque los espectadores quieren seguir viendo a esos personajes. “No hay nada malo con las fórmulas ni con averiguar cómo se hace algo”, afirma, y añade que “de vez en cuando, la rompíamos para sorprende a la gente, porque no hay nada más difícil que sorprender a una audiencia que espera que la sorprendan”.

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