'Solo Asesinatos en el Edificio': crítica de la primera serie de Steve Martin
Solo Asesinatos en el Edificio

Compartiendo podcast en el ascensor

El extraño trío formado por Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez se lo pasa de lo lindo resolviendo asesinatos y mofándose del boom de los podcasts True Crime en esta entretenida e ingeniosa comedia que funciona a varios niveles.

Selena Gomez, Martin Short y Steve Martin aterrados y emocionados ante la posibilidad de resolver un caso.

Algo se cuece en el inmenso edificio Arconia de Nueva York. Se trata de un edificio ficticio, inspirado en esas exclusivas residencias del Upper West Side de Manhattan, que abarcan toda una manzana y albergan centenares de vecinos.

Allí viven los tres protagonistas de Solo Asesinatos en el EdificioTres vecinos sin apenas trato que, a partir de un asesinato en el Arconia, descubren algo que los unirá fuertemente: la obsesión por los podcasts sobre crímenes reales.

Solo Asesinatos en el Edificio es la nueva serie de Disney+ a través de STAR. Co-creada, protagonizada y escrita por Steve Martin, supone la primera serie del actor y guionista de pelo blanco más famoso –con permiso de Leslie Nielsen–. Un nombre clásico que ha firmado recordadas comedias como Un loco anda suelto, Cliente muerto no paga, Bowfinger, El padre de la novia o Tres Amigos, entre muchas otras.

En la última década, Martin ha estado bastante alejado de la primera línea pero con Solo Asesinatos en el Edificio demuestra que, si más no, uno debe tomarse el inevitable ostracismo temporal de una carrera en el show business con ironía, aplomo y una pizca de reinvención. Charles, su personaje en Solo Asesinatos en el Edificio bebe mucho de ahí: se trata de un actor de éxito en una serie policial de los 90 que vive ahora de forma solitaria y amarga, lleno de traumas emocionales y prejuicios hacia sus vecinos.

Tenemos una dinámica que se retroalimenta entre lo que está dentro de la serie y lo que está fuera. Y asimismo aporta otra capa a un relato que funciona como algo más que un simple pasatiempo veraniego.

Lo mismo se podría decir del otro protagonista masculino de la miniserie: Martin Short. El actor canadiense es otro rostro mítico de las comedias hollywoodienses de los ochenta y noventa. Y también ha sufrido las idas y venidas del negocio. Short ha sabido navegar estos últimos años a base de cameos aquí y allá, personajes invitados de calidad –tremendo su papel en la reciente The Morning Showy algún que otro sonado fracaso, como el programa de variedades que creó junto a Maya Rudolph, hace ya un lustro. Su papel en Solo Asesinatos en el Edificio es el de Oliver, un director teatral egocéntrico y venido a menos que le viene como anillo al dedo y que el actor aprovecha al máximo en su beneficio.

Martin Short y Steve Martin han compartido ya mil batallas. Son una pareja cómica establecida y contrastada. De hecho, en los últimos años han realizado giras juntos como dúo cómico/musical.  Sin embargo, en esta nueva empresa les acompaña una tercera protagonista de lo más inusual: Selena Gomez. Su curiosa presencia junto a ellos dos, de entrada, bien puede parecer el primer misterio de la serie a resolver.

Desde el 31 de agosto, ‘Solo Asesinatos en el Edificio’ está disponible en Disney+ con un episodio semanal.

La actriz de la factoría Disney ejerce pues de pieza millennial entre tanto boomer. Un elemento díscolo y extravagante al lado de Steve Martin y Martin Short pero que, sin embargo, y en la línea de lo que apuntábamos, tiene todo el sentido del mundo.

Pese a no llegar aún a la treintena, la carrera de Selena Gomez ha sido de lo más dilatada y ha pasado por todo. Más aún en la era del contenido constante y el escrutinio demencial de las redes. Su papel en Spring Breakers (2012) aventuraba un cambio de rumbo en su carrera post-Disney. Pero a lo largo de esta última década se ha prodigado más en su faceta musical que interpretativa. En la serie interpreta a Mabel, una joven estancada en el pasado que se encuentra redecorando el apartamento de su tía.

¿Es un deseo genuino? O una consecuencia enfermiza de una afición con la que ocupan las horas de sus aburridas y desocupadas vidas?

Quizás en Solo Asesinatos en el Edificio la pasión por los podcast y resolver una muerte misteriosa sea lo que une al trío protagonista. Pero fuera de la ficción, puede que el denominador común entre los tres, sea ese «callo» que acumulan en sus carreras llenas de altibajos profesionales y emocionales.

Pues en sus personajes –y en la serie en general– los tres intérpretes transmiten cierta áurea cuyo amplio espectro va de la melancolía propia de quien ya no encuentra motivación en su vida al entusiasmo que surge cuando se encuentra algo con lo que reengancharse a la vida. Mezclado ello con demostradas ganas de reivindicación y reconocimiento –sobre todo en el caso de Martin Short– tenemos una dinámica que, sin duda, se retroalimenta entre lo que está dentro de la serie y lo que está fuera. Y asimismo aporta otra capa a un relato que, gracias a ello, funciona como algo más que un simple pasatiempo veraniego.

Solo podcasters en el edificio

Así pues, este extraño equipo de vecinos, sin apenas trato previo, se alía a partir de que otro residente del edificio, Tim Kono, sea encontrado muerto en su apartamento. La policía lo cataloga rápidamente como un suicidio pero hay algo que no encaja y perturba a cada uno de ellos. El suicidio coincide con una alarma de incendios que evacúa a los residentes. Y es, tras eso, cuando los tres vecinos desconocidos descubren que están enganchados al último podcast True Crime de éxito.

Martin Short aprovecha al máximo cada uno de los minutos de su personaje en ‘Solo Asesinatos en el Edificio’.

Y como buenos fans del género True Crime no pueden evitar darle vueltas al crimen que han vivido. Les es imposible no pensar que hay algo más detrás de la verdad oficial. ¿Es un deseo genuino? O una consecuencia enfermiza de una afición con la que ocupan las horas de sus aburridas y desocupadas vidas? Esta es una fina línea que comparten, por ejemplo, con los protagonistas de ese clásico neoyorquino de Woody Allen, Misterioso asesinato en Manhattan (1993). De hecho, se podría argumentar que la serie actualiza, en cierto modo, el planteamiento filosófico de esa película.

Aún así, tal cuestión existencial no les impide zambullirse en el misterio y empezar a crear, micrófono en mano, su propio podcast. Titulado, por cierto, como la serie. De este modo, con Solo Asesinatos en el Edificio, Charles, Oscar y Mabel buscan la respuesta a la pregunta ¿Quién mató a Tim Kono?

De esta manera, Solo Asesinatos en el Edificio aúna en su sino varios temas que consigue tocar de forma efectiva. Por una lado la serie avanza como un tiro gracias a sus giros de guion, los cameos de calidad –desde Tina Fey al cantante Sting, pasando por el siempre fantástico Nathan Lane o la maravillosa Amy Ryan (The Office)– y a la química interpretativa que muestran los tres protagonistas.

Las relaciones entre el triángulo protagonista ensalzan una línea melancólica y existencial en la que se contrasta el paso del tiempo con los deseos personales

Por otro, es una estupenda reflexión satírica sobre el impacto actual (mediático, económico y social) del fenómeno podcast. Este hecho, como punto de partida formal –hasta de excusa iniciática– permite a Steve Martin y al co-creador John Hoffman (Looking) jugar con los referentes del género y hacerse suyos los mecanismos del True Crime para mantenernos enganchados y con interés en la trama, además de lanzarnos «pullitas» con ironía y cierta clase.

El personaje de Mabel (Serena Gomez) y su relación con el muerto serán una de las claves de la investigación.

Pero, por encima de todo, Solo Asesinatos en el Edificio se eleva en el apartado emocional. Las relaciones entre el triángulo protagonista ensalzan esa línea melancólica y existencial en la que se contrasta el paso del tiempo con los deseos personales; aferrarse a un cierto pasado y aterrarse ante el futuro inminente.

Ahí radica la grandeza reivindicativa de una serie en la que tanto Steve Martin, como Martin Short, como Selena Gomez salen mejor de cómo entraron. Eso sí, no por todo ello, Solo Asesinatos en el Edificio renuncia a la comedia. Ni mucho menos. Pues en sus capítulos de treinta minutos se guarda más de un chiste dialéctico –típico del sello Steve Martin–, todo tipo de referencias culturales y alguna que otra mueca, marca de la casa, de Martin Short. Incluso tiene tiempo de lucirse con un episodio –el séptimo– que experimenta con la narración desde el silencio.

En definitiva, y a falta de ver los dos capítulos finales –a la prensa nos han facilitado ocho de diez episodios–, la vuelta al ruedo de Steve Martin y compañía se salda con un balance más que positivo. Eso es gracias a su capacidad para unir entretenimiento, comedia, misterio y reflexión ácida. Y a regalarnos una plácida distracción para las últimas semanas del verano y las primeras del otoño.

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